El discurso de Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos reforzó relatos construidos a partir de información falsa y que buscan la construcción de un enemigo: los derechos humanos.

El discurso de Javier Milei en Davos fue grave no sólo por el ataque directo al movimiento feminista y ambientalista, con las consecuencias en la seguridad integral de mujeres, diversidades y activistas de derechos humanos, sino por el cúmulo de información falsa. Repitió consignas conspiranoicas y reforzó su discurso mesiánico. Responsabilizó a las feministas por la burocracia del Estado y al ambientalismo por el aborto (¿?). El discurso del presidente de Argentina no sólo refuerza prejuicios que pueden derivar en actos violentos, sino que distorsiona la historia, inventa un mundo en el que mucha gente necesita creer.

Lo que dijo Milei no es nuevo, fue una de las bases de la campaña libertaria, y tampoco es una creación original. Lo único que tiene de original el presidente son los perros clonados y los delirios místicos públicos. El resto es una copia torpe de la agenda de la derecha y ultraderecha internacional que hablan del “marxismo cultural”, “neomarxismo”, “colectivismo” o “socialismo” para referirse a una agenda de derechos, por ejemplo los derechos de las mujeres, las personas LGBTI+, las comunidades indígenas y el medioambiente.

Hoy Milei definió al feminismo como “una pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer”. Según él, este enfrentamiento fue inventado por el socialismo luego de que se le terminara el curro de la lucha de clases. El socialismo también inventó al movimiento ambientalista, que a su vez inventó “la lucha del hombre contra la Naturaleza”. Según Milei “los socialistas sostienen que los seres humanos dañamos el planeta”. El cambio climático es un invento del socialismo y de los organismos internacionales.

Lo único que tiene de original Milei son los perros clonados y los delirios místicos públicos. El resto es una copia torpe de la agenda de la derecha y ultraderecha internacional.

¿Qué hacemos con estos dislates? Estamos asistiendo en vivo a una de las intervenciones más violentas sobre el sentido de realidad. Milei da vuelta los conceptos, repite falacias ad hominem (en este caso sería un sujeto colectivo, el de los defensores de derechos humanos) y falacias ad populum, un recurso trillado de los populismos y gobernantes autoritarios. Su forma de argumentar es justamente diciendo que quienes cooptaron el sentido común y los ¿datos? han sido los otros, los neomarxistas, sean quienes sean.

Su discurso no es delirante, es perverso: ataca invirtiendo argumentos. Insisto, Milei no es original ni está solo. Desde los sectores políticos y económicos que representa está librando una batalla cultural que tiene muchas aristas, entre ellas la ciencia, la historia y, por supuesto, el lenguaje. Milei y los libertarios han creado un lenguaje propio en el que el significado de las palabras no tiene que ver con este mundo, sino con la ficción que ellos están creando. Así opera la ideología, claro, pero ellos dicen estar en contra de la ideología.

¿Qué hacemos cuando nos ponen en contra a las palabras? ¿Cómo traducimos el mundo? ¿Qué lenguajes podemos usar? Y por último: ¿cómo podemos combatir la guerra contra los sentidos comunes?

Dejo abierta esta pregunta, espero que no nos lleve mucho tiempo responderla.

Ana Fornaro es periodista y escritora. Este artículo fue publicado originalmente en Agencia Presentes.