De manera sorpresiva por el análisis y las proyecciones previas de las fuerzas de los contendientes, pero ya no tan sorpresiva a medida que fue avanzando el segundo tiempo, River Plate venció en el Parque Viera a Wanderers 4-0 y de esa manera se aseguró su continuidad en la Copa AUF Uruguay, donde enfrentará en cuartos de final al ganador del encuentro entre Cerro y Fénix.

Paso a paso

¿Qué discusión puede tener el resultado de un partido que termina con tamaña diferencia? Seguramente, en la mayoría de los casos no hay argumentos para contrarrestar conceptos como “aplastante” o “avasallante”, pero hay algunos contados partidos en que resulta más difícil explicar el porqué de una diferencia tan amplia, gestada en un microgoteo que terminó horadando a un rival que en tres cuartas partes del partido generó la idea de que estaba en competencia. Hasta el 3-0, por no decir hasta el 4-0, cuando ya iban 80 minutos de juego, River Plate generó cinco o seis ataques fulminantes e hizo cuatro goles.

Imaginen a Wanderers tratando de construir desde el inicio, buscando de buena manera sin afinar todo el acierto esperable, y River dando cara, no agazapado pero sí esperando para golpear, cosa que el equipo de Ignacio Ithurralde terminó haciendo.

Francisco Cerro y Matías Veglio eran los lanzadores de los intentos ofensivos locales. River, con un muy bien parado Tiago Galletto, aguantaba, flotando y esperando para afinar y lanzar el juego de pases y velocidad que propone Ithurralde.

Todo así hasta que a los 21 minutos llegó el gol de Facundo González, que entró con determinación goleadora a conectar de cabeza un buen envío de Christian Keke Almeida desde la izquierda. El 1-0 no cambió el desarrollo del partido, pero sí el marcador y la ambición de River Plate, que dedicó sus esfuerzos a controlar a Wanderers y salir a toda velocidad a buscar el segundo.

No fue posible por lo menos hasta que se fueron a vestuarios, y en ambas tribunas los hinchas esperaban con expectación la segunda parte. Seguro que los de Wanderers ensayaban teorías acerca de la clara viabilidad de que el equipo de Alejandro Cappuccio revirtiera el resultado, y pienso que los de River no esperaban –como yo tampoco– que el partido terminara con tamaña goleada clásica.

Volver al futuro

En el segundo tiempo parecía que Wanderers encontraba el ritmo para empatar y casi sometía a River Plate, pero como en el revelado de un rollo inédito de Volver al futuro, a una pelota larga le siguió una carrera potente y con clase de Tiziano Correa. Su cadencia, la huella digital de sus músculos, sus hombros ligeramente inclinados me hicieron sentir momentos antes de que sacara el rebencazo que aquel era él, su padre, pero no, la transferencia genética estuvo perfecta y quien sacudió ese zurdazo para terminar su loca carrera al gol era Tiziano, el hijo de Fernando, uno de los más grandes cracks que dio el fútbol uruguayo en los 90 en este mismo River Plate.

Tal vez el 2-0 antes de los 20 del segundo tiempo haya sellado el trámite del partido, pero no pierdo el examen si digo que eso ocurrió en la media hora del complemento, cuando un maravilloso remate de Agustín Vera se coló en el ángulo de Mauro Silvera y colocó el entonces sorprendente 3-0.

Después entró el carolino Valentín Amoroso y también Nicolás Campos, y entre los dos construyeron otro golazo que Amoroso selló con un zurdazo cruzado para cerrar el juego 4-0.

Fue un gran triunfo indiscutible de River, que sigue avanzando en la Copa Uruguay del año pasado y ahora espera a Cerro o Fénix.