Pasó mucho tiempo para que sus profesores de secundaria descubrieran que Hassan Emilio Kabande Laija, el niño que evitaba sonreír para no mostrar sus brackets en las fotos del anuario escolar, es el mismo joven que se carcajea arriba del escenario mientras sus seguidores repiten con fuerza su nombre artístico. Peso Pluma, el chico de gorras y championes que ha conquistado Spotify y Billboard, los espacios más encumbrados de la industria musical.

Los rumores comenzaron a correr en el antiguo Colegio Inglés Hidalgo, o como actualmente se llama, Community of Innovative Humans (CIH), ubicado en Residencial Cordilleras, un barrio prestigioso de Zapopan, uno de los municipios del estado de Jalisco. El cantante de “El belicón” —un corrido cuya letra, de acuerdo con investigadores sociales, hace referencia a la primera detención de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán, el 17 de octubre de 2019— era el mismísimo Hassan, aquel niño “delgadito, chaparrito y bien peinado” que recuerda Bárbara Soto, su profesora de Inglés.

Al igual que ha ocurrido con imágenes de muchas celebridades hollywoodenses, las de Peso Pluma durante su edad escolar no permanecieron en la intimidad. La viralización de las páginas del anuario estudiantil en redes sociales se dio en abril de 2023, cuando debutó en la televisión estadounidense interpretando el éxito “Ella baila sola” en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon.

Por medio de la red social X, el usuario @mayisrs reveló que el “joven Doble P”, quien se acababa de convertir en el primer cantante regional (es decir, no capitalino) mexicano en presentarse en uno de los programas más vistos a nivel mundial, había estudiado en el CIH entre 2012 y 2013.

“Efectivamente banda, el Peso Pluma se agrega a la lista de orgullo Colegio Inglés Hidalgo junto con el wey de RBD”,1 dice el post que acompaña la imagen en color sepia del niño que, ahora de joven, ha convertido los pasamontañas y los chalecos antibalas en accesorios glamorosos.

—Me enteré por los mismos alumnos. Cuando vi sus fotos actuales en redes sociales no podía creer que fuera tan famoso. Su aspecto físico cambió totalmente —dice sorprendida Soto.

Las letras, las narrativas y la estética en la vida pública de Peso Pluma, Natanael Cano y otros exponentes de corridos tumbados se sostienen en el “hedonismo de los códigos de consumo y los entramados del narcotráfico”, explica Manuel Valenzuela Arce, doctor en Ciencias Sociales, en su libro Corridos tumbados (subtitulado “Bélicos ya somos, bélicos morimos” y publicado por NED Ediciones en 2023).

A diferencia de los intérpretes del corrido, expresión musical que antecede al movimiento tumbado y bélico, los jeans de mezclilla, los sombreros, las botas vaqueras y el cinturón piteado han sido sustituidos por gorras Icon, de la marca Dsquared2, zapatos deportivos Nike y chaquetas de Burberry, Louis Vuitton o Balenciaga.

Pero ¿de qué nos habla la ropa de Peso Pluma? Para Valenzuela, es un conjunto de elementos que habitan y perviven en sus corridos tumbados: el éxito, el dinero y el lujo. El estilo belicón que Peso Pluma y Luis R. Conriquez utilizan en el video “Siempre pendientes”, en el que aparecen entre vehículos de lujo y armas de fuego con bolsos exclusivos de la marca Dolce & Gabbana colgados en el pecho, es una forma de querer “ser visto y respetado”, reflexiona en una entrevista Valenzuela.

Además, ningún cantante de regional urbano había usado de manera tan repetitiva shorts y camisetas de fútbol en conciertos, pero Peso Pluma antes de descubrir su pasión por la música fue jugador en las divisionales juveniles de las Chivas Rayadas del Guadalajara.

—Él jugó junto con mi hijo fútbol en Chivas Chapalita. Todos pensamos que sería futbolista profesional —recuerda con nostalgia la maestra Mercedes Meche Peiro, quien presume de que, además de haber conocido a Hassan como estudiante, también lo tuvo como huésped en su casa en varias ocasiones, porque su hijo y él eran grandes amigos.

