La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, dijo que tiene un “mandato indiscutible” para convocar un segundo referéndum sobre la independencia escocesa de Reino Unido. En una conferencia de prensa realizada el martes en Bute House, la residencia oficial situada en Edimburgo, la capital escocesa, la líder del Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) dijo que el mandato responde a la victoria que su sector político obtuvo en las elecciones autonómicas celebradas en mayo de 2021. De acuerdo a lo que informaron agencias internacionales, Sturgeon divulgó el primero de varios documentos para justificar esta nueva consulta popular acompañada por el colíder de los ecologistas escoceses, Patrick Harvie, aliado del SNP en el Parlamento local.

“El Parlamento escocés tiene un mandato democrático indiscutible y tenemos la intención de honrar ese referéndum”, comentó Sturgeon, quien agregó: “El brexit nos sacó de la Unión Europea y del mercado único en contra de nuestra voluntad, con un daño enorme al comercio, las condiciones de vida y los servicios públicos”. Además, Sturgeon insistió en que “después de todo lo que sucedió –brexit, covid, Boris Johnson–, es hora de establecer una visión diferente y mejor. Es hora de hablar sobre hacer que Escocia sea más rica y justa. Es hora de hablar sobre la independencia y luego tomar la decisión”.

La primera ministra dijo que describirá en las próximas semanas cómo el gobierno escocés puede “forjar un camino a seguir” frente a la obstinada negativa de Westminster, en una medida que muchos creen que terminará en una batalla judicial. Para que se puede realizar otro referéndum sobre la independencia, Escocia necesita el aval del gobierno central de Londres, la denominada sección 30. Pero la primera ministra prometió presentar a la ciudadanía una “actualización significativa” a fines de este mes sobre cómo se puede celebrar otro referéndum aun sin la autorización del Ejecutivo que encabeza Boris Johnson. El político conservador inglés se manifestó en varias ocasiones rotundamente en contra de la celebración de otro referéndum en Escocia, argumentando que estas consultas se debían hacer únicamente “una vez por generación”.

De todas maneras y pese a tener totalmente claro que no contará con el visto bueno de Londres, Sturgeon insistió en que el nuevo referéndum, que de acuerdo a sus planes se realizaría en octubre del año que viene, “debe ser legal”.

Según consignó el diario The Scotsman, durante su contacto con los medios, la primera ministra dijo que el gobierno de Reino Unido “no tenía respeto por la democracia”, y agregó: “Eso significa que, si queremos defender la democracia en Escocia, debemos forjar un camino a seguir, si es necesario, sin una orden de la sección 30”.

Sturgeon agregó: “Sabemos que en estas circunstancias se cuestiona la competencia del Parlamento escocés para legislar y, por lo tanto, esa es la situación en la que debemos navegar para dar a las personas la opción de la independencia. Ese trabajo está muy avanzado”.

En el primer referéndum por la independencia, celebrado en setiembre de 2014, 55% de los votantes rechazó la separación, frente a 45% que apoyó la independencia. Dos años después, en 2016, en la consulta sobre el brexit, 62% de los ciudadanos escoceses votaron a favor de permanecer en el bloque comunitario.

Cruces en Westminster

Este miércoles, durante su comparecencia en el Parlamento británico, Boris Johnson calificó el proyecto de Sturgeon sobre un nuevo referéndum como “tonto”.

El primer ministro hizo este comentario después de que el líder del SNP en Westmisnter, Ian Blackford, afirmara que Escocia “no puede permitirse” quedar atrapada en medio de una “guerra comercial” con Europa. “Escocia simplemente no puede permitirse el lujo de permanecer atrapada en el fallido sistema de Westminster”, expresó Blackford, quien además criticó a Johnson y aludió a la realidad económica de Reino Unido.

“El primer ministro puede darse el lujo de vivir en su propio pequeño mundo, su propia pequeña Gran Bretaña, pero la gente tiene que vivir con la realidad de un sistema de Westminster fallido. Una crisis del costo de la vida peor en Reino Unido que en cualquier otro país del G7. Una tasa de inflación que duplica la de Francia, y ahora una amenaza de guerra comercial con nuestros amigos europeos, provocada por un primer ministro que infringe la ley. Esa no es una visión para el futuro de Escocia”, expresó Blackford.

Johnson respondió: “Reino Unido tiene un número récord de personas en el empleo de nómina. Eso es algo asombroso cuando se considera dónde estábamos durante la pandemia”. Luego el jerarca agregó, haciendo referencia a las palabras del representante del SNP: “Habla de una guerra comercial. ¿Qué podría ser más tonto que un proyecto que prevé barreras comerciales dentro de partes de Reino Unido?”.