¿Qué clase de personaje somos en esta vida? ¿Qué hacemos si no conseguimos lo que deseamos? Esas cuestiones aturden al protagonista de El brote, interpretado por Roberto Peloni, en un universo escrito y dirigido por Emiliano Dionisi.

“Este personaje siente que no tiene lo que merecería”, apunta este último desde una cafetería porteña. “Es un actor de una compañía al que siempre le dan los personajes más pequeños, los que entran a decir una o dos frases, no mucho más. Por su amor por el teatro y además por su talento y por cómo se comportan sus compañeros, siente que está sobrecalificado, que está para más. En esta época en que todos tenemos sobre la mesa el ‘sí, se puede’ o que podemos conseguirlo todo, pienso qué sucede con nuestras frustraciones”, baraja el dramaturgo, minutos antes de entrar a terapia.

Sus preguntas resonaron fuerte no sólo en la comunidad teatral: el espectáculo resultó ganador en 2023 de dos premios ACE, tres EEBA y dos Estrella de Mar en Mar del Plata (2024). Aparte la obra estuvo nominada a cuatro estatuillas Trinidad Guevara y a tres premios Luisa Vheil en 2023. El brote “obviamente tiene una puesta en escena que lo contiene, pero la gente lo que va a ver es un trabajo actoral; está todo puesto ahí, en una actuación que a mi entender es deslumbrante”, adelanta.

“No voy a decir que es biográfico, porque no lo es, pero el autor que dice que las obras no tienen nada propio te está mintiendo. Uno escribe sobre lo que conoce: en este caso, sobre el trabajo de los actores. Somos una compañía y hace 15 años que laburamos juntos. Entonces, hay algo de todo ese bagaje que hace construir el mundo. Con Roberto teníamos ganas de volver a trabajar juntos, es muy extraordinario. Entonces, pensé qué desafío le podía proponer a un tipo tan versátil, que además fuera un desafío para mí como director. Así que un poco es el trabajo de imaginación y otro poco el bagaje de todos estos años”, resume.

A medida que transcurre, la ficción desgrana varios fragmentos reconocibles. “Como él es un actor de una compañía de teatro clásico, sucede que lo que va representando empieza a ser un correlato de lo que le pasa en la vida. Se empiezan a desdibujar las líneas entre lo que le pasa a él y lo que les pasa a los personajes de las obras que interpreta. Jugamos mucho con La tempestad, de Shakespeare, también hay cosas de Antígona, de Sófocles, de Lope de Vega… juega con un montón de intertextos para hacer un recorrido entre los clásicos y lo que va sucediendo”.

Ahora bien: ¿cómo se actúa que se actúa? ¿Qué tono se adopta? “Eso se descubre ensayando”, responde el director. “No teníamos mucha idea de cómo iba a ser eso. Descubrimos que cuanto más se iba disolviendo esa línea entre lo actuado y lo representado, más interesante se ponía el material. Algo que resultó desafiante y divertido es que él no sólo interpreta a sus compañeros de elenco –va contando cómo es cada uno–, sino que además te los muestra interpretando distintos personajes. Es un juego complejísimo, que en un tipo como Roberto es una delicia de ver”.

Los artistas que interpelan su oficio desde el escenario parecen multiplicarse en estos tiempos. Dionisi lo observa como un fenómeno natural, hasta esperable en el actual estado de cosas. “Hay temas que flotan en el aire, que se empiezan a expandir, no en un mal sentido, pero como que están en el inconsciente colectivo. Yo lo celebro siempre, sobre todo ahora que en Argentina pareciera que hay que explicar tanto la importancia de lo que hacemos. Por más que la obra la estrenamos hace más de un año, pareciera encajar perfecto en un momento en que la cultura tiene que hablar de sí misma para sentar sus bases y explicar qué es”.

Más allá de la dimensión metateatral, el montaje es un vehículo para referir otros asuntos, como reconoce: “Por otro lado El brote es insatisfacción crónica, que es muy de la época, terrible; es sobre la belleza, sobre la emoción que nos acompaña en la vida. Todas estas cosas son las que puedo analizar una vez estrenado el espectáculo. Mauricio Kartún, gran maestro, dice que las obras son más inteligentes que sus autores, porque hablan de cosas que si hubiésemos querido ponerlas, no hubiesen salido. Creo que son temas que se desprenden de la interpretación de la gente”.

Compañía Criolla

“Me gusta decir que somos una compañía de gestión, porque entendimos que poniéndonos un nombre y organizando nuestra estructura podíamos tener muchas más posibilidades para llevar adelante un montón de cosas. Organizar las herramientas que veníamos desarrollando con el equipo hizo que fuese más fácil proyectar a futuro. ¿Qué queremos hacer? ¿Qué tema queremos encarar? ¿A qué público le queremos hablar? En ese caso nuestro repertorio es casi esquizofrénico, porque tenemos cosas para pibes, tenemos adaptaciones de textos clásicos, hacemos obras musicales y espectáculos de textos, como este. En ese pantone de materiales está el pulso de un grupo que quiere crecer colectivamente”, dice Dionisi.

El brote va este sábado, a las 21.00 y el domingo 17, a las 20.00, en la sala César Campodónico de El Galpón. Entradas a $ 1.300 en Abitab, Redpagos y Tickantel (2x1 con Comunidad la diaria). Apta para mayores de 18 años.