El tema de la inteligencia artificial (IA), en especial relacionada con la creación artística y los derechos de autor, se ha vuelto un tema de conversación en los últimos tiempos. El uso indiscriminado de la herramienta en las redes así como la legitimidad su admisión en premios y convocatorias mantiene a los artistas en estado de alerta, mientras la legislación trata de alcanzar a una tecnología que parece correr mucho más rápido.

En nuestro país se instaló una de estas discusiones a partir de la publicación de las bases del IX Premio de Ilustración organizado por la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) a través del Instituto Nacional de Artes Visuales (INAV), y en colaboración con la Agencia del Cine y el Audiovisual del Uruguay. El premio, que recibió postulaciones hasta el pasado 10 de agosto, incluía en el apartado “Inscripciones y plazos” los elementos que los postulantes debían incluir. Y dentro del archivo PDF con los detalles del autor y su obra (título, dimensiones, etcétera), se pedía: “Técnica utilizada. Detallar si se utilizó algún programa de IA”.

La ilustradora Verónica Alvarado elaboró una carta “constructiva” en la que señalaba “preocupaciones” en torno a ciertos aspectos, incluyendo la unificación de categorías, las entrevistas con los participantes y, finalmente, “la aceptación implícita de postulación de imágenes generadas con IA”, algo que consideró “sumamente preocupante” ya que “contradice la esencia del premio y las bases del mismo, y supone una falta de respeto para el trabajo de los artistas”. Pocos días más tarde, más de 40 ilustradores sumaron sus firmas, manifestando su “total acuerdo” con el texto de Alvarado.

“Lo de la IA lo pusieron como medio escondido, no le dieron demasiado protagonismo”, dijo Alvarado a la diaria. “No hicieron ningún apartado más allá de poner ‘Hola, avisanos si usaste inteligencia artificial’. Un renglón, como por encima y sin mucho detalle. Y para mí, cuando las cosas están así puestas como por casualidad, sobre todo con este tema, hay que ponerle un poco de lupa. Porque no me parece que sea algo como para tomar a la ligera, ya que se puede prestar a muchas confusiones”.

La carta fue enviada al correo de consultas y derivada a las autoridades, que coordinaron una reunión con artistas, en las que entre otras personas estuvieron presentes la directora nacional de Cultura, Mariana Wainstein, y la coordinadora del INAV, Silvana Bergson. Recibieron las inquietudes y hubo “mínimas modificaciones gramaticales” en algunos de los puntos planteados, pero no en el de la IA.

Alvarado compartió la experiencia de sus compañeros en el encuentro, señalando que desde el MEC “optaron por tomar a la IA como una herramienta más”. “Según ellos, en la reunión la compararon en varias oportunidades con otras herramientas digitales tipo Photoshop, Procreate o Illustrator. Es lo mismo para ellos, e insisten con que no le pueden decir a una persona que usó inteligencia artificial que no es válida”, agregó.

“Los muchachos hicieron bastante énfasis en que es necesario diferenciarla de otras herramientas digitales. No es que nos opongamos a su uso, pero capaz que podría ser usado para generar imágenes de referencia que después puedan trabajarse en la obra, pero que no sea incluida como obra. Y pusieron el ejemplo de un artista turco que programó una IA desde cero y la entrenó con sus propios trabajos y con imágenes que están con derechos libres para uso”, agregó. “Los muchachos insistieron en que es un caso sumamente particular, que no todo el mundo sabe de programación como para programar inteligencia y utilizar imágenes de fuentes que no infringen el derecho de otros artistas. Probablemente la mayoría de la gente va a usar Midjourney”, dijo en referencia al software para producir imágenes a partir de solicitudes textuales.

De parte de la organización se confía en que cada artista será honesto y dirá si usó o no esta herramienta, opinó Alvarado, “porque el artista tiene que presentar una declaración de que las imágenes son de su autoría, que no está infringiendo ningún derecho con eso y que no está copiando nada. Después, si resulta que esta persona mintió y que, por usar IA, está infringiendo el derecho de otros artistas, ya no es problema del premio, porque tiene una declaración jurada. Ya es problema del artista”. Para la ilustradora, esto significa que “se lavaron las manos un poco”. Se insistió con explicitar las maneras del uso válido de la tecnología y hasta que compitiera en una categoría diferente, algo que no fue contemplado.

ChatSB

Silvana Bergson, coordinadora del INAV, explicó a la diaria la postura de la institución de cara al concurso que estaban por lanzar, y que este año tuvo un 17% más de participantes que el año anterior. “No queríamos desconocer las transformaciones que han generado las IA en los últimos meses, especialmente por las repercusiones que tiene en el sector de las artes visuales. Como todavía es un fenómeno en desarrollo, sobre el que resulta muy difícil tomar una posición definitiva, consideramos que lo que debíamos hacer era defender el rol del artista”.

“Esto significa evitar que los ilustradores compitan con la tecnología de una manera desleal. Las IA están avanzando de manera tan vertiginosa, que es muy difícil distinguir las obras que fueron desarrolladas con estas herramientas. Por eso elaboramos unas bases que visibilizan su uso y la ubican como una técnica a disposición de los artistas en su proceso creativo. Esto permite que los jurados sepan si un artista utilizó o no herramientas de IA y, ante igualdad de condiciones, puedan tomar la decisión que les parezca más justa para todos”.

Bergson celebró el encuentro con los artistas, que le permitió llegar a ciertas conclusiones: “Estamos transitando transformaciones que nos preocupan a todos por igual y que requerirán del análisis y debate profundo de cara al desarrollo de marcos normativos y estándares técnicos, legales y éticos que encaucen positivamente el desarrollo tecnológico, protegiendo y beneficiando a los artistas. Desde el INAV también nos preocupa la actualización de las habilidades del sector para aprovechar el potencial que las IA, protegiéndose al mismo tiempo de las tensiones que puedan estas provocar”.

Consultada sobre el tema de que la declaración jurada sea cobertura suficiente para tratar el tema de los derechos de autor, explicó que “en el caso particular del uso de IA, esto exige que los postulantes utilicen programas y bases de datos o imágenes que sean respetuosos de los derechos de autor. Frente a ello hemos adoptado un criterio que más allá de la protección de los derechos mencionados, acompase la evolución tecnológica relativa a las IA y su uso”.

“Ante la inexistencia de normas que regulen los derechos mencionados, no sólo a nivel nacional sino global, la única decisión que podría haberse adoptado es la plasmada en las bases del concurso. En este sentido y para la presente edición, se aplican las normas de derechos de autor vigentes a la fecha que si bien no prevén la situación concreta pueden ser adaptables en cuanto a su aplicación al caso específico. Si bien esto es perfectible, la experiencia que resulte de este concurso y su desarrollo, permitirán obtener insumos necesarios para promover iniciativas que se plasmen a posteriori en normas jurídicas y a su vez que nos permitan la contemplación, para futuras ediciones del premio, de las diversas situaciones fácticas. La idea es avanzar en un fenómeno novedoso que dada la realidad actual no puede ser ignorado”.