Al igual que la literatura, el cine y las series de televisión, la música ha sido salpicada por la cultura del narco. Para entender mejor el efecto que el narcotráfico tiene entre la sociedad a través de los medios de comunicación y redes sociales como TikTok —en la que hay más presencia de la generación Z2— es necesario distinguir dos conceptos: la narcocultura y la narcoficción.

La investigadora del Colegio de la Frontera Norte de México Sayak Valencia explica en su libro Capitalismo gore: control económico, violencia y narcopoder (Melusina, 2010) que “la narcocultura es la que producen los narcotraficantes para los narcotraficantes, mientras que las narcoficciones las produce gente que no tiene nada que ver con el narcotráfico y para la gente que no tiene nada que ver con el narcotráfico”.

En este sentido, Valenzuela coincide en que la tendencia de Peso Pluma y de otros cantantes del regional mexicano “no se proyecta en la realidad, sino que es esta la que se proyecta en el contenido”.

Quizá esa es la fórmula que tiene a Peso Pluma en la cúspide: transformar una realidad complicada en un salvavidas para una generación que nació en medio de una crisis de violencia a causa del narcotráfico.

Del corrido y el narcocorrido a lo tumbado y bélico

Peso Pluma, al igual que Natanael Cano, Fuerza Regida, Luis R. Conriquez y Eslabón Armado, es heredero de una tradición musical que viene generando polémicas y controversias desde 1970, cuando los corridos y los narcocorridos relataban hechos que ocurrían en la vida del pueblo mexicano y también las hazañas de traficantes de drogas.

En el caso de los corridos tumbados y bélicos, que iniciaron su viralización en 2019 en plataformas digitales como TikTok, YouTube, Spotify, Facebook e Instagram, sus narraciones están cargadas de violencia, muerte, armas, ostentaciones, lujos, placeres y poder.

La “explicitud” en las letras, como indica el sociólogo Jorge Ramírez, profesor e investigador en el Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara, menciona las cosas por su nombre. No hay metáforas ni juegos de palabras. Unos minutos frente a TikTok son suficientes para entender que los compositores y los cantantes de estos géneros relatan lo que acontece en el mundo del narcotráfico sin matices.

Soy el belicón.
El que no se mueve sin traer un convoy.
El que de la cabina navega el control.
[En] 2019, claro les quedó
que aquí mando yo.
Carros deportivos en mi colección.
Minimis, Bazucas y Kalashnikov.
Todos mis muchachos están al tentón.

“El belicón”, Peso Pluma y Raúl Vega

Al igual que los narcocorridos, los tumbados bélicos forman parte del Movimiento Alterado, el cual se encarga de enfatizar “la vida opulenta, placentera y peligrosa del narcotraficante, pero también habla sobre la vida de los sicarios y de las situaciones que enfrentan en el día a día”, destaca el profesor Juan Carlos Ramírez Pimienta, de la Facultad de Estudios Fronterizos de la San Diego State University-Imperial Valley, en el prólogo del citado libro de Valenzuela.

Los temas de los corridos bélicos van desde el lujo y el placer —el sueño de todo mexicano— hasta las fosas, las torturas y las muertes, mientras que los tumbados se basan más en el rap, la fiesta, las relaciones de pareja, las drogas y los excesos materiales. En ambos casos, la música sigue teniendo como base la guitarra, el bajo, la trompeta y el trombón; lo único que cambia son las letras.

A diferencia de los corridos y los narcocorridos, en los tumbados y los bélicos los intérpretes se convierten en protagonistas de sus canciones. Ya no tienen el papel de narradores, hacen parecer más verídicos los hechos hablando en primera persona.

Ya me escucharon por ahí.
Mitotes han de sobrar.
No me importa,
a mí me gusta chambear.
Y si la orden es matar,
esa no se cuestiona.

