Edinson Cavani y Miguel Merentiel le dieron el partido a Boca Juniors, que necesitaba el superclásico como un pan. En realidad, el superclásico siempre es el pan de cada día, el pan rico que venden más allá del río. Lo que no se venden son las almas y el folclore, que poblaron las tribunas del Mario Alberto Kempes para ver a Boca Juniors y River Plate disputar los cuartos de final de la Copa de la Liga Argentina.

Boca empezó perdiendo ante River. El colombiano Miguel Ángel Borja convirtió el primer tanto cuando cundía el fuego en las tribunas con los cuatro colores más tradicionales del fútbol argentino. Entre Ignacio Fernández y Claudio Echeverri, la última joya argentina, consiguieron habilitar al ariete colombiano para que defina ante Sergio Romero.

Pero Boca tiene dos nombres que pueden cambiarlo todo: Merentiel y Cavani. Los bosteros de Diego Martínez se fueron encima del rival empujados por Luis Advíncula, el peruano que se ha convertido en figura del equipo xeneize. En una jugada en la que Advíncula llegó hasta el fondo de las cosas donde parece que la Tierra es plana ubicó al sanducero Merentiel, que convirtió el empate. El muchacho surgido de las inferiores de Peñarol, y con pasado por El Tanque Sisley y Palmeiras de Brasil, se anotaba en la historia de Boca.

Ya en el segundo tiempo las pantallas tuvieron su papel, en una jugada fortuita en la que la pelota despejada por un defensor xeneize rebotó en la espalda de Christian Lema, el ex Peñarol, y pareció meterse. Pero el arquero Romero hizo un magistral esfuerzo que el VAR terminó confirmando como válido. El arquero había sacado la pelota en la línea. Con la confirmación, Romero mostró la pelota sobre la palma de la mano religiosamente.

Aquella fuerza empujó a Boca por el partido y, en una jugada de Kevin Zenón por izquierda, Cavani, que no tenía nada para confirmar, pero Boca es Boca, cabeceó de pique al suelo para dejar sin efecto la historia de Claudio Armani con la banda de River. Cavani, de esta manera, se metía definitivamente en el corazón de la hinchada de Boca y terminaba por escribir otra página gloriosa en su carrera. Pero faltaba más y faltaba tiempo. El equipo de Demichelis movió las estanterías y en todas las galeras metió la mano.

Casi enseguida, mientras el técnico, de traje, buscaba en la magia una respuesta, Merentiel consiguió una pelota prestada para armar un juego nuevo. Como en el litoral, jugó con el salteño Cavani, que ahora tiene apellido de vino, y el gurisito formado en Danubio definió ante la humanidad de Armani.

La pelota rebotó en todo el barrio de Núñez, y Merentiel, que pasaba por ahí para hacer historia, convirtió el tercero para el delirio azul y oro. Los uruguayos le hicieron el partido a Martínez y el cantito cordobés sonó a canciones de antaño. La fiesta con dos hinchadas se la quedó Boca Juniors, aunque River descontó sobre el final. Las semifinales de la Copa de la Liga Argentina de Fútbol serán entre Boca Juniors y Estudiantes de La Plata, y Vélez Sarsfield, que hará lo propio frente a Argentinos Juniors.