La negativa de Real Madrid a ceder al futbolista Álvaro Rodríguez a la selección uruguaya, que a partir del 22 de mayo participará en el Mundial sub 20 en Argentina, fue un duro golpe tanto para la celeste como para el futbolista nacido en Cataluña, España, hijo del uruguayo Daniel Coquito Rodríguez. Álvaro Rodríguez tiene nacionalidad natural española –nació en Palamós, Girona, y además su madre es española– y la uruguaya por ser hijo de uruguayo. Este año, coincidentemente con sus primeros pasos en el club madrileño, disputó con singular éxito el Sudamericano de la categoría que se jugó en Colombia y en el que Uruguay fue subcampeón.

Real Madrid decidió no ceder a ninguno de sus futbolistas juveniles nominados para las respectivas selecciones mundialistas en esta oportunidad. Álvaro, que fue subido al plante del Real Madrid pero tiene su mayor participación en el filial Real Madrid Castilla, que brega por volver a la Segunda División –lo más alto que puede llegar–, había gestionado la posibilidad de volver a jugar con la celeste el Mundial, pero su equipo, que –como todos– no está obligado por la FIFA a ceder futbolistas para eventos juveniles, decidió que no le permitirá jugar el Mundial, como sí lo hizo para el Sudamericano, en el que el Torito fue figura de destaque y convirtió cinco goles.

La falta de una cláusula de la FIFA que asegure la cesión de los futbolistas juveniles frena la posibilidad de muchos jóvenes que juegan en Europa de jugar en eventos continentales por la selección de su país.

Hay, sin embargo, otro futbolista que revista en España, en Valencia, Facundo González, a quien el club cedió para que se incorpore la próxima semana, como también lo hará Alan Matturro, cedido por el Genoa de Italia.

No va

En la historia uruguaya de los mundiales juveniles la negativa de Real Madrid para ceder al Torito Rodríguez es una de las más pesadas. Nos han faltado algunos futbolistas importantes o posiblemente determinantes por otras razones, como, por ejemplo, cuando la FIFA no permitía que un futbolista jugara dos mundiales de la categoría, en la década del 90 del siglo pasado.

Hay varios clubes europeos que no han cedido futbolistas, pero se destacan fundamentalmente ausencias en los Sudamericanos como la de Luis Suárez en 2007, cuando se negoció con Groningen que no iba al Sudamericano pero sí al Mundial; o la de José María Giménez, que fue negado por Atlético de Madrid para jugar el Sudamericano disputado en Uruguay en 2015; y, fundamentalmente, la de Federico Valverde, en ese entonces en Real Madrid Castilla, que no pudo jugar el Sudamericano de Ecuador en el que Uruguay se coronó campeón, pero sí fue cedido para el Mundial –demostrando el caso contrario de un mismo equipo–.

Cuando venían en la Onda

Uruguay participó en 15 de los 22 mundiales sub 20, además de haberlo hecho en forma consecutiva en los siete últimos: no faltó a ninguno desde que Óscar Tabárez empezó a ejecutar su plan de selecciones nacionales.

El primer mundial juvenil de la historia de la FIFA fue en Túnez en 1977, al que Uruguay asistió como campeón sudamericano. Ninguno de sus futbolistas venía de Europa, sino que se bajaban de la Onda en la plaza Libertad. La mitad de ellos eran del interior y venían de Artigas, Rivera, Río Negro, San José, Treinta y Tres y Lavalleja. La otra mitad eran montevideanos; entre ellos estuvo el después historiador y politólogo Gerardo Caetano.

En el de Japón 1979, el primero que los uruguayos vimos por televisión, tampoco tuvo jugadores que llegaran desde el extranjero, y se volvía a repetir una enorme asistencia de futbolistas que no precisaban boarding pass, sino un abono de ómnibus interdepartamental.

En el Mundial de Australia de 1981, el tercer y último mundial de la categoría que Uruguay fue dirigido por Raúl Bentancor, tampoco vinieron futbolistas con participación en clubes de otros países. Tampoco los hubo en México 1983.