“El Gavilán”, 2023

Pero ¿cómo surgió el Movimiento Alterado? Valenzuela explica que en los años sesenta apareció por primera vez el narcomundo, sin referencias explícitas a la droga, y después, en los noventa, llegaron los corridos “perrones” con sus máximos exponentes, Los Tigres del Norte, quienes, con menos juego retórico en las letras, “manejan códigos explícitos relacionados con el machismo, el sexismo, la religión y el consumo de drogas”. A diferencia de estos, los bélicos y los tumbados mezclan distintos ritmos, como el campirano, el norteño y la banda.

A mediados de 2006, con la declaración de guerra que el expresidente mexicano Felipe Calderón hizo al crimen organizado, “el narco salió del clóset y eso impactó en las letras de los narcocorridos con narrativas muy directas y sin ambigüedades”, resalta el especialista.

Otra diferencia es que tanto los corridos bélicos y los tumbados como “Ella baila sola”, “Gavilán II” y “La bebé” se viralizaron en las redes sociales. Ahí inició el bombardeo de imágenes, videos, música y otros elementos que los identifican a través del notable trabajo audiovisual realizado por sus casas productoras. Tal es el caso de Rancho Humilde, ubicada en Los Ángeles, Estados Unidos, que produjo “Ella baila sola”, o de Prajin Music Group y Worms Music, productoras de “El belicón”, tema que hasta el momento de concluir este texto contaba con más de 300 millones de reproducciones en YouTube.

La enorme capacidad de convocatoria que los corridos bélicos y los tumbados tuvieron en plataformas digitales provocó que el consumo de música mexicana creciera en Spotify 350% en los últimos cinco años, como lo indica el diario español El País.3

Al decir de Valenzuela, otro factor social que contribuyó a colocar este género en los primeros puestos de las listas globales, superando al portorriqueño Bad Bunny, fue la pandemia de covid-19. De acuerdo con reportes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, esta crisis hizo aumentar 23,3%4 la cantidad de jóvenes mexicanos de entre 18 y 24 años de edad que no estudian ni trabajan, los llamados “ninis”.

—Estar encerrados, con incertidumbre mental, escolar, laboral y económica… y de pronto encontrar esas narrativas de exaltación lúdica en redes sociales fue sumamente atractivo en esa escena de precariedades vinculadas con la pandemia —comenta el académico en una entrevista virtual desde Tijuana, México.

Algunos jóvenes están cautivados con la apariencia de artistas como Peso Pluma, con los temas que canta y su lujosa vida, pero otros habitan en zonas en las que el peligro y la violencia forman parte de su cotidianidad, como es el caso de Juan Bosco de la Cruz, quien vive en Saltillo, la principal ciudad del estado mexicano de Coahuila, “donde todavía está el PRI”,5 dice con desgano.

Bosco tiene 23 años, acaba de concluir la Licenciatura en Historia y en noviembre de 2023 organizó, junto con su profesora Graciela Flores, docente de la Universidad Autónoma de Coahuila e investigadora social, el taller “Terminología tumbada, cultura del exceso y consumo en los corridos contemporáneos”. “Tengo la edad de ellos, pero sin dinero y sin esa vida”, afirma.

Una violenta realidad en México es lo que comparten Bosco, los cantantes de tumbados y toda la generación de jóvenes que nacieron a finales de los noventa y principios de los dos mil. Sólo que cada uno lo vive y resignifica desde sus propias posibilidades. “Hoy, por ejemplo, para venir a la escuela tomé un camión [ómnibus] diferente. Dije: ‘¡No! Hoy no quiero pasar por la misma decadencia, miseria y suciedad’”, comenta Bosco en tono desolador.

A pesar de los peligros cotidianos a causa de la violencia del narcotráfico, el joven licenciado considera que esta propuesta musical es cautivadora. Entiende de dónde vienen las letras (“no tengo pretexto para hacerme pendejo”), pero, en su opinión, dar herramientas para impulsar la conciencia entre los jóvenes puede ser más efectivo incluso que la prohibición.

Al igual que ocurrió con los narcocorridos, a los tumbados también se los ha acusado de glorificar el crimen y promover un estilo de vida inspirado en “los narcojuniors”, que viven en una posición de riqueza y poder que los vuelve intocables ante cualquier crimen.

