Cuatro meses después de la reunión de líderes políticos latinoamericanos con el gobierno chino en Pekín -primer Foro de Cooperación China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)-, el primer ministro de la segunda mayor economía del mundo inicia una gira por Brasil, Colombia, Perú y Chile. Estos países parecen haber sido los elegidos por la diplomacia china para iniciar el aterrizaje de sus inversiones en infraestructura, industrias básicas y en el sector financiero.

Aquella vez, un anuncio de inversiones por 250.000 millones de dólares en diez años causó ansiedad y cierta expectativa sobre su efectiva concreción. Li Keqiang llegó ayer a Brasil y estará en la región hasta el 26 de mayo, visitando a los principales socios comerciales de China, que representan, entre los cuatro, 57% del volumen de comercio bilateral entre China y América Latina.

Uno de los anuncios que realizó Li Keqiang antes de la visita fue el de la inversión de 50.000 millones de dólares en infraestructura en Brasil. El desembolso financiará, entre otras inversiones, la construcción de una línea férrea a lo largo de la costa brasileña del Atlántico, que llegará hasta la costa peruana en el Pacífico y buscará facilitar las exportaciones de soja y hierro de ambos países hacia China. “Será un nuevo camino rumbo a Asia que se abrirá desde Brasil, llevará primero a Perú y después a China”, dijo ayer Rousseff. Los gobernantes firmaron, además de otros 34 convenios, uno para iniciar los estudios de viabilidad de esta obra.

El anuncio del plan de inversiones es destacado en Brasil como una inyección de optimismo para una economía con bajas expectativas de crecimiento. Que los inversores chinos se muestren dispuestos a correr riesgos en el sector de infraestructura ayudará a insuflar optimismo y confianza en los empresarios brasileños, que están poco proclives a confiar en el mercado interno.

Según publicó el diario estadounidense The Wall Street Journal, el plan de inversiones se hará operativo mediante la creación por parte del Banco Comercial de China de un fondo de 50.000 millones de dólares, que sería gestionado por el banco estatal brasileño Caixa Económica Federal.

La prensa brasileña destaca, además, que el acuerdo entre ambos países emergentes incluiría la compra del banco brasileño BBM por parte del Banco de Comunicaciones de China. La decisión de esta institución financiera, propiedad del Estado chino, se conoció poco antes del inicio de la gira e implicaría la adquisición completa del banco brasileño, cuyos activos a fines de 2014 eran de unos 1.000 millones de dólares.

Asimismo, está previsto que ambos gobiernos acuerden la venta de aeronaves brasileñas a China. Además de la compra de 22 aviones Embraer, parte de una operación ya acordada de 60 aeronaves, y la reapertura del mercado chino a la carne bovina brasileña, la lista de negocios a abordar incluye autopartes, transporte, energía, puertos, hidroeléctricas y ferrovías.

“China está tomando el muy necesitado rol de inversor en América Latina y el Caribe, y Brasil necesita inversiones desesperadamente”, dijo la semana pasada a la agencia AFP Charles Tang, presidente de la Cámara de Comercio Brasil-China. Agregó, en referencia a América Latina, que “el patio trasero de Estados Unidos se está convirtiendo en el de China”.

De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), América Latina es para China principalmente un productor de materias primas, y esto se nota en la composición de su inversión directa en la región. A las importaciones de petróleo venezolano, se suman las de cobre de Perú y Chile, y de soja de Brasil y Argentina. Según el organismo de Naciones Unidas, casi 90% de las inversiones chinas estimadas entre 2010 y 2013 se dirigió a los recursos naturales. De acuerdo con el informe de CEPAL, “son pocos aún los casos de empresas constructoras chinas que han vencido en grandes licitaciones para obras públicas en la región”.

El paso de Li por Brasil tiene como telón de fondo una reunión que pondrá frente a frente a unos 130 empresarios de ambos países, otro paso en una relación comercial que creció de unos 3.200 millones de dólares en 2001 a 83.300 millones en 2013, y que convirtió a China en el primer inversor en Brasil cuando superó a Estados Unidos, en 2009.

En Colombia se espera que el futuro tratado de libre comercio que se negocia desde hace dos años sea uno de los temas a tratar durante la visita del primer ministro chino. Además, Colombia buscará la firma de convenios para intensificar la cooperación en campos como inversión, infraestructura, agricultura, comunicaciones y cultura.

Li cerrará su gira en Chile, el primer país latinoamericano en establecer relaciones con China, hace ya 45 años, y también el primer país de todo el mundo que firmó un tratado de libre comercio con Pekín, en 2005. Igual que Perú, Chile tiene en China a su mayor socio comercial, con 34.000 millones de dólares de exportaciones a ese país en 2014, concentradas en cobre y productos agropecuarios.

A su vez, Perú se está convirtiendo en un foco de inversión de China. A ésta corresponde un tercio de los nuevos proyectos mineros de Perú, emprendimientos que a menudo encuentran el rechazo de la población local, que reclama por el impacto ambiental potencial de los métodos de explotación previstos. Perú es otro país de la región que firmó un acuerdo de libre comercio con China hace ya varios años, mientras que Colombia tiene negociaciones avanzadas y Brasil ha mostrado interés en tratar este tema con el primer ministro chino durante la visita que comenzó ayer.