Las medidas de aislamiento social y confinamiento adoptadas por distintos gobiernos para hacerle frente al coronavirus han tenido, como contrapartida, el aumento de los casos de violencia de género en los hogares. Sin embargo, cuando se habla de las consecuencias de la emergencia sanitaria, el impacto en la vida de las mujeres parece quedar en un segundo plano.

La campaña “Que la pandemia no nos calle”, de ONU Mujeres Uruguay, fue lanzada esta semana para poner la problemática sobre el tapete. La propuesta para quienes quieran participar es publicar en las redes sociales una foto usando un tapabocas con el hashtag #QueLaPandemiaNoNosCalle, junto a un mensaje, una reflexión o información acerca del tema.

“Lo que hicimos fue resignificar el uso del tapabocas: acá lo queremos para amplificar nuestras voces y protegernos de esta otra pandemia silenciosa que es la violencia de género”, explicó la representante de ONU Mujeres en Uruguay, Magdalena Furtado, a la diaria. El pedazo de tela pasa entonces de ser una herramienta para prevenir el contagio de covid-19 a un “espacio de denuncia” de las distintas situaciones de violencia hacia las mujeres.

La iniciativa surgió después de que se diera a conocer que desde el inicio de la emergencia sanitaria hubo un aumento del número de llamadas al 0800 4141 para pedir asesoramiento y ayuda por situaciones de violencia de género, al tiempo que las denuncias policiales bajaron. Esto demuestra que las mujeres están encontrando más obstáculos para realizar las denuncias en el contexto de confinamiento.

En 2019 se hicieron 108 denuncias de violencia de género por día y se registraron 24 femicidios en Uruguay, casi todos a manos de parejas o ex parejas, y sin contar los casos que todavía están sin aclarar. “Son cifras muy altas para el tamaño poblacional que tenemos en Uruguay”, acotó la representante de ONU Mujeres. Por otra parte, recordó que 76,2% de las mujeres mayores de 15 años en Uruguay declaró haber sufrido violencia de género en algún momento de su vida, según reveló la Segunda Encuesta Nacional de Prevalencia sobre Violencia Basada en Género realizada el año pasado. Son casi ocho de cada diez mujeres.

Furtado insistió en que los estados tienen que garantizar a las mujeres “una vida libre de violencias” y que, para lograrlo, “todos los servicios tienen que tener coherencia con las necesidades que tiene el país”, especialmente en el marco de una crisis como la que desató el coronavirus. Consultada sobre el caso particular de Uruguay, la funcionaria dijo que ONU Mujeres comparte todas las medidas que ha tomado el gobierno para proteger a las mujeres en situación de violencia, como la extensión de las medidas cautelares para los agresores, el fortalecimiento de los servicios de atención telefónica del Instituto Nacional de las Mujeres o el incremento del número de refugios. Pero no alcanza. “Si en épocas normales todo lo que tiene que ver con violencia de género ya está a tope –los juzgados, los refugios–, en este contexto hay que duplicar los esfuerzos”, aseguró.

Por otra parte, dijo que la violencia hacia las mujeres es un “fenómeno estructural” que “seguramente no esté resuelto una vez que pase la pandemia”, lo que obliga “a poner un pie en el acelerador, porque las cifras de los casos de Uruguay son inadmisibles”. Furtado recordó que la violencia de género es el segundo motivo de denuncia después del hurto, y, en esa línea, planteó: “Capaz que está bueno preguntarse qué presupuesto se destina o cuántas acciones se realizan para prevenir y resolver los hurtos, y cuánto se hace para erradicar la violencia de género”.