El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) presentará este jueves un informe sobre la manera en que incide el sentimiento de seguridad de los estudiantes en el clima escolar en liceos y centros de UTU. Se trata de una profundización de lo ya presentado en el reporte Aristas Media, para el que en 2022 se aplicaron cuestionarios a estudiantes de tercer año de la educación media.
Dicho reporte había relevado que 25% de los estudiantes dijo sentirse nada o poco seguro en el camino a estudiar, así como en la manzana, cuadra o puerta del centro educativo al que concurre. Por su parte, un porcentaje similar dijo sentirse inseguro en los baños de los centros educativos, por el contrario de los demás espacios, especialmente en las aulas, donde los estudiantes manifiestan sentirse más seguros.
El estudio que se presentará hoy, al que accedió la diaria, define que en la literatura especializada en el tema hay consenso en reconocer la importancia del clima escolar a la hora de evaluar los desempeños de los estudiantes. No obstante, se señala que dicho consenso no existe a la hora de definirlo conceptualmente y, por tanto, valorar de qué forma medirlo.
De todas formas, a grandes rasgos destacaron “al menos cuatro dominios dentro del clima escolar”: el académico, “que abarca el liderazgo, las prácticas docentes y el desarrollo profesional”; el comunitario, “que incluye los vínculos dentro del centro, el sentido de pertenencia, el respeto por la diversidad y el vínculo con las familias”; el de la seguridad, “que abarca la seguridad física y emocional, el orden y la disciplina”; y el dominio institucional, “que comprende las características físicas del centro, la organización y los recursos”.
El clima de aula
En un primer lugar, se explica qué factores inciden en la percepción de seguridad de los estudiantes y se concluye que mientras que “la violencia en el barrio, el índice de diversidad y el clima de aula resultan significativos para explicar” dicho aspecto, “las habilidades socioemocionales y el consumo de drogas no presentan una relación directa significativa”.
En particular, se analiza lo que marcan estos indicadores en función de variables como el género o el contexto socioeconómico del centro educativo y se establece que en aquellos ubicados en mejores contextos también presentan un “mejor clima de aula y mayor apertura hacia la diversidad en el centro educativo”, lo que incide favorablemente en la percepción de seguridad de los adolescentes. “En cambio, ser mujer o identificarse con otro género (distinto de mujer o varón) y la percepción sobre violencia barrial influyen negativamente”, se agrega.
El informe señala que el aspecto escolar con mayor incidencia en la sensación de seguridad es el clima del aula. Según se define, “se constituye a partir del vínculo entre pares, el sentimiento de pertenencia de los adolescentes hacia el centro, su vínculo con el profesor, el abordaje del conflicto mediante el diálogo y el grado en el que los estudiantes sienten que su voz es tenida en cuenta”. De la misma manera, si en el grupo hay estudiantes con mayor grado de autorregulación y motivación, se genera un clima de aula más favorable y, del otro lado, la presencia de estudiantes con problemas de conducta o alguna patología de salud mental, repercute en un deterioro del clima de aula. Según se agrega, ello también pasa en la medida en que haya una mayor cantidad de alumnos que declaren “haber consumido alcohol, marihuana u otras drogas en el último año”.
Los desempeños
El informe del Ineed también evalúa de qué manera muchas de estas variables inciden en los desempeños de lectura y escritura de Aristas Media. En la misma línea que otros estudios, se encontró que el contexto socioeconómico y cultural del centro educativo y del estudiante se asocian a mejores desempeños, mientras que tener mayor edad está vinculado a peores desempeños. En suma, quienes viven en el interior presentan peores resultados en matemática.
Sin embargo, un “hallazgo inesperado” del estudio es que “las mujeres alcanzan resultados peores a los varones tanto en matemática como en lectura”, ya que análisis de otras pruebas de desempeño marcaban peores resultados en matemática pero mejores en lectura. Según se aclara, la particularidad de este estudio es que la variable género es considerada en grupos de estudiantes con niveles similares de motivación y autorregulación, y de vínculos y de actitudes hacia la diversidad e igualdad de género.
Otra de las novedades del estudio es el cruzamiento con el consumo de drogas declarado por los estudiantes, que tiene un efecto negativo en el clima de aula, según el informe del Ineed. En ese sentido, “83,8% de los estudiantes declara haber consumido al menos alguna sustancia psicoactiva durante los últimos 12 meses previos al relevamiento”.
El informe especifica el tipo de sustancias más consumida: bebidas energizantes (69,4%), bebidas alcohólicas (62,1%), el consumo de medicamentos (18,9% declaró haber tomado medicamentos tranquilizantes o estimulantes), de tabaco (13,5%) y de marihuana (11,4%). En tanto, el estudio muestra que sustancias como la cocaína, la pasta base, el hachís, los alucinógenos y el éxtasis se consumen en menor medida (4%).
El Ineed también cruzó estos datos con los de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud y “los resultados muestran que el consumo es mayor entre los adolescentes no escolarizados (85,3%) que entre los escolarizados (76,7%)”. Al intentar explicar qué factores educativos tienen relación con el consumo de sustancias, se aclara que más que el contexto socioeconómico es la edad de los estudiantes: cuando mayor edad, más probabilidad de consumo. A propósito, se especifica que los centros de peor contexto socioeconómico suelen tener un mayor rezago y, por lo tanto, un mayor consumo de sustancias de sus alumnos.
Según se sintetiza, el estudio constató “una relación directa y significativa entre el clima del aula, la violencia barrial y la apertura hacia la diversidad por parte de los estudiantes, con la percepción de seguridad” de los adolescentes. A su vez, se encontró “un efecto indirecto de las habilidades socioemocionales y el consumo de drogas, mediados por el clima del aula”.