Durante 2023 el género tuvo que afrontar embates oficiales. En Tijuana, la alcaldesa Montserrat Caballero Ramírez declaró que esas canciones “no dejan nada a la ciudad y sólo contribuyen a la mala fama del municipio”.6 En mayo, Cancún prohibió conciertos que “fomenten la violencia”.7 En julio, el Municipio de Chihuahua votó para “multar los espectáculos públicos que promuevan la violencia”.8 Un mes antes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reiterando el lema “prohibido prohibir”, había indicado que no se trataba de censura, pero a las jóvenes y los jóvenes les dijo, en una de sus tradicionales conferencias de prensa matinales, que “hay otras formas de ser felices”.9

Pero actuar bajo esa óptica, para Flores, no cambiará el problema raíz: las violencias a causa del narcotráfico. “Esos jóvenes cantantes reflejan una realidad compleja y lo hacen precisamente a través de las letras de las canciones”, insistió.

La viralización de Peso Pluma

El camino de Hassan hacia la transformación en Peso Pluma no fue lineal. Nacido en Zapopan en 1999, pasó varias temporadas en Sinaloa con su familia materna, por lo que creció escuchando a Chalino Sánchez, uno de los principales exponentes de los narcocorridos mexicanos, así como a Ariel Camacho, conocido durante 2010 por su talento al tocar la guitarra, personajes míticos que transitan por una delgada línea que separa la realidad de la ficción, drogas y violencia con un desenlace fatal sin aclarar: sus muertes. Sánchez fue asesinado en 1992 en Culiacán, Sinaloa, uno de los estados de la costa este de México, mientras que Camacho murió en un accidente en 2015, a los 22 años. A este último Peso Pluma lo considera “una inspiración para todos”. “Creo que jamás se imaginó lo que dejaría sembrado”, comentó en una entrevista con el locutor y empresario Pepe Garza.

La pasión por la música en la vida de Hassan comenzó a ser visible en el tercer año de secundaria, a sus 14 años, cuando la pelota de fútbol fue sustituida por una guitarra, según recuerda su profesora Soto.

El crecimiento artístico de Hassan no era homólogo en lo académico. Sus profesores lo guardan en su memoria como un niño muy extrovertido, rodeado de amigos, siempre tratando de negociar entre las tareas y las actividades recreativas. Pero en el colegio CIH eso no es problema, ya que su enfoque holístico les permite a los educadores ser flexibles en los procesos de aprendizaje de los alumnos.

Otro aspecto que recuerdan los profesores es que Hassan siempre fue un niño bilingüe. De hecho, Inglés era de las pocas materias en las que lograba destacarse, a pesar de que no siempre entregaba las tareas. “Creo que hasta la fecha aún tengo correos en los que le pido que se ponga al día con las entregas”, dice Soto entre carcajadas.

El chico que hasta no hace mucho tiempo se paseaba por los pasillos del colegio con una guitarra el año pasado llenó con más de 60.000 personas el icónico Foro Sol en la Ciudad de México, el último concierto en su país de la gira llamada Doble P Tour, tras algunas cancelaciones por amenazas de seguridad. En setiembre de 2023 varios medios mexicanos informaron que en Tijuana se colocaron pasacalles en los que se podía leer amenazas de muerte al cantante mexicano.

De acuerdo con el diario español El País,10 los mensajes mostraban la firma CJNG, en referencia al Cártel de Jalisco Nueva Generación. En un post subido a su cuenta de Instagram, el artista de 24 años comunicó que la suspensión del concierto en la ciudad fronteriza fue “para proteger a los fans y al equipo”.

A pesar de las amenazas supuestamente lanzadas por el crimen organizado jalisciense, la venta de boletos del concierto del 27 de octubre en Zapopan, en el estadio Jalisco, así como para el del 8 de noviembre en Monterrey, se mantuvo activa.

