La fuerte identidad artística y sonora del músico y compositor Fernando Henry se mantiene inalterable desde “Siesta”, de su disco solista Corazón sonoro (2002), pasando por la folclórica “Ángel luz” de Para iluminarme (2009), el sonido algo más accesible de La Morsa era Paul, el eléctrico de Ganges y los discos que grabó, más acá en el tiempo, con su compañero de andanzas Gabriel Araújo. En Nueve infinitos, su nuevo larga duración y el primero editado en formato vinilo, Henry es el mismo de siempre, pero quizás haya cambiado su humor.

Editado por el sello Perro Andaluz, el disco se grabó, mezcló y masterizó en el estudio Jacarandá, del barrio Brazo Oriental, entre junio y octubre de 2022, con Araújo como técnico de sonido (grabación, mezcla, máster) y coproductor. Lo que no grabó Henry (responsable de voces, guitarras acústicas y eléctricas y charangos) lo hizo una banda de músicos invitados sin más pretensiones que las de un rock clásico apostado en el formato canción: Gabriel Araújo como guitarrista, Ariel Iglesias en batería y percusión, Seba Codoni en bajo y Guillermo Wood en voces y coros.

Henry nunca fue un músico medido. Diríase que su poesía no se lo permite, y que con su sonido instrumental siempre trató de estar a la altura de sus narraciones. Su decir más distintivo sigue estando vinculado al surrealismo y la poesía de tintes fantásticos alimentada con inspiración bíblica, y si bien es cierto que sus canciones pueden emparentarse con facilidad a las de Luis Alberto Spinetta, no utiliza algunos de los ingredientes típicos del argentino, y no tiene problemas en desbocarse con otros que le son más propios para quedarse más cerca de aldeas, personajes y hazañas tan lejanas como la de los tiempos del Cid Campeador.

Algo diferente sucede en Nueve infinitos. Una cierta ecualización hacia la calma, no necesariamente luminosa, desemboca en canciones breves de sonido armonioso, lejos del barroquismo de otros momentos. El cambio lo favorece. Henry parece haber renunciado a ciertas libertades propias de la inspiración y de su postura ante la música, o haber encontrado una fórmula de contención adecuada para su torrente compositivo. En sus nuevas canciones hay una intención clara de ir hacia otro lugar y de compartir su muy particular universo poético, como tal vez todavía no lo había hecho, con otros compositores.

El disco comienza con “Álamo quemado”, una canción con música de Henry y letra de Diego Presa, que se sumerge en los paisajes del anfitrión con buen tino. Algo parece haber quedado atrás, definitivamente: se escucha un puente precioso de viento en la cara (¿estamos en la carretera?).

"Hermógenes cosechando" tiene un texto de Renata Castellano y Guillermo Wood que tranquiliza a los fanáticos con una postal de caballos en reposo. El “Blues de las torres” es Fer Henry desconado e inspiradísimo para un tono del blues difícil de encontrar, a mitad de camino entre la extrañeza y la serenidad y con Juan Pablo Chapital como guitarrista invitado. Le sigue “Se abre”, y el disco se va hacia el rock oscuro y de distorsión polenta, como el de Black Sabbath de los discos poco prestigiosos con Ozzy, en una melodía de Henry sobre un texto de Marcos Barcellos.

En “El orar del río” volvemos varios siglos hacia atrás, y en “La ceguera” encontramos otro rock reventado de distorsión junto a la poesía más retorcida y personal del artista; una de las mejores canciones del disco, una canción atemporal para tomar las antorchas en nombre de los más desposeídos.

Diego Presa y Fer Henry se vuelven a encontrar en “Como si no existiera el fin”, pero cambian los roles, en una canción romántica y juglaresca a la que se suma Roberto Palito Elissalde en guitarras.

Para el final del disco, el artista se reserva algo de su antigua libertad, aunque mantiene ajustados sus decibeles 2023. La historia de “La rebelión en un instante” es la de un amor heroico y vuelto leyenda, que deja entrever una posible victoria. En “Nueve infinitos” entrega una declaración perenne: “Sigo de pie, con la garganta cubierta de cantos, con el agua y la harina entre los dedos”.

Nueve infinitos, de Fernando Henry. En vinilo y plataformas. Perro Andaluz, 2023.