Inquieto. Así se podría definir el presente artístico de Diego Presa, que lo encuentra dentro de varias aparcerías, además de su trillo solitario siempre en estado de ebullición. El colectivo Buceo Invisible está cocinando a fuego lento un nuevo disco, mientras que el compositor viene de editar el flamante Río, segundo trabajo discográfico de su tándem con la argentina Julieta Díaz. Como si fuera poco, desde hace unos meses comparte cuerdas y escenarios con el buen muchacho Marcelo Fernández, con quien también está empezando a componer. Entre ensayos, sesiones, toques en vivo y viajes a Buenos Aires hay tiempo para un berretín más: el jueves 17 de agosto en la sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del Sodre presenta el espectáculo Hoy la casa se abrió.

Presa estará solo con su guitarra, pero no en soledad, ya que la intención es oficiar de anfitrión y recibir a un puñado de colegas “de diversos signos y pieles”. Sobre la motivación para dar forma a este embrollo reflexiona: “Siempre me he movido un poco al margen de la ‘escena’. Buceo Invisible, sobre todo en sus primeros años, ha sido un grupo muy endogámico, muy concentrado en sus propios procesos. Luego, lentamente, he ido intercambiando situaciones y experiencias con colegas, no porque antes no me interesara –todo lo contrario–, sino porque de a poco me he sentido más seguro en mi oficio”.

La lista de invitados es tan larga como entusiasta: Samantha Navarro, Marcelo Fernández, Fabrizio Rossi, Francisco Trujillo, Bianca Garibaldi, Gonzalo Deniz, Mercedes Xavier, Alejandro Ferradás, Raúl Rodríguez y más. “El criterio a la hora de las invitaciones fue muy azaroso, caprichoso. Hay amigos muy cercanos que no van a estar –espero que sí en el público– y gente con la que voy a compartir por primera vez un escenario, incluso un ensayo. Quería que el abanico fuera amplio, que diera mucho aire. Generacional y estilístico. Y espero que sea un primer concierto de varios con estas características”, lanza.

Para calibrar hasta dónde puede llegar este experimento, digamos que la última vez que tuvo una fecha en una sala y decidió compartirla con colegas el resultado fue El Astillero, ese trío de solistas junto a Garo Arakelian y Gonzalo Deniz, que lo tuvo embarcado durante un lustro y recaló en dos álbumes y decenas de conciertos a lo largo del país.

El repertorio, tan inquieto como el protagonista, hará foco en toda su discografía y también más allá. “Canciones mías que me genera mucho interés escuchar en la voz de otra u otro”, dice, más otras de los invitados que por algún motivo son significativas para el músico. “En los últimos años me ha interesado especialmente esto de cruzar canciones, escribir a más de una mano, conocer las diferentes maneras que tienen los y las colegas de acercarse a este material tan misterioso, tan escurridizo, con el que trabajamos”.

Hace más de 20 años que Diego Presa aporta al noble oficio de tallar canciones. Después de una docena de álbumes editados –entre solistas y compartidos–, no parece que vaya a detenerse; por el contrario, confiesa que ya tiene bastante trabajo acumulado como para entrar –“en breve”– a la sala de grabación. Algo de este material nuevo presentará en sociedad el jueves en la Hugo Balzo: “Es una cosa que siempre trato de hacer, un enlace hacia adelante”.

La velada es una nueva oportunidad para escuchar una de las voces más personales de la comarca –más allá del flete en el que esté montado–, un frontman tan punzante como trovadoresco, siempre en el cruce del folk rock y el canto criollo, entre Leonard Cohen y Alfredo Zitarrosa. La casa estará abierta y atendida por su propio dueño.

Diego Presa e invitados, Hoy la casa se abrió. Jueves 17 de agosto a 21.00 en el Auditorio Nacional del Sodre, sala Hugo Balzo. Entradas a $ 700 por Tickantel y en boleterías de la sala. 2 x1 para Comunidad la diaria.