Hace más de dos meses que por las canillas de Montevideo y la zona metropolitana sale agua no potable. Agua “bebible”, en palabras de las figuras máximas del Poder Ejecutivo. El 26 de abril, OSE anunció que aumentaría los niveles de cloruro y de sodio en el agua para evitar el desabastecimiento. El 4 de mayo, en una conferencia de prensa, el Ministerio de Salud Pública informó sobre la autorización otorgada para la suba de los niveles y sus impactos en la salud.

Después de este anuncio y durante días, las autoridades del Poder Ejecutivo guardaron silencio respecto de la crisis hídrica. En particular, el presidente Luis Lacalle Pou se mantuvo al margen del tema. En cambio, sí abordó otros asuntos en sus apariciones públicas: el tema de la vivienda, la reducción de la jornada laboral, la reconciliación con su esposa, Lorena Ponce de León.

En mayo el protagonista de la comunicación a nivel oficial fue el presidente de OSE, Raúl Montero, mientras en los medios de prensa se veían con cada vez más frecuencia titulares con cuentas regresivas sobre la cantidad de días de agua “bebible” que quedaban, en función de las reservas de Paso Severino. El Ministerio de Desarrollo Social resolvió dar dos litros de agua embotellada por día a embarazadas que cobran asignaciones familiares del Plan de Equidad y enfermos crónicos de los programas de la cartera.

La presencia de Delgado y la ausencia de Lacalle

El 16 de mayo, el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, asumió un rol similar al que adoptó en ocasiones durante la pandemia: se puso al frente de una conferencia de prensa para informar los resultados de una reunión en la Torre Ejecutiva, en la que participaron los ministros de Educación y Cultura, Desarrollo Social, Salud Pública y Ambiente, así como autoridades de OSE y del Sistema Nacional de Emergencias, y los intendentes de Montevideo y Canelones, Carolina Cosse y Yamandú Orsi. También estuvo presente el intendente de Flores, Fernando Echeverría, presidente del Congreso de Intendentes.

Delgado llamó a la calma y aseguró que se mantendría “el suministro en las condiciones actuales de agua para toda la población hasta que lleguen las lluvias que cambien las contingencias”, al tiempo que remarcó que el agua de OSE “es apta para el consumo humano y para todos los aspectos esenciales de la vida”, pese a que “puede tener quizá algunas condiciones sensoriales que para algunos puedan, quizá, no ser del todo palatables”.

En esa instancia, Delgado anunció una serie de medidas adoptadas por el gobierno: la construcción de una represa provisoria en el río Santa Lucía, la firma de un convenio entre OSE y el Congreso de Intendentes para reparar pérdidas en la red de cañerías, la compra de una planta desalinizadora que diseñó la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), la que prometió que estaría operativa “a partir de la próxima semana” –algo que aún no se ha concretado–, y la distribución de agua embotellada para CAIF y centros del INAU, así como para residenciales, hospitales y escuelas. También recordó que el 6 de junio se abrirían los sobres de la licitación del proyecto Neptuno, una iniciativa que, según afirmó, contribuirá a que situaciones como la actual “no pasen nunca más”.

A la salida del encuentro en la Torre Ejecutiva, el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, cuestionó la ausencia de Lacalle Pou. “Pensé que iba a estar el presidente de la República o, por lo menos, alguno de sus secretarios”, “la situación ameritaba que nos hubiera recibido”, reclamó.

Luego de esa reunión, se sucedieron otros temas en la agenda pública que tuvieron a Lacalle Pou como protagonista: una reunión con sus ministros en la estancia presidencial de Anchorena por el tema de la Rendición de Cuentas; el “retiro” convocado por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasilia; el cierre del Congreso de la Federación Rural en Durazno. En esta última instancia Lacalle Pou se refirió a los efectos de la sequía, en particular en el sector agropecuario, reafirmó el compromiso del gobierno con “el campo” y opinó que el próximo desafío del país debe ser la implementación integral de la Ley de Riego. En junio, el presidente asistió a la inauguración de UPM, recibió un premio en Nueva York y se reunió con el presidente estadounidense, Joe Biden. La crisis hídrica no estuvo nunca en el centro de sus apariciones públicas.

