Uno de los temores que estaba subyacente en los últimos días se concretó este jueves en Kabul, cuando un doble atentado suicida perpetrado por una facción de la organización fundamentalista Estado Islámico, el denominado Estado Islámico del Jorasán (ISIS-K, por sus siglas en inglés), llamado así por ser esta última una región histórica de Asia central, causó la muerte de al menos 72 civiles y 13 militares estadounidenses, además de causar heridas a centenares de personas, muchas de ellas, de gravedad.

Los atacantes realizaron su acción en los accesos del aeropuerto de la capital afgana, que viene siendo desde donde miles de personas están saliendo del país asiático todos los días luego de que los fundamentalistas talibanes se impusieran militarmente sobre las fuerzas gubernamentales.

Amaq, una agencia dedicada a comunicar acciones de Estado Islámico, dijo en su canal de Telegram que un miembro llamado Abdul Rahman al-Logari llevó a cabo “la operación de martirio cerca del aeropuerto de Kabul”, despejando totalmente las dudas sobre la autoría del ataque.

La agencia Associated Press, que accedió al comunicado, informó que el documento llevaba una foto de quien el grupo militante dijo que era el atacante que llevó a cabo el ataque. La imagen muestra al presunto suicida con el cinturón explosivo frente a la bandera negra del Estado Islámico con una tela negra que cubre su rostro, quedando visibles únicamente sus ojos.

Desde el domingo, la inteligencia estadounidense había advertido de la posibilidad cierta de que esta rama del Estado Islámico —que se opone al movimiento talibán y cuyos integrantes son en su mayoría afganos, paquistaníes, uzbekos y tayikos— aprovechara la situación caótica que se estaba dando en Kabul para realizar una acción sobre el aeropuerto. La noticia golpeó fuerte a Estados Unidos, que no sufría tantas bajas en Afganistán desde el 6 de agosto de 2011 y que no registraba muertes en el país asiático de sus efectivos desde febrero de 2020, según recordó The Wall Street Journal.

En la tarde del jueves, el presidente estadounidense realizó una conferencia de prensa en la Casa Blanca. En ella el mandatario demócrata de 78 años, en primer lugar, recordó a los marines muertos en el atentado.

“Fue un día duro. Estos militares son héroes que dieron la vida por otros en una operación de evacuación sin parangón en la historia. Hicieron posible que miles pudieran salir del país”, dijo Biden, quien pidió un minuto de silencio por las víctimas.

“No perdonaremos a quienes han perpetrado este ataque. Iremos a cazarlos y no pararemos hasta que paguen por ello”, dijo el presidente, quien reafirmó que el principal objetivo sigue siendo la evacuación de todos los estadounidenses y de la mayor parte de colaboradores afganos.

Cuando un periodista le preguntó qué tenía que decirles a los afganos que ayudaron a las tropas estadounidenses y que podrían no salir antes de fin de mes, Biden dijo: “Vamos a hacer todo lo posible para sacarlos”. Pero a continuación agregó: “como estudioso de la historia, no conozco ningún conflicto de finales de guerra en que un bando haya podido garantizar que todos los que quisieran salir de un país pudieran hacerlo”.

“Estuve en contacto constante con nuestros líderes militares superiores y nuestros comandantes en el terreno. Dejaron claro que podemos y debemos completar esta misión y no vamos a ser disuadidos por los terroristas. Continuaremos la evacuación”, sentenció Biden.

El mal menor talibán

Con los militares estadounidenses controlando el interior del aeropuerto de Kabul, una parte importante del esquema de seguridad en la terminal aérea depende de los talibanes, que son quienes están a cargo de los accesos al lugar.

Pero durante su discurso, Biden dijo que no cree que depender de los talibanes para ayudar en la seguridad de la evacuación sea “un error”.

“Miren, incluso hoy, 5.000 estadounidenses salieron a salvo. No es una cuestión de confianza, sino de interés mutuo. No hay evidencia que me hayan dado hasta ahora de que haya habido connivencia entre los talibanes y Estado Islámico”, agregó el presidente.

