Se empieza a escuchar

»» AutoML. En su evento GoogleNext, la empresa anunció que su tecnología de aprendizaje automático de visión/imágenes, procesamiento de lenguaje natural y traducción estarán disponibles como servicios en su plataforma en la nube. Esto significa que si alguien quiere desarrollar una app que reconozca imágenes, entienda texto escrito o hablado o necesite traducir algo, puede –en lugar de desarrollarla de cero o usar librerías existentes– enviar la información a esos servicios de Google y recibir la respuesta. Es lo que se hace, por ejemplo, con la plataforma de Google Maps que usan tantas apps. Esto obviamente significa, además de practicidad para desarrolladores y usuarios, muchísimos datos y aprendizaje para Google, que le permite seguir alimentando sus bases de datos y mejorando sus sistemas de aprendizaje automático.

»» Una computadora de 0,3 mm. Un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan presentó la última versión de minicomputadora en una “carrera” que tienen con IBM. Se trata de una máquina con procesador, RAM y transmisores inalámbricos, que sólo depende de una base externa para alimentarse de corriente. Es tan pequeña que las antenas no son un buen método para transmitir información, por lo que lo hace mediante luz visible. Ese nivel de minaturización tiene potenciales aplicaciones en biomédica, particularmente en la lectura y registro de temperaturas de células en tratamientos contra el cáncer, el que podría ser su primer uso fuera del laboratorio.

Se anda diciendo

»» Ganaron los malos (camarógrafos). El mes pasado contábamos que Instagram TV rompía con el formato de video horizontal para privilegiar a la forma en que se sostiene y se usa el celular. Quizás por eso, quizás porque la campaña de Tiranos temblad para que las personas filmen en horizontal no tuvo los resultados esperados, el hecho es que Youtube finalmente se rindió y ahora el reproductor de video se adapta a cualquier formato. Ahora cuando alguien suba un video vertical, cuadrado o en cualquier otra disposición (incluso superanchos), el reproductor se adaptará a ese ancho y alto, al igual que el resto de la interfaz.

»» Se te fue la moto, Elon. El fundador de PayPal, Tesla y SpaceX es idealizado por muchos como un especie de Tony Stark (Iron Man) del mundo real: millonario, “filántropo” y lleno de ideas mágicas y tecnológicas que van a salvar al mundo. Esa imagen se empezó a corroer con los problemas de fabricación del Tesla model 3, muy atrasado en su ritmo de producción y con crecientes quejas sobre control de calidad en los autos entregados, pero se pinchó mucho más con un rarísimo intento de meterse en el rescate del equipo de fútbol infantil atrapado en una cueva de Tailandia.

Agitado por el tuit de un desconocido, Musk mandó a su equipo de Space X a fabricar un “submarino” para niños que no sólo llegó tarde, sino que fue calificado de “completamente inútil” por los rescatistas. Su respuesta fue tratar al jefe de rescatistas no sólo de idiota sino de pedófilo, para luego deshacerse en una serie de torpes respuestas y disculpas, tratando de evitar una demanda.

Ya nadie dice

»» Datos atrapados. Facebook, Google, Microsoft y Twitter se unieron en lo que llamaron “Data Transfer Project” (Proyecto de transferencia de datos) para generar estándares que permitan a usuarios de sus herramientas en línea descargar, archivar, exportar e importar datos. Luego de la cresta de la ola de optimismo sobre servicios en la nube, la necesidad de poder acceder, respaldar y –en última instancia– tener control sobre los datos que subimos y creamos ha demostrado ser un punto débil de este modelo. Desde gente que pierde datos valiosos por perder contraseñas hasta servicios que cierran sin posibilidad de descargar lo subido, para los usuarios esos servicios pasan a tener control de partes importantes de sus vidas e información. La idea es que en un futuro no sólo sea más fácil descargar respaldos, sino poder –por ejemplo– abandonar un servicio y pasarse a otro, moviendo nuestros datos y archivos sin demasiado problema.

»» Blockchain para cualquier cosa. La tecnología detrás de las criptomonedas –blockchain– es muy original y ya ha tenido consecuencias clarísimas en cómo se piensan sistemas descentralizados que no requieren de confianza mutua. Pero el nivel de humo alrededor del tema ha llegado a niveles descontrolados, como que un montón de empresas decidieran agregarle “blockchain” a su nombre, porque descubrieron que eso atraía inversores y subía sus acciones. El caso más infame fue el de Long Island, una empresa productora de té helado, que cambió su nombre a “Long Blockchain”. Su valor saltó de 20 a 70 millones de dólares, pero a la larga el chiste le salió mal, ya que está siendo investigada por engañar a inversores, fue sacada de la bolsa de valores Nasdaq y su valor actual ronda los cinco millones de dólares, o sea, un cuarto de su valor original.