En una nueva jornada del ciclo de charlas Día del Futuro se discutió ayer, en la sede del Banco Central del Uruguay (BCU), “El futuro del dinero y el sistema financiero”. Mario Bergara, presidente del BCU, aseguró durante su intervención que “los procesos tecnológicos son tan dinámicos que las políticas públicas deben tener una gran capacidad de adaptación. Un caso claro del impacto de la dinámica tecnológica son las demandas sobre el sistema de formación de capital humano. Si el mundo va a estar cambiando cada cinco, ocho o diez años, las capacidades que se van a necesitar son diferentes”. Según Bergara, los bancos centrales, como agentes que administran el dinero y regulan el sistema financiero, no son ajenos a lo que está pasando. Como ejemplo mencionó a Satoshi Nakamoto, la persona –o el grupo de personas– que creó, en 2009, el protocolo para la generación de la criptomoneda conocida como bitcoin. “No sabemos si es un hombre o una mujer, si es japonés o australiano, y no importa: eso es parte de la gracia de este asunto. En los 90 hubo intentos de hacer cosas como la bitcoin que naufragaron o quedaron en suspenso. Hoy ya hay un montón de criptomonedas; tienen la característica de que no las emite ninguna institución. La dinámica de su valor ha sido una montaña rusa y no es fácil de explicar. Con el diario del lunes, la evolución del dólar más o menos se puede entender, pero no es así en el caso de la bitcoin”. Bergara explicó que la fluctuación del valor de la bitcoin, que pasó de 600 dólares a 5.000, produce inflación y deflación en muy poco tiempo. Además, la falta de fiscalización permite que esa moneda sea usada para actividades delictivas. “La lógica libertaria, [que postula] que la sociedad no tiene que ser gobernada por ciertas reglas, permite que estas tecnologías sean usadas con fines non sanctos”, dijo. Una de las claves para entender estos procesos es el blockchain, una gran base de datos descentralizada que sirve de sustento a las monedas encriptadas. “Es una tecnología que está siendo usada para muchas cosas de manera eficiente, ayudando a la seguridad y abaratando costos para otros procesos del sistema financiero”, afirmó Bergara.

Por otro lado, el jerarca dijo que se está dando un proceso paralelo al de las criptomonedas, que es el pasaje del dinero físico a los medios electrónicos. “Ya empieza a haber moneda digital”, sostuvo. No se trata de transferencias desde celulares, sino de que el celular funcione con billetes emitidos por el BCU. Bergara aseguró que, “a la corta o a la larga”, se va a ir imponiendo. “En Uruguay estamos a la vanguardia y, en muy poco tiempo, vamos a lanzar una prueba piloto para un número limitado de personas, para empezar a hacer funcionar estos billetes”. Las plataformas electrónicas, las fintech, también están empezando a pesar en el sistema. Para el presidente del BCU no se modifican los negocios, sino el soporte, “lo que induce un cambio de los modelos”.

“La historia del sistema bancario es la historia de la adaptación, y este proceso no tiene que ser diferente. Los bancos tradicionales ya los están adoptando”, aseguró. Otra cosa que no cambia son los principios regulatorios. “El regulador tiene una razón de ser conceptual, que consiste en defender los intereses de los agentes no sofisticados del sistema, además de proteger el funcionamiento sistémico”.

Incluidos

Bergara sostuvo que a partir de la implementación de la Ley de Inclusión Financiera el pago electrónico pasó de 8% a 30% del total. No se trata sólo de pago mediante tarjetas de débito, sino también de transferencias bancarias y uso de internet. “Eso implicó mucho pragmatismo y negociación por parte del gobierno. Hubo que bajar aranceles, hacer gratuitas cosas que antes los bancos cobraban, y bajar los costos de las transferencias, que antes eran prohibitivas”, afirmó. Esto fue acompañado por un cambio tecnológico: se pasó de 10.000 POS a 52.000. El cambio cultural también fue mencionado por Bergara. Dijo que antes una persona iba al supermercado y sacaba plata del cajero para pagar la compra, sin saber que se podía hacer en forma directa con el plástico.

Florencia López, asesora del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), habló sobre los avances de la bancarización. Aseguró que se generaron 450.000 instrumentos de dinero electrónico, aunque eso no quiere decir que haya la misma cantidad de clientes nuevos. En el Banco República se generaron 200.000 nuevos instrumentos. En tres años se multiplicó por 14 el uso de tarjetas de débito. También mencionó como un beneficio la creación de nuevos emisores de dinero electrónico, “no sólo para los medios de pago, sino también para el ahorro, las inversiones y el crédito”.

Juan Pedro Cantera, superintendente de Servicios Financieros del BCU, aseguró que con las nuevas tecnologías no se “crean productos nuevos”, sino que se producen cambios en la intermediación. Dijo que hay que prestar atención a los riesgos implícitos como, por ejemplo, el cuidado de la privacidad de los clientes; la ventaja, por otro lado, es la gran trazabilidad que obtiene el supervisor financiero. El funcionario aseguró que “los nuevos clientes” no quieren que se requiera su presencia en las instituciones, así que es necesario desarrollar plataformas virtuales, lo que supone beneficios y riesgos. Una de las ventajas es la reducción de costos, debido a que disminuye el manejo de efectivo y se necesitan menos dependencias; los riesgos, por otra parte, incrementan la necesidad de proteger al consumidor.

Sebastián Olivera, presidente de la Cámara Uruguaya de Fintech, dijo que las fintech comprenden los avances de la tecnología que mejoran los servicios financieros. Aseguró que una de sus ventajas es sacar empleos de la informalidad. “La premisa es el valor del tiempo de las personas y la calidad de vida a futuro. Lo que se propone es el acceso universal a los servicios financieros. Una de las implicancias es la educación financiera: entregar información de calidad para que las personas puedan tomar decisiones sobre su vida”.