Danubio derrotó a Peñarol 1-0 en un intenso y tenso partido que se jugó con muy buena entrada de público en el María Mincheff. El gol concretado a los 15’ del segundo tiempo por Guillermo May deja al equipo de Esteban Conde provisoriamente como líder de la serie A del Intermedio.

Para Peñarol fue un duro golpe dado que perdió todas las posibilidades de ser finalista del Intermedio –cualquier combinación de los próximos partidos de Danubio, Boston River y Wanderers hará que por lo menos uno de ellos llegue a 11 puntos contra el máximo de 10 que podrían lograr los aurinegros–, pero además deja en riesgo su liderazgo en la Anual, dado que si Nacional le gana a Racing lo pasará por un punto.

20230708 - Hernán Menosse, de Peñarol y Guillermo May, de Danubio.  Foto: Camilo dos Santos

20230708 - Hernán Menosse, de Peñarol y Guillermo May, de Danubio. Foto: Camilo dos Santos

Mucha pantalla

Fue un juego intenso y tenso pero ya no tanto por el despliegue en la cancha, sino fundamentalmente por la frustración y desesperación por los goles anulados a Peñarol, fundamentalmente el segundo, en el que la intervención del VAR y posteriormente la interpretación del árbitro Christian Ferreyra fueron determinantes.

Los dos goles de Abel Hernández en un partido sin VAR casi seguro hubiesen subido al marcador, pero el campeonato se juega reglado por el VAR en cada partido y entonces esos detalles técnicos que puedan representar una infracción a las reglas de juego están ahí, lo mismo que la interpretación final que el juez deba dar.

Danubio soportó y no postergó sus ambiciones. Casi no tuvo chances en la etapa inicial y tuvo una en la segunda parte que la optimizó para hacer la diferencia, y además tuvo las herramientas y la virtud de poder defenderla.

20230708 - Hinchada de Danubio en el Jardines del Hipódromo. Foto: Camilo dos Santos

20230708 - Hinchada de Danubio en el Jardines del Hipódromo. Foto: Camilo dos Santos

El primer tiempo tuvo la complejidad de dos goles anulados ante el llamado del VAR por la participación de un tercero antes de los cabezazos de Abel Hernández, que en ambas ocasiones y de manera impecable había impulsado la pelota hasta el fondo de las redes.

Esas dos situaciones que se dieron, la primera en el minuto ocho y la segunda a los 48’, fueron los nudos de un primer tiempo que quedó envuelto en un trámite en el que Peñarol intentó más y generó más peligro que su rival, fundamentalmente a través de la dupla Kevin Méndez-Abel Duarte.

Danubio, sin tener circuitos virtuosos o bien aceitados, fue fiel a la propuesta de Esteban Conde de encontrar espacios y posibilidades, intentando salir con la pelota desde bien atrás, provocando la presión aurinegra, que asimismo generaba lugares libres para articular el juego sin tener que poner en cuestión la posesión del esférico ni dividirlo. No es fácil eso y menos ante un rival de la fortaleza de Peñarol, pero Danubio lo intentó, con poco éxito pero demostrándose que podía ser posible.

20230708 - Sebastián Cristóforo, de Peñarol y Santiago Silva, de Danubio. Foto: Camilo dos Santos

20230708 - Sebastián Cristóforo, de Peñarol y Santiago Silva, de Danubio. Foto: Camilo dos Santos

Peñarol, en cambio, con su natural tendencia al ataque, en principio por la tendencia de una inercia histórica, pero además por el momento desnivelante y la jerarquía de Abel Hernández, esta vez en buena asociación con el golpeo de pelota de Kevin Méndez.

No es que sea “el momento” de Hernández, más bien es toda su capacidad y su performance de élite la que con tiempo en la cancha genera esa sensación de futbolista desequilibrante y en plenitud.

Fortalezas y oportunidades

Ya el paso del tiempo había hecho advertir que las jugadas de mayor peligro para Peñarol eran los envíos aéreos y fundamentalmente hacia Hernández, asimismo demostraba que la falencia mayor de los danubianos estaba en defender cada una de esas pelotas que sobrevolaban el área con peligro.

Además de esos dos goles anulados a Abel por posición adelantada y la participación de Hernán Menosse, Peñarol en la primera parte generó peligro para el arco de Goicoechea, mientras Danubio no pudo llegar con riesgo al arco del contrincante.

El gol de Danubio a los 15’ del segundo tiempo fue de garrón. Pero el garrón bueno. Fue un córner a favor de los franjeados que Franco Cepillo González ejecutó rápido pero sin violentar ninguna regla; en el área y en paralelo recibió Sebastián Papelito Fernández, que con la misma viveza que había mostrado el Cepillo puso la pelota fuerte en paralelo a la línea de gol, y allí llego barriéndose para empujarla a las redes Guillermo May.

Quedo media hora para intentonas aurinegras, solidez y sufrimiento de los danubianos que encontraron las herramientas para defender un triunfo que consolida sus expectativas de dar pelea en el torneo.