El sábado se celebró el Día de la Trabajadora Doméstica, que se acordó en el primer convenio colectivo del sector, hace ya nueve años. Además, en noviembre se cumplirá una década de la Ley 18.065, que regula el trabajo doméstico y establece, entre otras cosas, la limitación de la jornada laboral en un máximo legal de ocho horas diarias y de 44 horas semanales. Sin embargo, todavía queda “muchísimo” camino que recorrer para que se cumplan los derechos de las trabajadoras domésticas, señaló a la diaria Laura Rivero, presidenta del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD).

Según el Banco de Previsión Social (BPS), en Uruguay hay más de 74.000 personas registradas que trabajan en el servicio doméstico –en 2004 había menos de 40.000–, de un total de más de 100.000. Por lo tanto, cerca de 26.000 trabajan en negro. Sin embargo, Rivero indicó que las empleadas que se desempeñan informalmente pueden ser “muchas más”, ya que el relevamiento se realizó por teléfono, y “si llaman a una casa y tienen alguna trabajadora en negro, no te lo van a decir”. “Incluso el patrón le dice [a la empleada] que si llaman y preguntan, no diga que es trabajadora doméstica, sino parte de la familia. Eso lo han contado muchas trabajadoras domésticas”, aseguró la dirigente.

Además, señaló que dentro del trabajo informal hay “mucha diferencia” entre Montevideo y el interior, donde “se ven casos de esclavitud del trabajo doméstico”. Ejemplificó con el caso de una mujer de la zona rural de Cerro Largo que llegó a la ciudad con la promesa de un trabajo remunerado. No tenía dónde vivir, así que le ofrecieron casa y comida, pero “nunca le pagaron el sueldo”. Estuvo tres años trabajando en esas condiciones, hasta que el sindicato se movió con abogados en el Ministerio de Trabajo. “Pero la patrona se enteró, y la compañera nos dijo que no quería perder el trabajo. La patrona la amenazó, pero le empezó a pagar, porque si iba a juicio le podía sacar muchísima plata, entonces, decidió darle un sueldo”, contó Rivero y agregó que en el interior incluso “hay funcionarios del BPS que tienen trabajadoras en negro, y deberían dar el ejemplo”. Pero el gran tema no es solamente el trabajo en negro, ya que, según la presidenta del SUTD, los derechos de las trabajadoras domésticas registradas se cumplen “hasta ahí nomás”. Por ejemplo, señaló que “hay muchos empleadores” que no les dan el día libre que les corresponde por el Día de la Trabajadora Doméstica. Pero, además, Rivero subrayó que muchas veces la trabajadora tampoco lo reclama, por eso el sindicato también tiene un largo camino que recorrer para concientizar a cada una de las empleadas domésticas para que luchen por sus derechos.

“El problema es que hay mucho miedo de la trabajadora que reclama por sus derechos. Muchas veces han venido compañeras a las reuniones y piden que no saquemos fotos, porque si las ven, las pueden echar. Todavía está eso de que si te sindicalizás, te echan”, indicó la dirigente. Agregó que también existen casos de trabajo subdeclarado, de empleadas que están registradas por cuatro horas diarias, “porque el empleador les dice que no les puede pagar más”, pero trabajan ocho. Más allá de eso, señaló que “en muchos casos los empleadores cumplen y respetan los derechos de las trabajadoras”. Por último, los números oficiales del BPS muestran que en 2004 la remuneración promedio en los Consejos de Salarios del sector doméstico era de menos de 2.000 pesos, y hoy el salario mínimo nominal es de 15.611 pesos. Rivero no tiene dudas de la evolución del salario de las empleadas domésticas, pero consideró que debería mejorarse. “Si te ponés a pensar en que trabajamos ocho horas –44 semanales–, y estamos ganando 12.500 pesos en la mano... Eso para una madre soltera que tiene hijos a cargo y además tiene que pagar un alquiler, no es nada. Por eso vamos a seguir luchando”, finalizó la presidenta del SUTD.