Noviembre “azul” es el mes de prevención y concientización del cáncer de próstata. De acuerdo a las últimas cifras del Instituto Nacional del Cáncer, la incidencia del cáncer de próstata en Uruguay es de 58 casos cada 100.000 habitantes, es decir, tiene una incidencia “media-alta”, y si bien la cifra “es más baja que la de algunos países desarrollados”, de todas formas se puede considerar que es “relativamente alta”, dijo a la diaria Roberto Puente, profesor grado cinco de urología y miembro de la Academia Nacional de Medicina.

Uno de los factores de riesgo de este tipo de cáncer es la edad; a mayor edad, mayor es el riesgo. Para el urólogo, un dato importante es que “alrededor de 10% de los casos tienen antecedentes familiares”, por eso, en estos casos, “sobre todo si los antecedentes son directos, por ejemplo, de padre o hermano”, ese hombre tiene “por lo menos el doble de riesgo que alguien sin antecedentes”. En estas circunstancias es conveniente que los controles urológicos se hagan a una edad más precoz que la recomendada, “que en promedio es a partir de los 50 años”.

De igual forma, Puente remarcó que aun en casos sin antecedentes, los controles “son fundamentales” porque el cáncer de próstata es uno que “hay que ir a buscarlo”, ya que generalmente cuando presenta síntomas clínicos “es porque está en una etapa muy avanzada”, aunque “no suele ser lo más habitual”.

Por este último motivo, Puente sostuvo que es “difícil calcular el porcentaje de curación”, ya que es un cáncer “complejo”. Si bien en algunos casos se presenta de forma “muy agresiva” y podría provocar la muerte de la persona en poco tiempo, lo que sucede en “la gran mayoría” es que “no son muy agresivos” e incluso en los casos más leves se opta por “no tratarlos, ya que es más conveniente controlarlos de cerca antes que hacer aplicar tratamiento agresivo” que pueda generar otro tipo de consecuencias en el paciente. En general, la persona puede convivir con la enfermedad entre “diez o 15 años luego del diagnóstico, con o sin tratamiento”.

Sobre la agresividad de la enfermedad, el especialista agregó que “cuanto más joven es el paciente, más agresivo puede ser” el cáncer, aunque “cada caso es muy particular y distinto al otro”.

Puente recalcó que en Uruguay existen “todos los tratamientos disponibles para tratar el cáncer”: quirúrgicos, laparoscópicos, robóticos y radioterapia. En los últimos años se han desarrollado pruebas biomoleculares, entre ellas, genéticas, que contribuyen a diagnósticos más tempranos y dan la posibilidad de aplicar tratamientos personalizados.

Sobre este tipo de detección. Puente mencionó que si bien “aún no está en la práctica cotidiana”, es útil sobre todo para obtener “un mejor panorama” en los casos en los cuales el cáncer se manifiesta de forma más agresiva. Una de las cualidades es que evitan “aplicar tratamientos en casos que no corren riesgo de vida” y “focalizar” en aquellos que sí.