El 9 de agosto el Senado argentino discutió si sancionaba el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo aprobado dos meses atrás por la cámara de diputados. Cientos de miles de manifestantes se reunieron en los alrededores del Congreso, en Buenos Aires. La iniciativa parlamentaria no prosperó por un pequeño margen, pero fue la magnitud del movimiento a favor de la posibilidad de abortar la que acaparó gran parte de los análisis.