Posteriormente y ante la pregunta de un periodista, Biden volvió a defender su postura de sacar todas las tropas de Afganistán, basándose en que ello había sido acordado por el gobierno de su antecesor en el cargo, Donald Trump, en negociaciones que llevó adelante con los talibanes en Catar el exsecretario de Estado Mike Pompeo, en setiembre del año pasado.

“¿Qué alternativa tenía?, ¿mandar más tropas y echar abajo el pacto con los talibanes?”, se preguntó Biden.

Pocas horas después del atentado el jefe del Comando Central de Estados Unidos (Centcom, por sus siglas en inglés), el general Kenneth McKenzie, realizó una conferencia de prensa desde el Pentágono.

McKenzie, al igual que lo hizo después el presidente, insistió en que la operación de evacuación continuaría. “El plan está diseñado para operar bajo estrés y bajo ataque, y continuaremos haciéndolo, coordinaremos con mucho cuidado para asegurarnos de que sea seguro para los ciudadanos estadounidenses venir hasta el aeropuerto. Si no es así, les vamos a decir que esperen”. El alto mando militar confirmó también que la fecha de retirada de Afganistán sigue siendo el 31 de agosto. “Nuestra misión sigue adelante. Todavía estamos comprometidos a sacar a la gente en avión, hasta que finalicemos las operaciones hacia fin de mes”, agregó McKenzie que dio algunos detalles sobre las tareas que se están realizando en forma conjunta con los talibanes durante estos días en materia de seguridad.

Luego de asegurar que el atentado de este jueves “sucedería tarde o temprano”, el jerarca militar estadounidense dijo que no hay “nada que me convenza” de que los talibanes permitieron que ocurriera el ataque.

El militar fue todavía más allá cuando afirmó que “la cooperación con los talibanes probablemente frustró otros ataques planeados en el aeropuerto”. “Compartimos versiones de nuestra información con los talibanes. No obtienen la gama completa de información que tenemos, pero les damos suficiente para actuar en el tiempo y el espacio para tratar de prevenir estos ataques”, detalló McKenzie.

Pero la retirada estadounidense, también está generando grandes críticas desde varios sectores, particularmente desde la oposición del Partido Republicano.

Este jueves en un comunicado, el expresidente Trump lamentó los hechos ocurridos en Kabul, de los que dijo que “nunca deberían haber pasado y de ahí que nuestro dolor sea mayor”. Desde que fue reafirmada por Biden, el líder republicano criticó con dureza a su sucesor, si bien fue él quien pactó la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán.

Los episodios de este jueves generaron la reacción del líder de la minoría republicana de la Cámara de Representantes, el californiano Kevin McCarthy, quien este jueves le pidió a la demócrata Nancy Pelosi, la presidenta del órgano legislativo, levantar el actual receso y convocar nuevamente a sesiones para abordar la crítica situación en Afganistán.

“Es hora de que el Congreso actúe rápidamente para salvar vidas”, reclamó McCarthy en un comunicado consignado por la agencia AFP. “Nuestros enemigos se han aprovechado de la naturaleza caótica de la retirada”, resaltó McCarthy.

Pelosi “debe hacer que el Congreso vuelva a sesionar antes del 31 de agosto para que la administración del demócrata Joe Biden pueda informarnos de manera completa y comprensible”, agregó el influyente legislador republicano.

McCarthy también defendió la idea de que la Cámara apruebe una legislación “que prohíba la retirada de nuestras tropas hasta que todos los estadounidenses estén fuera de Afganistán”, un proyecto que no tiene posibilidades de ser aprobado en la Cámara, que es controlada por los demócratas.

McCarthy también pidió al presidente Biden que “tome medidas decisivas para proteger a nuestras tropas, nuestros ciudadanos y nuestros aliados sin tener en cuenta una fecha límite arbitraria”.