El dato

El crecimiento mundial se redujo desde la crisis financiera de 2008. Como correlato, las perspectivas sobre el crecimiento económico futuro se han tornado más pesimistas y han decrecido sistemáticamente en el tiempo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que la tasa de crecimiento de la economía mundial caerá por debajo del 3% hacia 2029.

El contexto

¿Qué se espera con relación al crecimiento económico mundial?

El FMI ha ido corrigiendo a la baja las proyecciones de crecimiento económico mundial. Actualmente, el organismo espera que la economía crezca 3,1% este año y a cinco años estima que la tasa de crecimiento mundial caerá por debajo del 3% anual. Se trata de una tasa de puntos porcentuales inferior al promedio registrado entre 2000 y 2019.

El bajo crecimiento, acompañado con altas tasas de interés, puede provocar problemas de sostenibilidad de deuda, en particular en los países de ingresos bajos y medios bajos. Adicionalmente, el bajo crecimiento limita la capacidad para contrarrestar con políticas expansivas la desaceleración económica. El bajo crecimiento complejiza la capacidad de los países para invertir en áreas claves, como son las políticas de bienestar social y el cuidado ambiental. Para revertir esta situación, se advierte que se deben priorizar las reformas que busquen producir aumentos en la productividad para apuntalar el crecimiento de la economía mundial.

¿Cuáles son los motores del crecimiento y qué se ha observado?

El crecimiento económico depende básicamente de tres conjuntos de factores: la acumulación de trabajo, de capital y la forma en que se combinan (llamada “productividad total de los factores” o, en lenguaje coloquial, “productividad”, que en palabras simples podría resumirse en la idea de “hacer más con menos”).

En cuanto a la acumulación de factores, dos elementos han contribuido a frenar el crecimiento económico mundial. El primero está relacionado con la disponibilidad de trabajo debido a las presiones demográficas en las principales economías. La proporción de población en edad de trabajar está disminuyendo, lo que afecta la oferta de empleo. Por ejemplo, se puede señalar el acelerado proceso de envejecimiento que enfrenta China, cuya población cayó en 2022 por primera vez en 60 años. En segundo lugar, las propias perspectivas de bajo crecimiento redundan en una débil inversión empresarial que ha frenado la formación de capital.

En cuanto a la productividad, existe un largo camino de reformas pendientes destinadas a mejorar la oferta laboral y la productividad mediante la reforma de los beneficios de jubilación y desempleo, el apoyo a la atención infantil, la expansión de programas de capacitación para el empleo y la mejora de la integración de los trabajadores migrantes, así como la eliminación de barreras sociales y de género.

¿Cómo ha sido el desempeño de Uruguay?

La economía uruguaya se acerca a completar una década de magro crecimiento económico (1,1% promedio). La recuperación económica uruguaya, luego de la pandemia, se encuentra entre las más mediocres de la región (2,8% al cierre de 2023 con relación a 2019). Uruguay se encuentra sensiblemente por debajo del desempeño de Colombia (11,0%), Brasil (7,6%), Paraguay (7,3%), Chile (6,9%), incluso de Argentina previo al ajuste (3,1%) y Perú (3,1%).

El promedio de crecimiento esperado para el bienio pospandemia se encuentra cercano al 1,8%, por debajo del PIB potencial estimado por el Comité de Expertos previsto en el marco de la nueva institucionalidad fiscal (2,8%).