El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, difundió este lunes un video en el que reafirmó su intención de atacar la ciudad de Rafah, situada en el extremo sur de la Franja de Gaza, junto a la frontera con Egipto, en la que se concentra buena parte de la población desplazada por la guerra en el enclave palestino.

El gobernante afirmó, además, que ya “hay una fecha” para esa ofensiva, aunque no la reveló.

Contra el plan de atacar Rafah se han manifestado varios gobiernos, incluso el de Estados Unidos, el principal aliado de Israel, que advirtió que una incursión militar en una ciudad tan densamente poblada podría aumentar de manera sustancial el número de víctimas civiles de esta guerra.

En el video, Netanyahu también se refirió a los avances de las negociaciones entre su gobierno y representantes del movimiento palestino Hamas, en las que Estados Unidos opera como mediador, al igual que los gobiernos de Egipto y Qatar.

“Hoy recibí un informe detallado sobre las conversaciones en El Cairo. Estamos trabajando todo el tiempo para lograr nuestros objetivos, principalmente la liberación de todos nuestros rehenes y lograr una victoria completa sobre Hamas”, dijo. Argumentó que para lograr este último objetivo se “requiere la entrada en Rafah” y la “eliminación de los batallones terroristas que se encuentran allí”.

Este mensaje tiene lugar cuando los dos socios más extremistas del gobierno de Netanyahu amenazaron con retirarle su apoyo si la guerra no sigue adelante.

Ellos son el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, líder del partido racista Poder Judío, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que encabeza el partido Sionismo Religioso, cuya base de apoyo son los movimientos de colonos judíos más radicales.

“Si Netanyahu decide finalizar la guerra sin un asalto amplio a Rafah, no contará con el mandato para servir como primer ministro”, había advertido Ben Gvir.

A su vez, Smotrich opinó que “en lugar de levantar el pie del acelerador” por las presiones internacionales que recibe, Israel debería aumentar la ofensiva sobre Hamas como “única forma de traer de vuelta a los secuestrados”.

En cambio, el opositor centrista Yair Lapid sí ofreció el apoyo de su partido, Yesh Atid, a un acuerdo que permita la liberación de los rehenes, y calificó a Ben Gvir y Smotrich de “socios mesiánicos” del gobierno.

Uno de los asuntos que las partes negocian en El Cairo es la situación de los desplazados que dejó la ofensiva en Gaza. De acuerdo con fuentes de Hamas consultadas por la agencia Efe, el grupo recibió una propuesta que no incluye el regreso de esas personas a sus hogares, sino a campamentos de refugiados.

Lo mismo informó Europa Press, que señaló además que la propuesta israelí no prevé un alto el fuego permanente ni la retirada militar, y que la reubicación de los desplazados en campos de refugiados sería vigilada por el ejército israelí.

“Por el momento no hay avances en las negociaciones. Si hay alguno, lo anunciaremos a través de los canales oficiales. Hamas cumple con sus demandas, que incluyen un alto el fuego, la retirada israelí de la Franja de Gaza, la entrada de ayuda, el regreso de los habitantes de Gaza desplazados y un intercambio de prisioneros”, dijo una fuente del grupo palestino al canal libanés Al Mayadeen.

Frente a la anunciada ofensiva terrestre sobre Rafah, de la que Netanyahu advierte hace semanas, miles de palestinos iniciaron este lunes su regreso a la ciudad cercana de Jan Yunis, una de las más golpeadas por esta guerra, y de la que las tropas israelíes se retiraron el domingo.

Según informó The Guardian, al regresar los habitantes de Jan Yunis encontraron la ciudad destruida y se vieron enfrentados a tener que desenterrar cuerpos atrapados bajo los escombros desde hace tiempo. Videos a los que accedió ese periódico muestran edificios destrozados y grafiteados en hebreo.

En cada balance de muertos que dejó esta guerra, las autoridades sanitarias de la Franja de Gaza, que pertenecen a Hamas, señalan que además del número de muertos –que ya llegó a 33.200, entre ellos 14.500 niños y adolescentes– hay una cifra que estiman en miles de personas que se encuentran bajo los escombros.

En el caso de Jan Yunis, la segunda ciudad más grande de la Franja de Gaza, 55% de los edificios fueron destruidos o dañados. “Esperábamos encontrar la casa o sus restos, o sacar algo de ella para cubrirnos”, dijo a la agencia de noticias AFP un palestino de 46 años, Qandil, después de regresar a Jan Yunis. “Pero no encontramos la casa”, agregó.