El aeropuerto es un espacio en el que se conjugan infinitas emociones. Bienvenidas, despedidas, y un sinfín de sentimientos que oscilan entre la felicidad y la tristeza. Lo que no es común es que esas emociones se vivan de forma masiva, pero el fútbol, ese deporte que rompe todos los esquemas, lo volvió a hacer: hoy un pueblo entero vibró de emoción esperando a Luis Suárez en el aeropuerto.

Desde las 8.00 había gente en el lugar de los hechos. La rotonda que une la ruta Interbalnearia con Camino Carrasco y Avenida Italia se tiñó de tres colores. Caretas, banderas, remeras y hasta una camioneta con la leyenda “Luis Suárez a Nacional”, que fue protagonista en la campaña y que hoy tenía otro lema: “Sólo la mejor hinchada del mundo lo podía lograr”.

Hinchas de Nacional esperan la llegada de Luis Suárez en el aeropuerto.

Hinchas de Nacional esperan la llegada de Luis Suárez en el aeropuerto.

El vehículo daba vueltas y vueltas por la rotonda, mientras los hinchas celebraban con bocinazos, vuvuzelas y las propias voces entonadas de alegría.

Pablo Ayala, de 11 años, dijo a la diaria que esto fue un sueño cumplido, que desde que tiene uso de razón soñaba con este momento. Suárez es su ídolo, y no creía en la posibilidad de verlo jugar en el club hasta que vio que el Pistolero cambió su foto de perfil y puso una con la camiseta blanca.

“Esto no lo puede hacer, pensaba, y cuando vi que decía en su perfil ‘jugador del Club Nacional de Football’ me puse más que contento”, alegó, y considero que el hecho de prepararse para el Mundial en Uruguay habla de las ganas que tiene de jugar por su país y del sentimiento tan necesario a la hora de disputar una Copa del Mundo.

Para Alicia, que llegó muy temprano al aeropuerto, “Luisito es lo más grande que hay, porque dejó de lado todo para venir a su país, al equipo que lo formó y a jugar para los hinchas que más lo siguen”.

Hinchas esperan la llegada de Luis Suárez en el aeropuerto.

Hinchas esperan la llegada de Luis Suárez en el aeropuerto.

Entre esos seguidores hubo muchos niños que disfrutaron al ritmo de las canciones, moviendo los banderines y viviendo un hecho histórico junto a las familias que les transmitieron la pasión eterna: la de la camiseta.

Exactamente a las 10.58 Suárez arribó al país. A las 12.30 apareció entre los tricolores que lo esperaban en el aeropuerto desde la primera hora de la mañana del domingo.

Una pancarta que decía “Bienvenido a casa” y otra con el lema “Leyenda Nacional” fueron lo primero que vio el salteño al ingresar a la calle para ver de primera mano lo que sólo había sentido a través de las redes sociales.

Los hinchas albos se encargaron de agradecerle personalmente a Luis por haber regresado a su equipo. Al ritmo de cánticos de alegría, caían las lágrimas de emoción, que habían contenido durante semanas esos que tienen el fútbol como el centro de su vida.

A las 12.40, ya en un auto, el Pistolero tomó lentamente rumbo hacia el Parque Central e inició la caravana de tricolores.

La “Suarezmanía” se desplegó por varios barrios de Montevideo. Miles de autos siguieron a la camioneta que trasladó al delantero y a su familia desde el viejo aeropuerto hacia el Parque Central.

Sobre la izquierda en el vehículo iba la esposa de Suárez, Sofía Balbi, registrando con su celular el momento tan especial que estaba viviendo junto a sus hijos, los tres vestidos con camperas de Nacional, que van a conocer los orígenes de su padre, el club donde se inició uno de los mejores jugadores uruguayos de todos los tiempos.

Autos, camionetas, motos y hasta bicicletas siguieron por la rambla al Pistolero hasta el recinto tricolor, que vuelve a ser su casa.

Una historia con final feliz

Cuando Suárez se quedó sin equipo, al rescindir con el Atlético de Madrid en mayo, la noticia llegó a todas las partes del mundo. Pronto comenzaron las especulaciones, “Suárez jugará en tal equipo”, “tal club pretende a Luis Suárez en sus filas”, y si bien nada era concreto, los rumores crecían día a día.

En ese momento apareció el Pistolero declarando: avisó que quería continuar su carrera en Europa. Y los rumores se segmentaron, relacionándolo a equipos del viejo continente. Fue entonces cuando Marcelo Gallardo avisó que quería al uruguayo en el conjunto millonario, y llegaron con esas declaraciones las dudas, por la contradicción de la propuesta, dado que el delantero había dejado en claro dónde quería continuar su carrera.

Y entonces llegó el momento que rompió todos los esquemas: Luis Suárez dijo en ESPN que estaba sorprendido porque Nacional no lo había ido a buscar, y el pueblo tricolor deliró.

¿Cómo podía ser que Luisito estuviera interesado en ponerse de nuevo la casaca blanca y que Nacional estuviera “durmiendo en los laureles”? La hinchada fue resolutiva y comenzó una campaña por redes sociales con el hashtag #SuárezANacional, que se hizo viral.

Y así comenzó el segundo capítulo de la novela Suárez. El presidente José Fuentes se comunicó con el 9 y le manifestó su interés, casi como si fuera un pedido de disculpas por la falta de atención de no haberle declarado la pretensión antes.

La intensidad se hizo notar: el propio Fuentes hizo público que se comunicaba a diario con Suárez por teléfono. Hasta que no aguantó: viajó a España para verlo personalmente, en paralelo con la campaña de los hinchas que sorprendían día a día con sus ocurrencias: camionetas pintadas con el lema “Suárez a Nacional”, miles y miles de caretas con la cara del 9 en el Parque Central, entre otras demostraciones de afecto.

Eso le tocó el corazón al futbolista, que antes que jugador es persona, y para convencer de algo a una persona no hacen falta más que emociones. Y entonces Luis avisó que estaba manejando la posibilidad de volver al país. Comenzaron las apuestas entre los uruguayos: muchos creían en la posibilidad de su regreso a Uruguay, y otros sostenían que era imposible.

Y en cada partido de Nacional la hinchada se manifestó, esa hinchada que se encargó de hacerle llegar el cariño al jugador, a pesar de la distancia física. Esa parcialidad que vio lejos la vuelta de Suárez cuando el Borussia Dortmund se interesó por él, o cuando, ya al final de la novela, la MLS apareció entre los rumores de las posibles ligas donde Luis se prepararía para el Mundial. El propio jugador intensificó la incertidumbre: pidió unos días más para responder al conjunto de La Blanqueada.

Pero la hinchada se merecía un milagro, y se hizo justicia. El martes 26 Luis confirmó lo que había sido una utopía: volvería al club que lo formó.

Y el pueblo tricolor volvió a delirar, de la misma forma en que lo hizo esta mañana cuando esperó al futbolista en el viejo aeropuerto de Carrasco y lo acompañó rumbo al Parque Central.