Las nadadoras es una de esas películas que te llegan a fondo, quizá porque es un caso real o quizá porque da cuenta de la tragedia que es vivir en ciertos países. Presentada en el Festival de Toronto 2022 y dirigida por la cineasta egipcio-inglesa Sally El Hosaini (My brother the Devil), presenta la historia de las hermanas sirias y nadadoras profesionales Yusra y Sara Mardini, interpretadas por las libanesas Nathalie y Manal Issa (también hermanas). El relato está basado en la autobiografía que escribió Yusra en 2018 y narra cómo ambas emprendieron un viaje hacia Europa huyendo de una Siria devastada por la guerra con el objetivo de participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

Desde niñas, las hermanas Mardini compitieron para el Comité Olímpico Sirio, pero en 2015 la guerra truncó su objetivo de ir a los Juegos. Con la idea de emigrar a Alemania para poder seguir nadando, ambas escapan como refugiadas y vuelan primero a Líbano y luego a Turquía. Junto a su primo Nizar (Ahmed Malek) y docenas de inmigrantes, una noche parten desde la costa turca hacia Lesbos a bordo de un bote totalmente inadecuado para su propósito: con agua entrando por todos lados, sin nadie que los guíe y un motor que se apaga a mitad de camino, este viaje a través del mar Egeo, que pudo haber sido una catástrofe, marcará su futuro y se transformará en un enorme relato de superación.

Sin intención de romantizar el drama de los inmigrantes y mostrando una historia tan conmovedora como dramática, la película transmite una real incomodidad acerca de la crisis de los refugiados. No pretende ser solamente una crónica de los objetivos deportivos y personales de estas hermanas, sino también un relato de supervivencia colectiva frente a un sistema que los prefiere muertos. Con un fuerte impacto emocional, bien logrado mediante magníficas actuaciones y una impecable fotografía, la película alterna lo sentimental con lo terrorífico.

Las nadadoras es la narración de la mayor tragedia de nuestra actualidad: personas que no son vistas como tales; seres humanos inteligentes, divertidos y esperanzados tratados como ganado y arrastrados de un lugar peligroso y claustrofóbico a otro. Abandonados, ignorados (en el único país que reciben un trato agradable y ayuda es en Alemania) y manejados por contrabandistas que abusan de su vulnerabilidad y desesperación, son literalmente tirados a los mares y fronteras con la ínfima ilusión de llegar vivos a algún destino.

Y esta no es simplemente una película de refugiados; es un relato de solidaridad humana, empatía y amor, un vehículo para la denuncia social que muestra el sufrimiento de millones de desplazados así como el heroísmo de estas dos mujeres que, al ver que su bote se hundía por exceso de peso, se tiraron al agua y lo empujaron durante tres horas. Dato real: Yusra Mardini formó parte del equipo de atletas refugiados y logró participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y de Tokio 2020.

Las nadadoras es una inspiradora historia de resiliencia y superación, del triunfo de la voluntad humana y particularmente femenina, contra la adversidad y una realidad tan horrible como cruel. Una hermosa película que resulta una celebración de aquellos que buscan una vida mejor a pesar de los costos.

Las nadadoras. 134 minutos. En Netflix.