El campo de conocimiento de un país se puede caracterizar de acuerdo al grado de especialización que presenta en las distintas disciplinas científicas. Esta especialización, o su opuesto, la diversificación científica, puede jugar un papel importante en el desempeño económico de los países debido a la relación existente entre la generación de conocimiento y la innovación que impulsa al crecimiento.
La literatura reciente que ha analizado la diversificación científica de los países encuentra una correlación positiva de esta variable con el producto per cápita. No obstante, si bien la diversificación presenta múltiples beneficios para los países, puede ser costosa para aquellos que se encuentran en etapas tempranas del desarrollo científico, con recursos limitados y pequeñas comunidades científicas. Estos países podrían encontrar ventajas en la concentración de recursos en disciplinas de la ciencia con alto impacto en los sectores industriales más importantes de cada país.
Por tanto, la literatura no es concluyente sobre si la estrategia de diversificación promueve el éxito de los sistemas de conocimiento en todos los países. Sin embargo, existe cierto consenso sobre la importancia de la generación de nuevo conocimiento para la innovación y el desempeño económico de las naciones. No se pretende realizar en esta nota un juicio sobre si la diversificación es en sí misma negativa o positiva, especialmente para Uruguay, sino meramente plantear cuál ha sido su evolución, como exploración inicial sobre un tema profundo y complejo.
La medición de esta diversificación es otro tema de debate. La literatura que ha ahondado en el tema ha propuesto diversos indicadores, todos con sus especificidades y debilidades. Por lo tanto, los resultados de las mediciones dependen del indicador que se observe. En ese sentido, debe tenerse en cuenta que la consideración de otras medidas puede llevar a resultados diferentes con igual validez.
Dicho lo anterior, se presentará la evolución de tres indicadores de diversificación científica. El lector no interesado en la construcción técnica de estas medidas podrá saltearse lo que resta de este párrafo. El primer indicador es la varianza del ratio entre la proporción que representa cada disciplina científica en la estructura del conocimiento nacional respecto a la proporción que representa cada disciplina en la estructura del conocimiento mundial. El segundo indicador es la sumatoria en todas las disciplinas científicas de un ratio cuyo numerador es el cuadrado de la diferencia entre la proporción que representa una disciplina científica en la estructura de conocimiento nacional respecto a la proporción que representa cada disciplina en la estructura del conocimiento mundial, y el denominador es esta última proporción. Finalmente, el tercer indicador es la sumatoria para todas las disciplinas de la multiplicación de una medida de correlación entre dos disciplinas y la proporción que representan en la estructura del conocimiento nacional. Estos indicadores miden la especialización y no la diversificación científica, por lo que se calcula el inverso de su valor normalizado.
Los dos primeros indicadores descritos consideran en su construcción la cantidad de áreas de la ciencia en la que los países generan conocimiento y su patrón de distribución en la estructura de conocimiento nacional. El tercer indicador considera, además, la similaridad (correlación) de las áreas de la ciencia. Para entender mejor esto último, supongamos un mundo con sólo tres disciplinas científicas donde dos son muy similares entre sí, por ejemplo, economía y finanzas, y una tercera poco relacionada, por ejemplo, biología. Un país que produzca conocimiento en las áreas de economía y finanzas –y no en biología– aparecerá como más especializado que un país que produzca en economía y biología –y no en finanzas –, que aparecerá como más diversificado.
Los datos utilizados para el análisis provienen de SCImago, la base con la mayor cobertura de áreas científicas posible. Se cuenta con información de las publicaciones de Uruguay y otros 100 países en revistas científicas arbitradas, que conforman el conjunto de países con mayor cantidad de publicaciones a nivel mundial. Si bien es cierto que no toda la generación de conocimiento es en última instancia publicado en estas revistas, los datos permiten investigar la capacidad científica de los países y brindan información que no se puede extraer desde otras bases de datos.
Se observa que el primer indicador muestra una tendencia al aumento de la diversificación científica en las estructuras de conocimiento nacional a nivel mundial. El segundo indicador presenta una tendencia estable de la diversificación con una tendencia apenas creciente, aunque valores similares surgen de la construcción de la medida, por lo que no es de esperar una tendencia al alza muy marcada. En general, se podría concluir que los países del mundo, en promedio, han incrementado la cantidad de áreas de la ciencia en las que generan publicaciones, lo que se observa a través del patrón de distribución en su estructura del conocimiento.
Por el contrario, cuando se observa el tercer indicador, que considera en su fórmula a la similaridad entre las áreas de la ciencia, se encuentra que la diversificación científica promedio mundial ha tendido a decrecer. Los resultados indican que los países han alcanzado nuevas disciplinas científicas y que la expansión de los países hacia la generación de conocimiento en nuevas áreas ha sido enfocada en disciplinas científicas similares o con alta correlación con las que cada país había previamente desarrollado.
Para clarificar la idea detrás del tercer indicador, puede ser útil observar los ejemplos de Uruguay y China. De acuerdo con esta medida, China es un país más especializado científicamente que Uruguay dado que genera la mayoría de sus publicaciones en áreas similares entre sí, dentro de las disciplinas comúnmente llamadas “ciencias duras”.
El cálculo de los indicadores para Uruguay muestra la misma tendencia que ha seguido la diversificación científica a nivel mundial. Los dos primeros indicadores apuntan hacia un aumento de la diversificación, con la tendencia menos marcada para el segundo de ellos. El tercer indicador, que considera en su fórmula qué tan similares son las áreas de la ciencia en las que el país publica, muestra una tendencia decreciente, indicando que el país se ha focalizado en generar conocimiento en disciplinas científicas que tienen alta correlación con las disciplinas científicas que el país ya tenía desarrolladas.
Es importante resaltar que esto último no significa que Uruguay no haya expandido su base del conocimiento. Significa simplemente que la expansión de conocimiento científico se ha orientado hacia disciplinas que presentan alta correlación o que son similares a áreas previamente desarrolladas. De hecho, se encuentra que, de una clasificación de 307 disciplinas científicas, Uruguay publicó en 154 en el año 1996 y en 256 áreas en el año 2019.
Para finalizar, es interesante mostrar la estructura de las publicaciones uruguayas y su variación en el tiempo, para lo que se considera una agrupación de las disciplinas científicas en cinco grandes áreas: ciencias de la salud, ciencias de la vida, ciencias físicas y ciencias sociales. Uruguay incrementó el porcentaje de publicaciones en las áreas de ciencias físicas de un 35% a un 38%, y en ciencias sociales de un 4% a un 12% entre los años 1996 y 2019. Las áreas de ciencias de la salud y ciencias de la vida perdieron proporción en la estructura del conocimiento, cayendo de 25% a 20% y de 35% a 28%, respectivamente, entre los mismos años.
Matilde Pereira Elola, investigadora en Cinve. Magíster en Economía por la Universidad de la República (correo: [email protected]). Entrada escrita para el Blog SUMA de Cinve.