Los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes llegaron a las calles del Reino Unido. El cambio en el perfil de los inmigrantes, la avanzada internacional de la hindutva, la reducción del presupuesto para integrar a los recién llegados, los años de “mirar para otro lado”... Las razones del problema parecen ser muchas y la solución no se avizora como sencilla.

Es un alivio. Tras dos años de pandemia, la zona de Belgrave Road vuelve a celebrar el Diwali, la fiesta hindú de las luces. En la Golden Mile [milla dorada], llamada así por sus numerosas joyerías, se colgaron guirlandas en forma de lámparas de aceite. En la noche del 9 de octubre de 2022, los fuegos artificiales marcan el comienzo de las fiestas. Pero algo no funciona en este suburbio del norte de Leicester. El ayuntamiento envió batallones de policías para asegurar que la noche transcurra sin incidentes. La avenida, que suele estar abarrotada durante el día en esta época del año, permanece en una calma que desespera. “Las familias suelen venir desde Birmingham para comprar joyas y accesorios nuevos. Hoy [la calle] está vacía”, suspira un comerciante señalando su desierta tienda de saris. “La gente de los alrededores nos llama con regularidad para ver si pueden venir a hacer compras a Leicester. Tienen miedo”, asegura el propietario de una tienda de ropa cercana.

Unas semanas antes estallaron violentos enfrentamientos en esta ciudad de las Midlands [tierras medias] entre grupos de hombres de las comunidades hindú y musulmana. El sábado 17 de setiembre de 2022, cerca de 200 individuos enmascarados, algunos de ellos armados, marcharon a última hora del día por la calle comercial Green Lane Road, en pleno barrio musulmán. ¿Su grito de guerra? “Jai Schri Ram” (Gloria al señor Rama), un lema que en los últimos años ha estado asociado en India con la violencia perpetrada por fundamentalistas hindúes contra las minorías musulmanas. “En Leicester, la mayoría de los musulmanes están vinculados con India y son conscientes de lo que sucede allí. De inmediato temieron por sus vidas”, declaró Sharmen Rahman, concejala laborista de North Evington, una circunscripción oriental donde predomina la población musulmana.

Ese día, los comerciantes de Green Lane Road cerraron sus puestos con prisa. “Al día siguiente, sólo le abrí a mis clientes habituales porque temía nuevas amenazas”, cuenta la propietaria de una pequeña tienda de ropa islámica. Grupos de musulmanes organizaron también una marcha, al canto de “Allahu Akbar” (Alá es grande). Ese mismo fin de semana, a modo de represalias, se arrió la bandera religiosa de un templo hindú y se quemó otra delante de las cámaras. Peleas, botellas lanzadas, autos dañados: el clima degeneró con rapidez. Al principio, la policía parecía desbordada. La mayoría de sus efectivos estaban velando por la seguridad del funeral de la reina Isabel II en Londres. Los rumores difundidos en las redes sociales terminaron de prender la pólvora. En la mañana del domingo del 18 de setiembre de 2022, el propietario de una pequeña estación de limpieza de automóviles situada en la entrada de la Golden Mile encontró la entrada de su negocio cubierta del rastro de bombas lacrimógenas que habían sido lanzadas sin ton ni son …“para impedir que los musulmanes entren en el barrio”, dice, atónito.

Esta brutalidad conmocionó a muchos residentes. Leicester, una ciudad de 370.000 habitantes situada a una hora de Londres, es desde hace tiempo un modelo de cohesión interconfesional. En el censo de 2021, la población era musulmana en un 23 por ciento e hindú en un 17 por ciento. La ciudad alberga una de las mayores comunidades asiáticas del país, con mayoría de personas de ascendencia india. Una diáspora que llegó del Punjab en los años 1950 y, a partir de mediados de los años 1960, de África oriental. Muchas familias originarias de Gujarat en las colonias británicas de Kenya, Tanzania y Uganda tuvieron que abandonar estos países cuando obtuvieron la independencia.

