Un día después de haber declarado el conflicto armado interno, dándole así a las Fuerzas Armadas la potestad de combatir a cerca de una veintena de organizaciones criminales que operan en el país, ahora denominadas “terroristas”, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, dio un mensaje a la ciudadanía en el que habló sobre las razones y los alcances de su medida.

El mandatario de 36 años, que asumió la presidencia el 23 de noviembre, expresó que el país estaba viviendo “un momento muy duro”, pero aclaró que su administración es firme y advirtió que “se acabaron los gobiernos tibios”, en una entrevista con la radio Canela de Quito.

Cuando le preguntaron si el país estaba en guerra, Noboa respondió que “prácticamente, sí; estamos en un conflicto armado, no internacional, estamos luchando por la paz contra grupos terroristas”.

El mandatario agregó que, además de perseguir a los integrantes de las organizaciones de narcotraficantes que generaron una ola de violencia inédita en la era moderna del país, el plan lanzado el martes también apunta a jueces, fiscales y funcionarios de la Policía y las Fuerzas Armadas que sean cómplices de los terroristas.

“Consideraremos también a los jueces y fiscales que apoyen a estos grupos terroristas como parte de esos grupos”, expresó Noboa, de acuerdo a lo que consignó el portal Primicias.

Mientras la de este miércoles fue una jornada de relativa calma después de que el martes murieran 11 personas en diversos incidentes ocurridos en la ciudad de Guayaquil y sus alrededores, una situación que genera inquietud es que dentro de las cárceles hay más de 100 guardias penitenciarios que permanecen como rehenes de reclusos.

Acerca de este punto, el presidente advirtió que “estamos en un estado de guerra y no podemos ceder ante estos terroristas”, por lo que les aseguró que no podrán presionar ni doblegar al gobierno.

Paralelamente, el mandatario aclaró que en las cárceles intervendrán las Fuerzas Armadas y no la Policía, porque son ellas las que deben actuar contra los objetivos militares.

“Estamos haciendo lo posible y lo imposible para traerlos a todos [los funcionarios secuestrados] sanos y salvos, pero no podemos parar la guerra por eso, porque el Estado está en guerra en todas las provincias”, puntualizó el presidente, que contó con un respaldo importante de varios sectores políticos que apoyaron su decisión.

Noboa recordó además que, al cambiar la denominación de los grupos de crimen organizado a grupos terroristas, las medidas que puede tomar el Estado para enfrentarlos son otras y que, legalmente, las autoridades ahora deben acogerse al derecho internacional humanitario.

El presidente, cuyo mandato finalizará en mayo del año que viene, pero que ya anunció que irá por la reelección, contó también que todas las acciones tomadas por su gobierno son parte de un plan y que era necesario transparentar la situación del país en torno a la inseguridad, además de buscar aliados internacionales.

En este sentido, Noboa detalló que el embajador de Estados Unidos, Michael Fitzpatrick, le confirmó que su país presentará un paquete de asistencia para colaborar con los planes de seguridad del Ejecutivo.

En su mensaje a la ciudadanía Noboa se mostró fuertemente crítico con los gobiernos anteriores por no haber tomado medidas contra los grupos delincuenciales. Por eso destacó las acciones de su administración y el hecho de que finalmente se haya identificado a los ahora denominados grupos terroristas, “con nombres y apellidos”.

Un informe publicado este miércoles por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica remarcó que la escalada de la crisis de seguridad que vive Ecuador se viene gestando desde hace al menos siete años, con la irrupción en territorio ecuatoriano de los grandes cárteles del narcotráfico.

Un factor clave para la desestabilización de la situación en Ecuador fue la desmovilización en 2016 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), organización que controlaba la zona fronteriza entre los dos países, abriendo así una ruta más segura al narcotráfico, porque las incautaciones en Colombia eran cada vez mayores.

Otro factor determinante en la crisis ecuatoriana fue la llegada al país de integrantes de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Nuevo Jalisco, que crearon toda una red de bandas y grupos locales de apoyo con la finalidad de que la droga producida principalmente en Colombia y Perú pueda llegar a México en su camino final hacia Estados Unidos.