Centralizar la comunicación

Durante la pandemia por la covid-19, Lacalle Pou eligió ponerse al frente de la comunicación gubernamental, y se realizaron conferencias de prensa por parte de integrantes del Poder Ejecutivo que en algunos momentos llegaron a ser diarias. En el momento más crítico de la pandemia, en abril y mayo de 2021, cuando llegaron a morir 60 personas por esta causa en Uruguay, Lacalle Pou encabezó dos conferencias de prensa para informar sobre la situación de la pandemia y para hablar sobre la suspensión de la presencialidad en la educación.

En el caso de la crisis hídrica actual, el 19 de junio, por primera vez, Lacalle Pou encabezó una conferencia de prensa para anunciar que el gobierno había decretado la emergencia hídrica. El presidente informó que se daría un reporte diario sobre la calidad del agua, que se realizaría una obra en el río San José para reforzar las reservas del Santa Lucía –obra que está actualmente en curso– y que se exoneraría de impuestos al agua embotellada.

Según informó en su momento El País, en una reunión previa a la conferencia se acordó que la comunicación sobre la crisis se haría de forma centralizada, a través de anuncios del secretario de Presidencia o del propio presidente.

Ese mismo día, Lacalle Pou había participado en el acto por el natalicio de José Artigas en Sauce y fue recibido con protestas por la calidad del agua. “Señor presidente, agua hay. Pare el regalo a los poderosos y tráigala ya. El agua es nuestra”, reclamaba uno de los carteles sostenidos por los manifestantes, según informó Montevideo portal. “No es sequía, es saqueo”, fue el cántico de los presentes.

Después de su aparición pública en conferencia de prensa, no hubo otras salidas de Lacalle Pou para referirse al tema. El 27 de junio, fueron los ministros Azucena Arbeleche (Economía y Finanzas), Martín Lema (Desarrollo Social) y Pablo Mieres (Trabajo y Seguridad Social) los encargados de anunciar que se distribuiría agua embotellada a más de 500.000 personas de la zona metropolitana, tras una reunión que mantuvieron con el presidente.

En la última aparición pública del Ejecutivo por este tema, este jueves, nuevamente el vocero fue Álvaro Delgado, tras una reunión de varias autoridades con Lacalle Pou. Delgado destacó que las últimas lluvias fueron “positivas” y que la calidad del agua “no se va a modificar”. Insistió en que el agua que se está proporcionando es “apta para consumo humano, para cocinar y para higienizarse”.

“Son el día y la noche”

Para el politólogo Daniel Chasquetti, la estrategia comunicacional utilizada por el gobierno durante la pandemia en comparación con la desplegada ante la crisis hídrica son como “el día y la noche”. “En la pandemia lo hicieron muy bien, apegados al manual, con comunicaciones claras, concisas, con una sola voz, y además generando dispositivos que construían confianza: el GACH (Grupo Asesor Científico Honorario), un ministro (de Salud Pública, Daniel Salinas) que era muy cuidadoso, que se llevaba bien con la Universidad de la República”, enumeró Chasquetti, en diálogo con la diaria.

En cambio, en la actual crisis del agua “no hay nada de eso, no hay coordinación institucional, hay múltiples voces, y por detrás de todo hay una ausencia de estrategia”, o la que hay es “muy mala”. “Como que la estrategia es mirar para el cielo y ver si llueve, es muy improvisado todo”, consideró, y apuntó que en este caso, a diferencia de la pandemia, el gobierno no buscó apoyarse en el conocimiento especializado.

Al mismo tiempo, señaló que cuando llegó la pandemia al país el gobierno estaba en una fase distinta –“Estaba empezando, tenía toda la energía, estaban estrenándose en los cargos, mientras que ahora ya hay un desgaste, pasaron por mil problemas: [el exjefe de seguridad presidencial Alejandro] Astesiano, [el narcotraficante Sebastián] Marset, el lío de la reforma de la seguridad social”–, y eso hace que también el manejo de esta crisis no haya estado a la altura de lo sucedido con la covid-19.