“Un cambio de época. Ante el predominio del mercado, trabajamos por la vigencia de la utopía”, decía una de las primeras diapositivas mostradas ayer de noche en la mesa redonda convocada por el Instituto Humano Cristiano Juan Pablo Terra, en el Salón de Actos de Acción Sindical Uruguaya. El tema sobre el que giró la mesa fue “Renovación de la agenda política. Una mirada de izquierda cristiana”.

El puntapié inicial de la charla lo dio Horacio Ottonelli, presidente del Instituto, quien afirmó que la dimensión “imprescindible” de la utopía como una proyección “trascendente” le da sentido “a lo que hacemos y vivimos”, y subrayó que no sólo se trata de un horizonte final, sino también de una serie de “prácticas y compromisos” germinales de carácter “alternativo” que empiezan a prefigurar la utopía final.

Además, Ottonelli destacó que “las transformaciones vividas en nuestro país” desde la asunción del Frente Amplio (FA) en 2005 han “generado un conjunto de cambios que han mejorado de forma significativa la vida de los uruguayos”, y ejemplificó con el rescate de “miles de familias de la indigencia y la pobreza”. No obstante, señaló que reconoce las “limitaciones y errores” del gobierno, ya que no sufre “ni de esquizofrenia ni de miopía”. A continuación, Ottonelli subrayó que en dos años Uruguay se va a enfrentar a un dilema: confirmar al FA en el gobierno o “cambiar de rumbo”, y en ese sentido, “los partidos tradicionales y la derecha empiezan a sentirse confiados en que pueden tener la chance de recuperar el gobierno y reorientar las políticas hacia otros objetivos”. Por lo tanto, a su juicio, el FA tiene el desafío de “hacer una revisión para volver a recuperar el vínculo con la sociedad” y “romper con el desapego de algunos uruguayos de la política”.

“Lamentablemente, hoy hay muchos sectores y personas que están más preocupados por mantener la hegemonía y el control del poder que por asegurar la calidad de las políticas de gobierno, y eso es un error catastrófico. Nosotros entendemos que la renovación política es mucho más que un problema generacional y de nombres, es un tema de renovación ideológica y programática”, indicó Ottonelli. También destacó que desde su espacio pueden aportar mediante su identidad: la de sentirse personas “de inspiración cristiana, humanista y comprometidas con la transformación del país”. El término “cristiano”, aclaró, lo usan en el sentido “antropológico”, según el cual la fe “es un conjunto de principios y valores para lograr vivir y desarrollarse”.

Al final, acompañado por las diapositivas, Ottonelli destacó que 2017 es un año para “sembrar y ampliar vínculos”, y “promover una corriente de izquierda cristiana, comunitaria y democrática comprometida con los esfuerzos de renovación y actualización del FA”.

Luego le tocó el turno al periodista y ensayista Fernando Butazzoni, quien subrayó un “progresivo divorcio” entre el FA y los generadores de “espacios culturales”, y dijo que hoy hay “poco margen para la reflexión teórica y el debate de ideas, que genera la dispersión y el extremo aislamiento o la soledad de muchos actores culturales”. Además, el periodista dijo que “hay que reflexionar con rigor y seriedad” sobre los temas culturales, porque dan mucho para “la milonga y la sanata”, algo que les ha hecho “mucho mal a la cultura y a las políticas culturales en Uruguay”.

Por otro lado, Cynthia Pérez, responsable de voluntariado de la Intendencia de Montevideo y ex directora de Un Techo para mi País, dijo que cuando se habla de renovación hay que pensar en cómo integrar otras organizaciones que expresan acciones de izquierda pero no tienen lugar en la política. Luego subrayó que en Un techo para mi país se encontraban jóvenes de todas las orientaciones políticas y sectores socioeconómicos que trabajaban “codo a codo” para “construir algo concreto para el otro”, lo que demostraba que “la acción en sí promueve la reflexión”

Por último, el presidente del PITC-CNT, Fernando Pereira, señaló la “enorme desconfianza” que tienen los militantes de izquierda “de todo lo que se mueva”, y que le da la impresión de que tienen “pereza de salir de la zona de confort”. Al final, indicó que “estar en el gobierno no puede ser nuestro único sueño”, y subrayó que “en Uruguay hay un primer mundo donde la gente accede a todo; y hay una parte que se parece mucho a África y que no queremos ver”.