El mundo de los desarrolladores de videojuegos se vio sacudido en las últimas horas luego de que Unity Technologies (UT) anunciara que a partir del 1° de enero de 2024 comenzará a cobrar una tarifa extra por el uso de su motor de videojuego (ver recuadro) conocido simplemente como Unity, dependiendo de la cantidad de veces que un título que lo utiliza sea instalado y de los ingresos que se reciban por su venta. Desde 2016 solamente cobraba un precio por la suscripción y se volvió favorito entre los desarrolladores indie.

Según explicó en su blog, dependiendo de la licencia que tenga cada compañía de videojuegos con su empresa, la tarifa se aplicaría a partir de 200.000 dólares en ganancias y 200.000 instalaciones totales, o un millón de dólares en ganancias y un millón de instalaciones totales. Las empresas del primer grupo deberán pagar 20 centavos de dólar por instalación, mientras que en el segundo grupo habrá tarifas menores y decrecientes. Para UT esto significa que el monto extra solamente lo pagarán quienes alcancen un “éxito significativo”.

Este cambio en la política de la empresa generó críticas por parte de los desarrolladores, especialmente en relación con juegos gratuitos (free-to-play), demos, paquetes benéficos (como los de la plataforma Humble Bundle) y servicios de suscripción (Xbox Game Pass), así como reembolsos o usuarios que compran un juego y lo instalan en varios dispositivos en simultáneo.

Henry Hoffman, fundador de la compañía de videojuegos Newfangled Games, utilizó su cuenta en la red social X para hablarles con algo de humor a los potenciales compradores del juego Paper Trail, que saldrá a la venta el año que viene. “Si compran nuestro juego de Unity, por favor, no lo instalen”, escribió. “Las demos también cuentan, no instalen la demo, literalmente me llevarán a la bancarrota”.

Hasta se habló de posibles “instalaciones maliciosas”, de usuarios desinstalando y volviendo a instalar videjuegos solamente para hacer un daño económico. Y desde Epic Games, creadores del motor Unreal, aprovecharon para recordarles a los desarrolladores que su modelo de royalties es del 5% y solamente corre a partir del millón de dólares de ganancias, además de otras ventajas comparativas.

Como ocurre en los últimos tiempos con medidas que son catalogadas de “impopulares” por los usuarios, las redes sociales convirtieron a la empresa en uno de los temas de la jornada, y pocas horas después del primer anuncio llegó el control de daños. UT debió aclarar que solamente se les cobrará una vez a los desarrolladores por cada instalación en un dispositivo, aunque instalaciones múltiples tendrán cargos múltiples.

En cuanto a las demos, si se limitan a un único nivel que no puede ampliarse al juego completo, no tendrán costo. En el caso de servicios de suscripción, la tarifa correrá por parte de los distribuidores –por ejemplo, Microsoft en el caso de Xbox Game Pass–, mientras que los paquetes benéficos estarán exentos de la tarifa, siempre y cuando las empresas informen en tiempo y forma su participación.

Más allá de esta “marcha atrás”, compañías que trabajan con este motor se mostraron preocupadas por la forma en que estos nuevos costos fueron implementados, ya que se cobrará a títulos terminados hace años o que llevan un buen tiempo de desarrollo, y cuyos creadores jamás tuvieron en cuenta a la hora del desarrollo.

Motores en Punta

El motor de un videojuego o game engine es un conjunto de herramientas que permiten al programador de turno agilizar el desarrollo del título en el que está trabajando. Algunos motores se especializan en el renderizado, es decir, la forma en que se muestran los gráficos en la pantalla, mientras que otros pueden especializarse en la interacción física entre los objetos y cómo reaccionan a la gravedad y al chocarse entre ellos. Para las empresas de menor tamaño, es necesario licenciar el uso de estas herramientas a terceros, como es el caso de UT o Epic Games.