Es la tercera vez en el año y la sexta desde que empezó la crisis económica, en 2010, que los griegos eligen gobierno. El domingo, Tsipras se enfrentará de nuevo a las urnas luego de haber renunciado a su cargo de primer ministro el 20 de agosto para convocar elecciones anticipadas.

“Mi mandato del 25 de enero venció. Ahora el pueblo debe pronunciarse. Ustedes con su voto decidirán si negociamos bien o no”, dijo al dejar su cargo, luego de haber firmado un acuerdo para el tercer rescate a Grecia por parte de la Unión Europea.

Había prometido que no aplicaría más reformas económicas, pero aceptó recortes y privatizaciones, medidas que fueron impuestas por los acreedores, lo que generó descontento en varios miembros de Syriza. Como respuesta, el ala izquierda de su partido, la más crítica hacia Bruselas, fundó Unión Popular, que presenta a Panayotis Lafazanis como candidato a jefe de gobierno. Este partido tiene pocas posibilidades de ganar, pero le resta votos a Syriza.

De todos modos, el que aparece como el principal representante de quienes están desilusionados de Tsipras, el ex ministro de Finanzas Yanis Varufakis, dijo el sábado que no apoya a ninguno de los dos partidos. Durante una visita a Francia, opinó que “ninguno de ellos dispone de un programa que el próximo Parlamento pueda aplicar”.

Hasta el viernes, Syriza aparecía en empate técnico con los derechistas de ND, y ninguna de las dos organizaciones políticas podía aspirar a la mayoría absoluta. Una encuesta estimó que Syriza ganaría con cinco puntos porcentuales de ventaja, con 28,5% de los votos, mientras que otras tres, difundidas el sábado, le dieron un estrecho margen de ventaja a ND. Un quinto sondeo tuvo como resultado un empate.

En este contexto, el debate celebrado el lunes de noche entre Tsipras y Meimarakis aparecía como la instancia clave para captar votantes. Aunque varios medios coincidieron en que el encuentro no arrojó un ganador claro, los dos se esforzaron para convencer a los indecisos. La última encuesta del instituto Metros Analysis, publicada ayer por el canal Ant1, da por resultado un nuevo empate entre Syriza y ND, ambos con 31,6% de intención de voto.

“Las elecciones son muy importantes porque, si ganan los que lucharon [contra la austeridad], eso dará un mensaje positivo a las fuerzas del cambio y contra la austeridad en Portugal, España e Irlanda. Si no ganan estas fuerzas, los pueblos en esos países pensarán que no hay alternativa”, opinó Tsipras.

Por su parte, Meimarakis, cuyo partido dio un giro hacia el centro en la campaña, abogando por “mejorar” el plan de rescate acordado con las instituciones europeas, insistió en su estrategia de consenso y se manifestó a favor de una amplia alianza de gobierno, aunque por momentos pareció perder la paciencia y le dijo a Tsipras que es el responsable del hundimiento de la economía del país.

“Está claro que no podemos ponernos de acuerdo en todo, pero podemos ponernos de acuerdo para un plan de futuro y para el equipo nacional de negociación”, dijo Meimarakis, que anunció que si gana las elecciones parlamentarias, nombrará un amplio equipo encargado de seguir las negociaciones con los acreedores, en el que quiere contar con miembros de Syriza y también con tecnócratas.

Colados en el debate

El momento más animado del debate entre el ex primer ministro izquierdista de Syriza, Alexis Tsipras, y su rival del derechista Nueva Democracia (ND), Vangelis Meimarakis, fue cuando hablaron de la crisis migratoria. El dirigente de ND responsabilizó a Tsipras por la llegada masiva de inmigrantes y refugiados, que según él se debe a su decisión de abrir las fronteras. Pero Tsipras respondió que se trata de un problema internacional que surgió de la guerra civil en Siria, y no una cuestión de Syriza. Sin embargo, los dos candidatos a primer ministro de Grecia coincidieron en que la Unión Europea debe alcanzar un acuerdo de una vez por todas para resolver esa crisis.

Tsipras rechazó la oferta de su rival porque considera que sería una alianza “contra natura”, ya que las diferencias con Meimarakis son “muy grandes”. Pidió a los griegos que le den la mayoría, y recordó que el de Meimarakis es el partido que le dejó a Grecia el déficit y la deuda. Además, aseguró que, si gana las elecciones, buscará mantenerse a la izquierda y compensar los impactos negativos del rescate negociando mejores condiciones para los puntos que aún están pendientes, como las deudas morosas en los bancos, las relaciones laborales o los detalles del fondo de privatizaciones.

Meimarakis insistió en atender la situación de los agricultores, a los que se les van a acabar las reducciones de impuestos, y prometió rebajar la presión impositiva cuando se haya logrado el primer superávit fiscal.

Bases comunes

El diario Kathimerini señaló que el debate dejó claro que ambos líderes “están de acuerdo en lo que respecta al rescate, pero en desacuerdo en todo lo demás”.

“La obligación ineludible de que el gobierno que salga de las elecciones del domingo aplique el tercer programa de rescate fue el único punto de acuerdo entre Alexis Tsipras y Vangelis Meimarakis, en un debate que en algunos momentos estuvo enriquecido por diálogos audaces y vivos”, publicó el periódico griego. Este punto genera una gran tranquilidad entre los líderes de la Unión Europea. Para ellos, a diferencia del referéndum de julio sobre las condiciones del rescate, o las elecciones de enero en las que resultó electo Tsipras, las de este domingo no son motivo de preocupación. Sean quienes sean los que gobiernen, respetarán el plan acordado.

Esta falta de incertidumbre que tanto gusta en Bruselas no es un gran incentivo para los votantes griegos, muchos de los cuales están frustrados por el panorama político y desencantados de Syriza por haber pactado el tercer rescate.

Entre 10% y 15% de los votantes aún no definieron a quién apoyarán, y la mayoría de ellos son votantes de la izquierda y ex votantes de Tsipras. Pero ocho meses después de la llegada al poder de Syriza, el cambio en la difícil situación económica del país no es notorio, a lo que se suma el desánimo de los griegos. En un claro intento de movilizar a ese electorado, Tsipras dijo durante el debate: “Habrá un gobierno progresista o un gobierno conservador”.

Tanto ND como Pasok, que cambiaron de líderes, logran retener o captar nuevos votantes. Fofi Gennimata, la candidata socialista es la que más se perfila como eventual aliada de Tsipras. Se reivindica como digna heredera de su padre, Georgios, que fue una figura del socialismo griego de los años 80. La línea social que representa le permite captar los votos de algunos disidentes pro europeos de Syriza. “No hay duda de que habrá gobierno”, aseguró Tsipras. “Cuando me encomiende el presidente la formación de un gobierno, intentaré que sea el más amplio posible”, adelantó el líder de Syriza.