Por el camino han aparecido fuertes críticas por las referencias al narcotráfico que salpican de manera constante la imagen del cantante. A inicios de octubre de 2022, cuando Peso Pluma aún era poco conocido, se presentó en un evento que conmemoraba la fundación de Culiacán, al noroeste de México. A sus espaldas, mientras cantaba, se veía una imagen gigantesca de Joaquín Guzmán, quien meses después se volvería muy popular, primero en México, luego en Estados Unidos y finalmente a nivel mundial.

En sus canciones aparecen referencias como “JGL”, que remite a las iniciales de Joaquín el Chapo Guzmán, o “Ch” y “la pizza”, un juego de palabras con el término Chapiza, como se conoce al brazo armado del Chapo. “Son corridos de encargo, o sea, no es como que nosotros... eh... vamos a hacer un homenaje… o vamos a hacer alusión a él y que la gente lo venere. Simplemente son corridos de encargo, es a lo que nosotros nos dedicamos, a escribir corridos, a entregar nuestro trabajo”, explicó Peso Pluma en una entrevista con el creador de contenidos Julio Orozco.11

Actualmente es el máximo exponente de los tumbados. En poco tiempo ha logrado afianzar su éxito con colaboraciones internacionales, como con el argentino Bizarrap. En menos de 24 horas, “Peso Pluma: BZRP Music Sessions, Vol. 55”12 acumuló más de 20 millones de visualizaciones en YouTube.

Arropado por los corridos tumbados y bélicos, Peso Pluma hace que el mundo escuche música mexicana. A principios de enero de este año interpretó “Nueva vida” —incluida en su álbum más reciente, Génesis— en su primera Gallery Session, sesiones de música en vivo grabadas en Acid House, una oficina situada en el barrio El Poblenou, en Barcelona. Aquí el clima es intimista, ya no hay armas e incluso el lujo tiene una cierta pátina de sobriedad.

La música de Peso Pluma tiene una función expresiva, de catarsis y liberación. Sus letras han logrado una enorme influencia en jóvenes que encuentran un sentido de identidad en esas fantasías musicales de tres minutos.

La geografía y el lenguaje tumbado

A diferencia de los narcocorridos, cuyo consumo alguna vez se concentró al norte de México, los tumbados y los bélicos llegaron a las redes sociales con el propósito de ampliar, en términos geográficos, el impacto de las letras de sus canciones.

Atrás quedaron las historias de amor entre “Emilio Varela y Camelia, la texana”, el respeto por el “jefe de jefes” y el cultivo “de la buena”, en referencia a la marihuana. Los códigos han cambiado. Los narcos no son los mismos y el poder ha sustituido el secretismo. “Los narcojuniors no son como sus padres. Ellos quieren aparentar y exhibirse. Ni piensan igual, ni visten igual, ni quieren lo mismo”, destaca Jorge Ramírez.

Quien identificó la necesidad publicitaria de nuevas generaciones de narcotraficantes fue Jimmy Humilde, CEO de la disquera independiente Rancho Humilde Records, un hombre de 43 años que nació en Venice, California, en una familia de origen mexicano. “No teníamos un sonido representativo y actual; por eso tomé la iniciativa de crear un género donde se combine la música regional y el hip hop; así nació el regional urbano”, declaró en una entrevista con Vice.13

Los corridos bélicos y los tumbados forman parte del regional urbano que une a dos culturas separadas por una frontera de 3.000 kilómetros. Humilde descubrió nuevos talentos y les dio espacio en sus encuentros musicales. Y un buen día aparecieron Hassan y su alter ego, Peso Pluma, por flaco y por las plumas de wax —vape, pipa o cigarro electrónico—, con extractos y concentrados de marihuana. “Yo no hago ningún deporte, nomás fumo mota”, declaró en la entrevista para el pódcast de Orozco.

Los corridos bélicos y los tumbados van de la mano con la etiqueta que los investigadores sociales llaman “alucín” en las redes. La canción “PRC”, una colaboración entre Peso Pluma y Natanael Cano que ha llegado a las 300.000 reproducciones en YouTube, es de las más utilizadas para acompañar las publicaciones en TikTok que utilizan el término (usado a veces como sinónimo de presuntuoso).14

Para Flores, “las generaciones cantan lo que les ha tocado ver”. Y los jóvenes que nacieron a finales de los noventa y principios de los dos mil han sido testigos de una realidad compleja a causa del narcotráfico.

