“No vamos a colaborar con este circo”, dijo un dirigente del Frente Amplio (FA) al explicar que no se organizaría una conferencia de prensa una vez que el vicepresidente, Raúl Sendic, saliera de la sede partidaria luego de comparecer, ayer, ante el Tribunal de Conducta Política (TCP). La información de la convocatoria se filtró ayer de tarde, y eso molestó a las autoridades del FA, que llegaron a sugerir un cambio de fecha. Pero Sendic hizo caso omiso a las recomendaciones y enfrentó una rueda de prensa en la calle. De hecho, al ser consultado sobre si se había arrepentido de algo, admitió: “Uno de los elementos que creo que fue un error fue haber mantenido el silencio durante todo el año pasado”. El vicepresidente también comentó que concurrió al TCP por su propia iniciativa, tras un diálogo que tuvo hace dos semanas con el presidente del FA, Javier Miranda. Según dijo, en el encuentro se habló sobre la gestión de ANCAP, que él presidió entre 2008 y 2009 y entre 2010 y 2013, sobre la comisión investigadora del Senado que indagó acerca del ente, sobre las posteriores denuncias que los partidos políticos de la oposición hicieron ante la Justicia, y sobre el uso de las tarjetas corporativas en la empresa pública. En cambio, no se habló del inexistente título de Licenciatura en Genética Humana que el jerarca ostentaba. El vicepresidente dijo que hizo una exposición inicial y luego contestó las preguntas de los integrantes del TCP, y especificó que no recibió ningún tipo de “devolución” de ellos, aunque el intercambio fue “reservado”.

Sugerencias periodísticas

Tras asegurar que ha sido víctima de una campaña “muy intensa y feroz”, Sendic dijo que “no hay antecedentes en la política uruguaya de que haya habido un ensañamiento como en mi caso”. Luego cuestionó el libro publicado recientemente por las periodistas Patricia Madrid y Viviana Ruggiero (Raúl Sendic: el hijo pródigo) porque, dijo, contiene “una sarta de falsedades y medias verdades y sospechas sin ningún fundamento real, pero que ensucian”. El vicepresidente no descartó llevar este tema a la órbita judicial: “Lo estamos analizando con los abogados. Las autoras del libro van a tener que ir a la Justicia a probar toda esa serie de falsedades y sospechas que lanzan en el libro”, dijo.

De inmediato, cuestionó la labor de algunos periodistas y dijo que cuando publican algo deben demostrar que existió algún tipo de delito: “El que tiene que demostrar es el que escribió. Es fácil llenar un libro de sospechas, preguntas, falsedades y medias verdades. El periodismo tiene que reflexionar acerca de qué tipo de seriedad le va a aplicar a la función periodística, porque le están haciendo un daño enorme a la democracia cuando se encara un tema de esta manera”. Pero no sólo la democracia sale dañada, en opinión del vicepresidente, sino también “muchas personas que estamos haciendo política sin enriquecernos y sin corrupción”. A continuación invitó a los periodistas que lo estaban entrevistando a investigar “dónde, verdaderamente, ha habido corrupción”, y como ejemplo puso a los ex diputados suplentes Antonio Zoulamian (Partido Nacional), denunciado por librar cheques sin fondo, y Francisco Sanabria (Partido Colorado), procesado por lavado de activos, apropiación indebida y también por librar cheques sin fondo. Luego aseguró: “Mi gobierno no tiene elementos de corrupción”.

También evitó especificar las compras que hizo con su tarjeta corporativa de ANCAP, pero dijo: “Los gastos que hicimos, absolutamente todos, estuvieron dentro del reglamento que nosotros hicimos”. Aseguró que hay tarjetas corporativas de ANCAP desde 2000, aunque “recién en 2011 propuse un reglamento, porque entendí que era necesario regularizarlas. Y les puedo asegurar que todas las compras tuvieron una justificación con la función que debíamos cumplir”. No se fue sin antes señalar que el presidente del Directorio del Partido Nacional, el senador Luis Alberto Heber, gastó 220.000 dólares “entre viáticos y viajes” en los últimos años como parlamentario. “¿Han averiguado en qué gastó en los viajes?”, le preguntó a la prensa.

Cuando el vicepresidente se iba, un transeúnte le gritó: “¡Sacaste el título de mentiroso! ¡Tenés que renunciar, Raúl!”.