El partido empezó lindísimo, con buenas jugadas. Ambos equipos miraban el arco de enfrente, pero era Cerro el que atacaba más, mediante jugadas muy precisas y asociadas, como aquella del minuto 6 en la que llegaron Christian Núñez, Leandro Paiva, Jonathan Barboza, Maureen Franco y otra vez Barboza, que cedió el balón para que Santiago Ciganda terminara la jugada, aunque finalmente Lucas Hernández limpió al córner.

A los 18 minutos, Fabricio Tito Formiliano anotó la apertura para Peñarol en la primera llegada profunda del equipo de Ramos. Lucas Hernández había generado el tiro de esquina y Formiliano se anticipó a su marca y debió agacharse para derrotar a Irrazábal con su cabezazo de pique al suelo.

Cerro no se desarmó y siguió tocando bien la pelota, con llegada al área de Kevin Dawson. Con un gran zurdazo desde afuera del área, Maureen Franco estuvo muy cerquita de anotar el empate apenas cuatro minutos después del gol de Formiliano. Hubo mucha conexión ofensiva de Cerro en la primera mitad del tiempo: cuando pasaban la mitad de la cancha con el control de la pelota, ocho camisetas albicelestes se acercaban al área de Dawson.

El primer tiempo fue dinámico. Hubo muchísimas jugadas, como aquella preparada en el tiro libre para Franco que no tuvo buen final y que generó un magnífico contragolpe armado por Maxi Rodríguez, que de derecha a izquierda, de Agustín Canobbio a Giovanni González, terminó en un casi gol. Pero si hablamos de “casi gol”, no hubo ninguno como el que le quedó a Aníbal Hernández, cuando quedó solo frente a Dawson como consecuencia de un rebote entre defensas de Peñarol. Si esa pelota hubiera terminado en las redes, habría cambiado por completo el partido, pero el 10 la pifió por completo. Aun así le quedó a Franco, que intentó definir sin éxito con un globito frente al arquero de Peñarol.

A excepción del resultado –pero justo mirá qué excepción–, para Cerro el primer tiempo fue casi todo lo bueno que podía esperar de la ejecución del juego en campo contrario, del cuidado de la pelota, del buen tratamiento buscado. Le escribí a un amigo de Cerro: “BarCERROna”, y en el entretiempo me contestó: “De Guayaquil”. Tenía razón.

Peñarol, que siempre extraña muchísimo la jerarquía de Cristian Cebolla Rodríguez (mañana enfrentará con la selección a República Checa en China), casi no pudo controlar la pelota ni generar buenas jugadas, y se sostuvo en la acción impecable de Dawson y en el aplomo defensivo de varios de sus jugadores. Gabriel Toro Fernández, la sorpresa de la alineación que brindó Ramos, casi no tuvo posibilidades de juego por las bandas y quedó muy solo y aislado.

No hay dos sin tres

Daba para esperar un gran segundo tiempo,con Cerro buscando ese merecido empate y Peñarol buscando la línea de juego que no encontraba, aunque sí había encontrado el gol que le garantizaba la búsqueda. Pero no. Iban escasos cinco minutos del segundo tiempo cuando Peñarol hizo el segundo gol. Fue otra vez por arriba y de pelota quieta. Un gran centro de Chiche Mathías Corujo llegó a la cabeza del Toro, que cabeceó fuerte y esquinado.

Minutos después, una gran jugada colectiva del equipo de Ramos permitió una combinación entre González y Canobbio, hijos, respectivamente, de Juan y Osvaldo, que alguna vez combinaron así pero en Nacional, y el cabezazo de Canobbio fue a morir a las redes para marcar un 3-0 absolutamente impensado. Otra vez de cabeza, aunque este gol fue producto de una bellísima jugada de presión, velocidad y oportunidad.

Es difícil de explicar cómo, habiendo atacado tanto Cerro, en algunas jugadas con acierto, había una diferencia de tres goles a favor de Peñarol. Esas cosas sólo se explican con goles. Aunque el equipo de Fernando Petete Correa siguió atacando y ambos equipos se quedaron con diez jugadores –fue expulsado Juan Izquierdo en Cerro, por doble amarilla, y el sanducero Walter Gargano debió salir del campo por un problema en la rodilla derecha cuando Peñarol ya había hecho los tres cambios–, ya nada cambió y, poco a poco, el partido fue quedando congelado en aquel 3-0 tan justo como poco explicable.

No puede como visitante

En el Parque Artigas de Las Piedras, Boston River, en calidad de locatario, derrotó a Atenas 1-0, con gol de Gonzalo Mastriani, de cabeza. Con la victoria Boston River se sumó al pelotón de equipos que suman 11 unidades en la tabla de posiciones. La anotación de Mastriani llegó a los 24 minutos del primer tiempo. El equipo de Atenas no ha podido sumar ni un punto en sus cuatro visitas –ganó los tres partidos que jugó como local en San Carlos–. Cuando iban 33 minutos de la primera etapa, el "Laucha" Federico Castellanos tuvo el empate para los negros carolinos, pero el penal que pateó se fue desviado afuera. El fin de semana Atenas recibirá a Peñarol en Maldonado y Boston River visitará a Danubio en Jardines del Hipódromo.