Tras faltar en las citas mundialistas de 1985, 1987 y 1989, la celeste volvió en Portugal 1991. Tampoco en esa instancia hubo futbolistas que llegaran de otros países, pero sí uno que había pasado por la preparación para el Mundial de mayores en Italia 1990: Diego Martín Dorta.

En el Mundial de 1993, en Australia, pudo haber jugado por elegible un futbolista que ya estaba en el exterior y había jugado en la mayor: Marcelo Tejera. Sin embargo, la determinación de la FIFA de que no se podía jugar dos mundiales de una misma categoría lo dejó en Cagliari y sin jugar con la celeste porque ya había estado en Portugal 1991.

La FIFA suspendió a Uruguay por acontecimientos desgraciados: quedamos eliminados con el gol de oro ante Australia en 1993 y nos perdimos la competición de 1995, a la que hubieran llegado, entre otros, el Chino Álvaro Recoba y Antonio Tony Pacheco.

Forlán, el primero

El primer Mundial de Víctor Púa como director técnico, el inolvidable Malasia 1997, no tuvo jugadores del extranjero.

Fue recién en 1999 que Uruguay tuvo en su plantel mundialilsta sub20 a un jugador que revistaba en el exterior, y fue uno especial: Diego Forlán, que desde el año anterior estaba en Independiente de Avellaneda y jugó en la selección de Púa en la Copa del Mundo de Nueva Zelanda.

El siglo XXI no empezó bien para nuestros juveniles, que faltaron a sucesivos mundiales. Uruguay no fue a Argentina 2001, a Emiratos Árabes 2003 ni a Holanda 2005. En 2007, cuando Tabárez comenzó a ejecutar sus ideas, se inició el ciclo virtuoso de siete mundiales consecutivos. Y serán ocho con el que comenzará el mes entrante.

Anoten quiénes vinieron en 2007: Luis Suárez, del Groningen de Holanda, y Edinson Cavani, del Palermo, que estuvieron despegados en el Mundial de Canadá. Ya en aquel momento se podía advertir o tener cierta certeza de que los futbolistas emigraban cada vez más jóvenes.

En 2009 volvieron a ser dos los futbolistas que llegaron desde Europa: Jonathan Urretaviscaya, de Benfica, y Leandro Cabrera, de Atlético de Madrid.

El plantel con más futbolistas autorizados por clubes exclusivamente europeos hasta ese momento fue el que jugó en Colombia 2011. Hubo tres jugadores de clubes italianos, Diego Polenta, Pablo Cepellini y Federico Rodríguez, y dos de españoles, Adrián Luna y, nuevamente, Leandro Cabrera.

Para Turquía 2013 llegaron Nicolás Diente López, que estaba en la Roma, y Ruben Bentancourt, por esos días en el PSV Eindhoven.

Para Nueva Zelanda 2015 llegaron los primeros futbolistas no oriundos de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), aunque sí uruguayos: Diego Poyet, quien revistaba en el West Ham de Inglaterra, y Ramiro Guerra, jugador del Villarreal C de España. En ese plantel estuvo también Kevin Méndez, que estaba en el Perugia de Italia.

Para Corea del Sur 2017 llegaron desde España Federico Valverde, de Real Madrid, Nicolás Schiappacasse, de Atlético de Madrid, y Santiago Bueno, que había sido transferido a Barcelona.

Finalmente, en Polonia 2019 fue el momento de mayor cantidad de juveniles que jugaban en clubes extranjeros. Fueron ocho jugadores, dos provenientes de clubes de América y seis de Europa: Renzo Rodríguez Bacchia (Independiente, Argentina; hoy en Cerro Largo), Franco Israel (Juventus, Italia), Ronald Araújo (Barcelona, España), Edgar Elizalde (Pescara, Italia), Bruno Méndez (Corinthians, Brasil), Juan Manuel Sanabria (Atlético de Madrid, España), Juan Manuel Boselli (Girona, España) y Schiappacasse (esta vez en el Parma de Italia).