Desde entonces, hindúes, musulmanes y sijes parecen coexistir en Leicester en buena armonía. “Soy musulmán y siempre tuve amigos hindúes”, cuenta Amjad, taxista de unos 20 años. “Antes trabajaba en una fábrica donde el 80 por ciento de los empleados eran hindúes y no había ningún problema”. En la Golden Mile, la propietaria de una pequeña tienda de electrodomésticos dice lo mismo: “Llevamos aquí 30 años y nunca habíamos visto algo así. La actitud de estos jóvenes no refleja la mentalidad de la comunidad hindú”. Entrevistado por la BBC el 19 de setiembre de 2022, el alcalde laborista, Peter Soulsby, se declaró “pasmado por esta violencia” en una ciudad que suele ser “muy tranquila”.

Tampoco tan calma

En los últimos meses, sin embargo, las tensiones habían aumentado. En mayo de 2022, un joven fue agredido en la calle por un grupo de personas debido a su fe musulmana, según la madre del adolescente. El 28 de agosto de 2022, después de que la selección de críquet de Pakistán venciera a la de India, hubo marchas de grupos en Leicester al grito de “¡Muerte a Pakistán!”. Un insulto antiislámico, según Fatima Rajina: “En India, a los musulmanes se los suele llamar pakistaníes, es decir, traidores a su patria”, afirma esta socióloga especialista en musulmanes británicos. “Es el mismo uso que se hace en Leicester, donde en realidad viven muy pocos pakistaníes”. Una semana después, India se vengó y se produjo otro ataque.

Cada comunidad tiene su propio relato de los hechos, con sus propios enlaces mediáticos y políticos. Según el activista comunitario Majid Freeman, la policía no reaccionó durante meses ante los ataques islamófobos. “Esa fue la gota que rebalsó el vaso y condujo a los enfrentamientos”, afirma. Pero la fiabilidad de este treintañero citado por el The Guardian y The New York Times ha sido cuestionada por la Henry Jackson Society. Una nota de este think tank [usina de pensamiento] de tendencia neoconservadora señala unos tweets irónicos de Freeman (“Si se muere, se muere”) publicados el 12 de agosto de 2022, el día del atentado contra Salman Rushdie (a quien al día siguiente calificó como “un símbolo del odio de Occidente”). Según The Telegraph, un periódico de derecha, el joven también difundió información falsa en las redes sociales sobre un intento de secuestro de una joven musulmana1.

Huevos lanzados contra una estatua de Ganesha, casas y autos atacados: a principios de setiembre de 2022, la policía también había recibido varios informes de parte de familias hindúes que, a su vez, percibían a la otra comunidad como una creciente amenaza. Entrevistado por la BBC el 4 de octubre de 2022, un hombre explicó que había recorrido Green Lane Road, en el barrio musulmán, para protestar tras varias semanas de intimidaciones. “La gente ya no se atreve a salir de sus casas para hacer las compras, tenemos que protegernos”.

Al menos una cosa parece cierta: los recientes ataques en Leicester no son un trueno en un cielo sereno. “Al principio, las comunidades de inmigrantes indios de Leicester se unieron ante el racismo y la extrema derecha, pero a partir de los años 1980 esta alianza se fracturó”, afirma Gurhapal Singh. Residente en Leicester, el profesor de la Universidad de Londres describe una importación de tensiones religiosas. “Una de las etapas clave de este proceso fue el caso Salman Rushdie. A partir de ese momento, los musulmanes del Reino Unido empezaron a defender su fe”2.

Degradación de la situación económica

En Leicester, entre 2001 y 2021, la población de fe musulmana creció tres veces más rápido que la población hindú, y ya la ha superado. “Son personas que abandonaron el norte de Inglaterra tras los disturbios raciales a principios de la década de 2000, somalíes que huían de las persecuciones en los Países Bajos, musulmanes de Francia”, nota Singh. “Empezaron a comprar comercios en el barrio hindú y a la inversa. Esto creó fricciones porque estas comunidades suelen vivir en zonas separadas”. Sin embargo, las fricciones nunca habían desembocado en grandes conflictos.

Muchos señalan a los recién llegados de los antiguos puestos comerciales portugueses de Damán y Diu, en India, que, teniendo pasaportes europeos ligados al estatus de excolonia portuguesa, habrían emigrado al Reino Unido antes del Brexit [momento de la salida del Reino Unido de la Unión Europea]. “Son jóvenes, no conocen bien la cultura de la ciudad”, dice Singh. Esta situación es más problemática debido a que el ayuntamiento ya no dispone de medios para integrar a los recién llegados. “En diez años, hemos sufrido recortes presupuestarios de unos 150 millones de libras al año”, lamenta Rita Patel, concejala laborista e hindú. “Antes teníamos recursos para ofrecer cursos de inglés, darse de alta en la seguridad social, encontrar empleo. Ahora estas personas están abandonadas”.

