La exsede del Parque Hotel, que se incendió este sábado en Colonia del Sacramento, tiene un importante valor patrimonial. En su predio hay varias edificaciones que se conservan desde hace siglos, como la casa, un molino, una torre, el bebedero de animales y una pérgola. El predio, además, es lindero con la capilla de san Benito, actual monumento histórico. La zona, donde comenzó el poblamiento del Real de San Carlos a partir de 1761, constituye un punto urbano por demás sensible, y esto debería ser tenido en cuenta para las posteriores acciones edilicias que puedan emprenderse tras el incendio.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX aparecen datos históricos más claros acerca del padrón en cuestión. En ese momento Benjamín Dyer Manton, figura destacada durante la época, se instalaría en la zona, luego de llegar desde Rhode Island, Estados Unidos, donde nació en 1829. Su vida fue la de un aventurero y un pionero, se lo ubica en el Río de la Plata en el marco de la guerra de la Triple Alianza, en 1860, aunque otros testimonios hablan de 1850. En 1866 como representante de la South American Navigation construye un dique de carena en Colonia del Sacramento, el gobierno de Estados Unidos lo nombra cónsul honorario en 1869, y en la década de 1870, debido a la competencia regional, el dique concluye sus actividades.

En 1882 instala el servició telefónico en Colonia y en 1889 la luz eléctrica. Ambos emprendimientos naufragan con la crisis de 1890. Entre sus muchos proyectos pensaba interesar a los gobiernos rioplatenses para las obras de un puente entre Colonia y Buenos Aires, sumado a cientos de kilómetros de vías férreas hasta Río de Janeiro. Realizó, asimismo, obras de interés comunitario, como fundar una sociedad protectora de animales, que se opuso a las corridas de toros, y donar un reloj para la iglesia, que se colocó en una de sus torres en 1906.

Fue también un activo impulsor del turismo. En los años 1905 y 1906 realizó contactos con Buenos Aires para instalar el gran “hotel uruguayo–argentino”. Al conocerse esta iniciativa aumenta el valor de los terrenos, hasta 400 y 500 pesos la hectárea. Desde la prensa, en 1906, se anuncia la conformación de un “Balneario Manton” y también propició el desarrollo de varias quintas que todavía existen.

La historia posterior de la casa Manton y del predio en general es más difusa, dependiendo en buena parte de la memoria oral. Después de la muerte de Manton en 1911 en la isla de Barbados, el predio habría estado por un tiempo en poder de los Mihanovich, impulsores de la Plaza de Toros y del complejo turístico del Real de San Carlos.

En la década de 1930 la casa Manton y el padrón Jousten fueron parte del “Parque Hotel” de José M. Rovira. Según publicidad de la época, ofrecía “canchas para juegos atléticos, autos y caballos para paseos, radiotelefonía y orfeolas, salas de lectura, conversación y baile, servicio de bar a todas horas, luz eléctrica, agua caliente y fría”, remarcando que “el hotel tiene una alta torre desde cuyas alturas se descubren magníficas vistas”. Entre los datos curiosos, en este hotel y en el Hotel Casino se alojó en sus visitas a Colonia la poeta suizo-argentina Alfonsina Storni.

En 1956 la familia Torterolo vende la casa Manton al Consejo Nacional de Educación. Por esa época ya figuran como linderos Nicolás y Ernesto Jousten. La casa Manton fue sede de una escuela, y desde el año 2000 funciona como residencia para los alumnos del Centro Regional de Profesores del suroeste.

Los Jousten (o Yusten), últimos propietarios conocidos del padrón, le dieron al predio un destino como granja, según trasciende de la papelería familiar encontrada. Estos, descendientes de alemanes y vinculados a Argentina, mantuvieron las edificaciones del Parque Hotel. Con posterioridad a los años 1970, se desconoce el devenir de la familia Jousten y de la propiedad.