Decir que el aspecto físico de Peso Pluma, al igual que su propuesta musical, promueve los hábitos del narco sería un enfoque muy limitado, explica Valenzuela, ya que el arte es el reflejo de una realidad que vive México, mas no el origen del problema. Este pionero en los estudios del narcocorrido indica que la música de Peso Pluma, más que despertar el interés de los jóvenes por vincularse con el narcotráfico, lo que hace es ofrecerles una forma de “ser vistos y respetados”.

Los corridos tumbados y los bélicos pueden “cantarse y no vivirse”, ejemplifica Ramírez Pimienta, quien lleva muchos años estudiando y explicando la evolución y el auge de los corridos.

Durante el verano de 2023, otro de los temas más sonados en México y Estados Unidos fue “Dijeron que no la iba a lograr”, composición de Chino Pacas y Jesús Ortiz Páez que al concluir el período escolar empezó a acompañar múltiples videos en TikTok de mujeres y hombres, mexicanos y de otras nacionalidades, vestidos con su toga y birrete de graduación.

Las estrofas de esa canción ayudaron a verbalizar circunstancias académicas llenas de adversidades que de alguna manera fueron superadas. En los videos, de no más de un minuto, se escuchan aquellos versos que dicen “dijeron que no la iba a lograr” y “ahora todos tan callados”, mientras los estudiantes muestran diplomas de graduación y carteles como “dijeron que no la iba a lograr y ahora me dicen licenciada”, relata Ramírez Pimienta en el prólogo del citado libro Corridos tumbados.

Para Elda Cantú, editora en México de The New York Times, quien ha seguido de cerca el auge de los tumbados y sus ramificaciones culturales, lo importante es no centrarse en el aspecto de las letras y la violencia, sino en el poder de la música no sólo para vender álbumes y entradas a conciertos, así como “en lo que representa en un grupo o una región particular para seducir, para conmover y trascender fronteras”.

Es verdad que, para colocarse como el artista más escuchado del mundo, Peso Pluma recurrió a canciones que se alejan de la violencia y el narcotráfico, como “Ella baila sola”, que habla de la conquista, la seducción, temas con los que casi todo el mundo empatiza y se siente identificado, pero también es cierto que sus corridos bélicos y tumbados son un objeto de consumo.

Mientras Peso Pluma alcanza el éxito global, los alumnos del CIH investigan entre generaciones anteriores que lo conocían. Buscan quién los puede contactar con Hassan para invitarlo a dar un concierto o, al menos, tocar una canción con su guitarra en las mismas aulas en las que ya lo hizo en su adolescencia.


  1. Por Alfonso Herrera, integrante del grupo pop mexicano RBD entre 2004 y 2009. 

  2. La Asociación Americana de Psicología inicia la generación Z en 1996 y algunas fuentes marcan su finalización en los nacidos en 2010. 

  3. “Rap, pop y corridos bélicos: los cantantes mexicanos son los más escuchados a nivel mundial en Spotify”, El País, edición México, 17-11-2023. 

  4. “México - Nota País”, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2021. 

  5. Partido Revolucionario Institucional (antes Partido de la Revolución Mexicana), hegemónico en el país desde 1929 a 2000. 

  6. Punto Norte, 6-10-2023. 

  7. Animal Político, 22-5-2023. 

  8. Tabasco Hoy, 27-7-2023. 

  9. Infobae, 26-6-2023. 

  10. El País, edición México, 21-9-2023. 

  11. ladiaria.com.uy/UqU

  12. ladiaria.com.uy/UqV

  13. “‘El éxito se mide en dinero’: Natanael Cano y el imperio del regional urbano”, Vice en español, 18-1-2021. 

  14. “¿Eres un ‘alucín’?, la nueva palabra de tendencia en las redes; te la explicamos”, El Sol de Tampico, 28-9-2022.