El sábado 2, en Colonia del Sacramento, falleció a los 89 años el destacado artista Fernando Cardani.

Personalidad indiscutible en el panorama artístico de Colonia del Sacramento, no sólo por su actividad sobre las tablas, sino por sus variadas incursiones en el candombe y el ballet, que desarrolló durante décadas “sin presentar sus aristas, sus puntos de roce, no eludiendo una crítica a la mezquindad y pacatería de la sociedad circundante”, según señaló Sebastián Rivero Scirgalea en una nota publicada en la diaria.

Descendiente de inmigrantes italianos, que tuvieron una granja y bodega en las afueras de Colonia del Sacramento, Fernando Cardani Crotti, nacido en 1934, se interesó por el teatro desde sus años escolares. Esta pasión prosiguió durante la etapa liceal, pese a la oposición de sus padres, que deseaban que estudiara para ingeniero agrónomo.

Como a los 18 o 19 años conoció al bailarín y cantaor Juanito de Aragón, recién llegado de Montevideo, quién comenzó a enseñarle su oficio artístico. La oposición familiar, sin embargo, surgió otra vez.

Después se fue a Montevideo, donde se inscribió como estudiante en la Facultad de Agronomía, pero no concurrió. Se alojaba en la casa de su tía Margarita Francisca, quien lo estimuló para que se anotara en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), que dirigía la actriz española Margarita Xirgu, exiliada de la guerra civil española.

Durante esos años también frecuentó el conventillo Mediomundo, donde conoció a la bailarina y vedette Martha Gularte y al bailarín Negro Pirulo, sumergiéndose, para el resto de su vida, en el ambiente del candombe.

Teatro en Colonia

Cuando volvió a Colonia del Sacramento se enteró que Bruno Gea, Catalina Fritz y Luisa Morelli habían formado un grupo de teatro y enseguida se les unió. Fue contactado como director el doctor Ricardo Voelker, de Juan Lacaze, a quien muchos miraban torcido porque era comunista. En 1964 se estrenó la obra La barca sin pescador, de Alejandro Casona, y de ahí se le puso al grupo Teatro Casona.

Luego de estrenada, la comisión eclesiástica que dirigía la sala del teatro Zorrilla los expulsó, por considerar la obra inmoral.

Ante esta situación el actor se mudó a Buenos Aires, donde intervino en las obras de Humberto Rivas Dios en una verruga y Mancebos, demonios, alguaciles y otras yerbas. También comenzó a hacer artesanías.

En 1971 estaba de vuelta en Colonia. “Un día, Miguel Ángel Odriozola me propuso establecerme definitivamente en Colonia y abrir un local de artesanías en el Barrio Histórico. Al principio dudé, más que nada por los alquileres, pero él me presentó a Sofía López de Vega, que me facilitó el local a cambio de un porcentaje de las ganancias”.

Su vuelta al teatro tiene que ver con sus inicios en la docencia. Noema Allietti de Grosso y Mabel Boggio de Sanna lo convocan para que le diera clases de teatro a sus hijos, Eduardo y Jorge respectivamente. Gracias a su influencia recupera la sala Zorrilla y se representa La Mandrágora, de Maquiavelo. Por el abordaje del tema religioso en la obra, otra vez son expulsados del teatro. Entonces decide vlver a Argentina.

En su regreso definitivo a Colonia, los hermanos Milton y Alí Salomón le consiguen para instalarse en El Boliche, actual restaurante Don Pedro, frente a la plaza Mayor de la ciudad vieja. “Por su ambiente sórdido, se me ocurrió montar allí La Tigra, de Florencio Sánchez, que se desarrolla en un clima similar. Picamos algunas paredes, tumbamos otras y recreamos esa atmósfera de camareras, marineros, chorros y demás gente de la vida nocturna. Se transformó en un teatro semicircular, teniendo un éxito favorable”.

Durante los años de la dictadura a Cardani se le prohibió actuar en algunas ocasiones y, al igual que otros, llegó a estar detenido algunas horas en el cuartel.

Con el retorno de la democracia, en las décadas del 80 y 90, se sumó a la comedia municipal dirigida por Eduardo Grosso. Una de sus últimas apariciones fue en la obra De tango y candombe, hecha por el coro Voces de mi ciudad, con la dirección de la profesora Silvia Maddalena, en 2019.

En el ballet municipal, cuando este era dirigido por Marina Korolkova, actuó en varias puestas, siendo recordado su papel en Coppélia de Léo Delibes.

Como gramillero, desfiló en diversas comparsas de Colonia.

Desde el año 2014 una sala del Bastión del Carmen, lugar donde transcurrió gran parte de su vida actoral, lleva su nombre. Finalmente, después de los desencuentros iniciales, el afecto del público coloniense hacia Cardani fue “unánime y constante”, valoró Rivero.