La situación económica de Leicester también se ha deteriorado en los últimos 30 años, debido al declive de la industria manufacturera. “El Covid agravó la situación y sumió a muchos inmigrantes irregulares en una profunda pobreza”, subraya Gurhapal Singh. “De ese modo, uno es mucho más susceptible de ser manipulado”. Una postura que comparte Kirk Master, concejal laborista y musulmán: “Muchas familias de las zonas de las revueltas tienen escasa formación y están desempleadas”.

Sin embargo, el ayuntamiento encargó un estudio para esclarecer los últimos sucesos, ya que sigue siendo difícil precisar el perfil de los provocadores. “Las personas provenientes de Damán y Diu suelen ser estudiantes cuyas familias tienen los recursos suficientes para enviarlos al Reino Unido”, explica Rajina. Por otra parte, remarca Singh, estos mismos jóvenes “crecieron en contacto con la política nacionalista hindú”. Muchos en Leicester creen que el verdadero problema radica en la propagación en el Reino Unido de la hindutva, una ideología etnonacionalista surgida a principios del siglo XX, según la cual la nación india se define por su herencia hindú.

Promovida por el presidente Narendra Modi y su partido, el Bharatiya Janata Party (BJP) [Partido del Pueblo Indio], también cuenta con el apoyo de una organización paramilitar de extrema derecha, Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) [Cuerpo de Voluntarios Nacionales], que al parecer tiene cada vez más influencia entre la diáspora británica. En Leicester, “hemos evitado hablar de ello durante mucho tiempo y ahora nos está explotando en la cara”, considera la laborista Sharmen Rahman. Una investigación de la BBC descubrió que en las semanas previas a los enfrentamientos se publicaron cientos de miles de tuits, la mitad provenientes de India, en los que se afirmaba que los musulmanes estaban amenazando a los hindúes de Leicester3. Las organizaciones benéficas y religiosas también podrían estar contribuyendo a la propagación de este radicalismo hindú. Los rumores sobre la presencia de la predicadora y activista de la hindutva Sdhvi Ritambjara en un templo de Birmingham llevaron a decenas de jóvenes musulmanes a protestar frente al lugar de culto el 20 de setiembre de 2022.

Hindúes que votan conservador

Pero esta lectura de las recientes tensiones no es unánime. Según Charlotte Littlewood, de la Henry Jackson Society, la realidad del vínculo entre los organizadores de la marcha del 17 de setiembre y el RSS no está clara. En su informe para el think tank, Littlewood apunta en cambio a la responsabilidad de varias figuras islamistas de las redes sociales, a quienes acusa de haber avivado las tensiones. Su análisis incriminatorio se hace eco del de la prensa local conservadora y de la minoría municipal de derecha, cuyos representantes electos han transmitido las acusaciones de parcialidad formuladas por la comunidad hindú contra el relator encargado por el ayuntamiento para investigar los enfrentamientos4.

De hecho, dentro de la diáspora india británica, mientras los musulmanes siguen apoyando a los laboristas, cada vez más hindúes parecen proclives al voto conservador5. “En Leicester, durante las elecciones generales de 2019”, relata Sajidah Ali, activista comunitaria, “hubo verdaderas campañas dentro de la comunidad hindú contra el Partido Laborista bajo la sospecha de que apoyaba a los musulmanes”. Otro factor fueron los intentos laboristas de legislar en contra de la discriminación de los dalit—parias en el sistema de castas, a menudo llamados “intocables”—en el Reino Unido durante la década de 20106. La defensa del laborismo de la autonomía de Cachemira, a la que el primer ministro indio puso fin en 2019, también puede haber sido un factor de cierto distanciamiento. “Es una postura que se considera hostil a India y a Narendra Modi”, explica Rajina.

Aunque la política exterior es, por supuesto, secundaria para los votantes de origen indio, las figuras nacionales del partido conservador, como la exministra del Interior de Boris Johnson, Priti Patel, apoyan abiertamente a Modi. El actual primer ministro Rishi Sunak, él mismo de fe hindú, está casado con la hija del multimillonario indio Narayana Murthy, cofundador de la empresa informática Infosys y admirador del primer ministro indio. De momento, la prioridad del nuevo jefe de gobierno británico parece ser cerrar un gran un acuerdo comercial con India, socio estratégico desde la entrada en vigor del Brexit.

