Era el gran candidato y cumplió con un categórico 4-1 en las finales tras el 98-76 del quinto juego. Pero, más allá de los números fríos que marcan que terminó los playoffs con récord 10-3, en juego el pato estuvo varios escalones arriba en el torneo. Redondeó una temporada soñada con el título doméstico y el segundo lugar en la Basketball Champions League Americas.

Fiel a su estilo histórico, la cantera de Villa Biarritz es una de las que más y mejor forma tienen en nuestro país. Está claro que el que crece picando la pelota en la calle Vázquez Ledesma va a ser un buen jugador de básquet. No hay otra opción. Son fundamentados y elegantes. Tienen buena mano. Entienden tácticamente el juego. Y a todo eso le suman el lema institucional: darlo todo.

El plantel de Biguá, con la mayoría de los jugadores criados en esa cuna inagotable, reflejó todo lo que quieren sus hinchas. Sentido de pertenencia y jugar bajo los valores que pregona la institución. Sus parciales iban a la tribuna identificados con los que adentro transpiraban ese pedazo de tela azul. Daba gusto verlos entretener jugando a este deporte. Y cuando esa mancomunión se da de tal forma, el título ya se ganó hace rato, por más que el corte de las redes recién fue anoche.

La quinta final evidenció las diferencias con las que el azul de Villa Biarritz se diferenció del resto de la liga. Como una confirmación del destino que hizo justicia absoluta con el torneo. Es verdad que la temprana expulsión de John Flowers en el inicio del primer cuarto disminuyó el potencial de Peñarol. Aun así, el pato pasó por arriba a su rival mezclando a la perfección fluidez ofensiva con solidez defensiva. Nunca le dio chances y quebró el trámite demasiado temprano en la noche.

En ataque disfrutó de excelentes porcentajes desde más allá de los 6,75, superando el 50% (10/19) en el primer tiempo donde volvió a destacar Diego Pena García con un ideal 3/3. Los movimientos con permanentes pases y cortes fueron generando ventajas para efectuar tiros cómodos. La buena efectividad abrió a la defensa de Peñarol y dejó sin efecto la estrategia de cambios de hombre en las cortinas directas que planificó Pablo López para frenar la generación de los jugadores clave de Biguá: Víctor Rudd y Donald Sims. Santiago Vidal leyó las ventajas a la perfección logrando lucir las virtudes de sus compañeros.

Otro punto a favor de los de Villa Biarritz fue cuidar el cerco reboteador en aro propio para evitar segundas opciones del carbonero, que ante la ausencia de Flowers por momentos buscó llevarlo más a empuje que a buen juego. Martín Rojas, Luis Santos y el propio Rudd fueron pilares en el rubro.

Hinchas de Biguá, este lunes, en el Antel Arena.

Hinchas de Biguá, este lunes, en el Antel Arena.

Foto: Alessandro Maradei

Los de Cal se fueron 32 arriba al descanso largo, habiendo anotado 60 puntos en los primeros 20 minutos de juego, disfrutando del tipo de trámite que mejor saben jugar. El segundo tiempo sobró. Peñarol no tuvo restos anímicos ni basquetbolísticos para ir a buscar el triunfo, mientras que Biguá jugó a placer, gozando de las virtudes con las que cuenta en su plantilla. En la noche señalada nadie quedó en el debe y todos tuvieron su momento para lucirse. Hubo cinco jugadores -Vidal (13), Sims (26), Pena García (14), Rudd (12) y Santos (12)- en doble dígito de puntos y otros dos que quedaron muy cerca: Álex López y Rojas con 9 y 8 respectivamente.

El básquetbol es un deporte lógico. El equipo que estaba mejor armado, que contaba con grandes figuras y que jugó mejor al básquetbol, fue campeón de punta a punta.

Si no son juntos no vale

Fue el séptimo título de primera división de Biguá en el básquetbol uruguayo. Los primeros tres fueron de forma consecutiva en los Federales de 1988, 1989 y 1990. El primer bicampeonato en Liga Uruguaya llegó en las temporadas 2007/08 y 2008/09. Y ahora apareció el segundo, tras haberse coronado en la LUB corta de 2021.

Otra vez campeones

Nueve jugadores de Biguá disputaron finales anteriormente y todos ellos habían sido campeones en la temporada pasada. A excepción de Santiago Vidal, que llegó a su tercer título de Liga Uruguaya, los ocho basquetbolistas restantes obtuvieron el segundo: Iván Loriente, Álex López, Martín Rojas, Diego Pena García, Nicolás Andreoli, Hernán Álvarez, Víctor Rudd y Donald Sims.

Fue la primera consagración para el dominicano Luis Santos y los pibes Manuel Saavedra y Juan Manuel Ortiz.

También fue el primer título de Diego Cal como entrenador. Recién está dirigiendo su tercera Liga Uruguaya, las dos anteriores habían sido en Capitol. Se convirtió en el director técnico más joven en gritar campeón.