El único registro oficial de espectáculos de The Beatles se lanzó siete años después de la disolución de la banda, fue poco satisfactorio, y no se incluyó en la reedición reprocesada de su obra lanzada en 2009. La causa fue la misma que llevó al grupo a dedicarse sólo al trabajo en estudio desde 1966: sus actuaciones en vivo se desarrollaban sobre un fondo constante de alaridos que impedía una grabación aceptable, e incluso que los músicos se oyeran sobre el escenario.

En 1977, sin embargo, la empresa Capitol retomó grabaciones realizadas en 1964 y 1965 en el Hollywood Bowl californiano, para un proyecto de disco en vivo descartado por las razones antedichas. El ingeniero de sonido George Martin hizo lo que pudo, pero el resultado se valoró más como documento que en términos musicales. Ahora el hijo de Martin, Giles, dispuso de un registro de audio mejor, que se había conservado en Estados Unidos, y de herramientas mucho más refinadas para lograr que Live at The Hollywood Bowl, editado el viernes 9 como complemento del documental Eight Days a Week: The Touring Years, de Ron Howard, sea una experiencia auditiva más disfrutable. Permite percibir, además de la excitación desenfrenada del público, que los artistas se las arreglaban para ofrecer un desempeño inesperado, en términos de calidad y de coordinación, en ese ambiente enloquecedor. Además, contiene cuatro canciones no incluidas en 1977.