Lou-Eve Popper, periodista. Traducción: Emilia Fernández Tasende.

Del archivo

El nombre de Leicester suele estar presente cuando se habla de la integración de las personas de creencias no cristianas que llegan al Reino Unido. En general, como se indica en la nota principal, se lo suele ver como un caso positivo. Ya en enero de 2007 se hablaba del “desasosiego en las comunidades musulmanas británicas” a raíz de la política exterior del entonces primer ministro Tony Blair y su “guerra contra el terrorismo” (1). Sin embargo, en esa inquietud, se destacaba la situación local, donde la Federación de Organizaciones Musulmanas (FMO) que se considera “la voz de los 50.000 musulmanes de la ciudad”, trabaja activamente en la educación, en el terreno social, la seguridad, y el diálogo interreligioso. No se decía que fuera fácil.

Además de destacar las complejidades de la convivencia, el artículo señalaba las diferentes vertientes que componen la comunidad musulmana de la ciudad

“En una reunión interreligiosa, musulmanes y cristianos se pusieron de acuerdo no sin dificultad, mientras compartían tazas de café y pasteles indios, sobre la naturaleza catastrófica de la política exterior y sobre el exceso de perfil racial. Para conmemorar el 11 de setiembre [atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, en 2001] se organizó un partido de cricket entre el clero y los imanes, en el que los hindúes y los judíos ortodoxos oficiaron como árbitros. Pero en la mezquita central de Leicester, una de las más grandes del país, afiliada a los barelwis [sunnitas de Pakistán que menosprecian la rama sufí], se percibe un clima menos sereno. Mientras los creyentes se reúnen por millares para celebrar el inicio del ramadán, el sheik Shahid Raza denuncia las maniobras de un grupo -los deobandis [sunnitas sufíes de gran influencia en los campamentos de refugiados afganos]- que eliminó a los barelwis de la dirección de la FMO”.

Problemas de fragmentación teológica pero también de origen. Para un influyente miembro de la FMO, Suleman Nagdi, el éxito de integración de Leicester tuvo un inicio que ahora (en el ahora de 2007) estaba cambiando. “Pues muchos de nosotros pertenecíamos a minorías en África; vinimos aquí en busca de seguridad, mientras que los que llegaban del subcontinente indio debieron adaptarse a esa condición de minoría”, dijo. En el ahora de setiembre de 2022, ese cambio parece haber estallado con violencia.

(1): Ver Wendy Kristianasen, “Desasosiego en las comunidades musulmanas británicas”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, enero de 2007.


  1. Aina J. Khan y Mark Brown, “Police call for calm after ‘serious disorder’ breaks out in Leicester”, The Guardian, Londres, 18-9-2022; Megan Specia, “Ugly clashes in England rooted in England”, The New York Times, 4-10-2022; Patrick Sawe, “Islamists radicals accused Hindus of kidnapping girls to stoke tensions in Leicester”, The Telegraph, Londres, 12-11-2022; Charlotte Littlewood, “Hindu-Muslim civil unrest in Leicester: ‘Hindutva’ and the creation of a false narrative”, Henry Jackson Society, 3-11-2022. 

  2. Ver también Wendy Kristianasen, “Desasosiego en las comunidades musulmanas británicas”, Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, enero de 2007. 

  3. Sin atribución de autor, “Did misinformation fan the flames in Leicester?”, BBC News, 25-9-2022. 

  4. Asha Patel y Sali Shobowale, “Hindu leaders say they will boycott city mayor’s inquiry into east Leicester disorder”, Leicester Mercury, 28-10-2022. Ver también Patrick Sawer, “Islamists accused of stoking tensions with wild claims”, The Sunday Telegraph, Londres, 13-11-2022. 

  5. Caroline Duckworth, Devesh Kapur y Milan Vaishnav, “Britain’s new swing voters? A survey of British Indian attitudes”, Fondo Carnegie para la Paz Internacional, John Hopkins, Escuela de Estudios Internacionales Avanzados, noviembre de 2021. 

  6. Alexia Eychenne, “Au Royaume-Uni, des immigrés prisonniers des castes”, Le Monde diplomatique, marzo de 2016.