Espacio hay, lo que falta es la apertura. Esa es la conclusión de la Red de Apoyo al Migrante, que ayer organizó su encuentro anual –el séptimo–, en el que se hizo hincapié en la oportunidad que significa para el país la llegada de extranjeros. “Entendemos que es un factor muy importante para el desarrollo del país”, dijo a la diaria Rinche Roodenburg, presidenta de la organización no gubernamental Idas y Vueltas, que integra el colectivo convocante y que ejerció como vocera designada para transmitir el mensaje.

Hay una ley –la 18.250– que reconoce la plenitud de los derechos de las personas migrantes en pie de igualdad con cualquier persona con ciudadanía uruguaya: el derecho a la migración, a la reunificación familiar, al acceso a la Justicia, a la salud, al trabajo, a la seguridad social, a la vivienda y a la educación. Sin embargo, Roodenburg denuncia que en la práctica existen ciertas “trabas dirigidas” que contradicen la legislación.

Las trabas son distintas según el origen de la persona que migra y su nivel de formación. Los provenientes de países con mayor desarrollo se encuentran, por ejemplo, con dificultades en sus reválidas de títulos. En la lectura de la declaración de la Red, se estableció además que “la falta de información, los obstáculos burocráticos y las demoras en años para revalidar y acreditar sus conocimientos hacen que el inmigrante no siempre pueda aplicarlos”. “Muchas veces son carreras que no conocemos, nuevas en el mundo y que no están desarrolladas todavía acá, entonces hay que buscar soluciones creativas para darles el valor que tienen”, explicó Roodenburg.

Otros se encuentran con que necesitan visa para entrar, un requisito que la Red pelea para que se elimine. “No entendemos todavía cómo Uruguay hace una distinción entre países de primera y de segunda en la exigencia de visa”, dijo la holandesa.

Para quienes provienen de países con menores recursos las complicaciones son mayores, sobre todo si tienen familia constituida. “Conseguir un trabajo de inmediato es difícil, y además está el cuidado de los niños si sus salarios no son muy altos. Es complejo, porque no cuentan con las redes que alguien de acá puede tener”, afirmó Roodenburg. Según la declaración del colectivo, el tiempo de espera –de cuatro meses– para sacar la cédula de identidad –un trámite “imprescindible” para “desarrollar su vida adecuadamente”– es “demasiado largo”. Con respecto a los cuidados, la Red denunció que las carencias hacen que “algunos padres inmigrantes se vean obligados a enviar a sus niños nacidos en Uruguay con sus familiares en su país de origen, con las consecuencias que genera el desapego de sus padres”. Por eso, se reclamó “una “profunda y rápida intervención del Estado”.

La Red también se expidió contra las soluciones de vivienda que ha otorgado el gobierno en respuesta a los reclamos realizados. “Nuestros ‘nuevos vecinos’ no deben estar alojados en refugios nocturnos del Mides [Ministerio de Desarrollo Social], por lo que se necesitan distintas respuestas para las distintas situaciones: familias de inmigrantes, inmigrantes solos y refugiados”, sostiene la declaración, que propone “pensar en el pago de piezas alquiladas para estas circunstancias u otra alternativa que garantice la necesidad de acogida”.

La Red tiene la percepción de que existe xenofobia entre los uruguayos. “Muchos piensan que en Uruguay todo el mundo es recibido con los brazos abiertos, pero no es verdad”, sostuvo Roodenburg, quien afirmó que el desafío más grande en la actualidad es “que los uruguayos entiendan que es bueno para su país que vengan migrantes”.