“Es lógico que, cada tanto, el movimiento cooperativo quiera saber cómo está posicionado, no solamente hacia su propia interna, sino en términos de cómo lo ven desde afuera”, aseguró a la diaria Alicia Maneiro, presidenta de la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop), al ser consultada sobre la importancia de los datos que aporta el estudio Actualidad sobre la percepción ciudadana del cooperativismo nacional, realizado por la Usina de Percepción Ciudadana y presentado en mayo. “En ese sentido, me parece que estos estudios siempre tratan de que tengamos el panorama claro”, agregó la referente.

Y el panorama para el movimiento cooperativo, a grandes rasgos, es bueno. Para empezar, porque la mayoría de las personas encuestadas (63%) consideró que su aporte al país es “importante” o “muy importante”, frente a 16% que lo valoró como “regular” y 9% que piensa que es “poco importante” o “nada importante”.

A la vez, seis de cada diez consultados –es decir, 60%– coincidieron en que el movimiento cooperativo “ha tenido avances en la última década”. Sólo 10% no estuvo de acuerdo con esa afirmación, mientras que 19% eligió la opción “ni de acuerdo ni en desacuerdo”.

Pese a esto, la mayoría de los consultados consideró que los logros del movimiento cooperativo tienen escasa o nula visibilidad (34%). Para Maneiro, tiene que ver con que todavía hace falta “mejorar” la forma en que las cooperativas comunican lo que hacen. “Estos estudios nos ayudan a hacer ese análisis. ¿Estamos comunicando correctamente? ¿El uruguayo sabe qué es lo que hacemos, cómo estamos posicionados en los distintos territorios?”, reflexionó.

La presidenta de Cudecoop dijo que la comunicación es un aspecto en el que “todo el sector cooperativo ha invertido mucho” en el último tiempo para “lograr equipos de comunicación, mejorar el uso de las redes, participar en espacios de difusión, suplementos y demás”. “Eso ha sido un proceso que hemos ido dando y que seguimos dando porque la comunicación es una herramienta necesaria si queremos que nos conozcan a fondo, que sepan todo lo que estamos haciendo y todo lo que tenemos pensado llevar adelante”, agregó.

Dijo que una de las cosas que es necesario mostrar es que el cooperativismo es “mucho más” que una herramienta que se adopta sólo “frente a un momento de crisis, como una alternativa de momento para salir de una situación de desempleo, por ejemplo”. Otro de los puntos a visibilizar, a su criterio, es que las cooperativas tienen algunas similitudes con las “empresas tradicionales”, pero cuentan con “características particulares” y “valores”, que apuntan, por ejemplo, a que “el centro de cualquier empresa cooperativa sea la persona y no generar ganancias”.

Tania Burjel, coordinadora técnica de la Usina de Percepción Ciudadana, dijo a la diaria que el “diagnóstico de que las cooperativas visibilizan muy poco las cosas que hacen” es algo que surgió durante las conversaciones con todos los actores involucrados en el estudio –Instituto Nacional del Cooperativismo, Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional y Cudecoop–. También señaló que todos tienen la percepción de que “se visibilizan más los fracasos que lo que se hace bien”, pese a que las respuestas sobre la visibilidad de los fracasos son casi idénticas a las de los logros.

Maneiro dijo que quizás no es que los fracasos les parezcan “más visibles” que los logros, sino que al movimiento cooperativo le “pega fuerte cuando una cooperativa hace algo que no corresponde, o fracasa, y eso durante unos días está en los informativos y en las noticias centrales”. “Nos afecta anímicamente y capaz que en nuestras cabezas lo magnificamos, porque de una cooperativa que pueda fracasar o hacer algo mal, hay 90 que hacen las cosas bien, funcionan, cumplen con sus cometidos, avanzan y crecen”, afirmó. De todas formas, celebró que el informe demuestre que, “a pesar de que a veces se les da mucho bombo a esas situaciones, en realidad la población entiende que el movimiento cooperativo es mucho más que una mala noticia cada tanto”.

La incidencia de la política pública

“Somos un país pequeño y, sin embargo, el movimiento cooperativo tiene una rica historia y ha ido creciendo”, valoró Maneiro. Para la presidenta de Cudecoop, ese crecimiento de los últimos años “se debe a una política pública que lo incentivó, principalmente en vivienda y trabajo, que son los modelos cooperativos que tuvieron el mayor crecimiento”.

Las cooperativas de vivienda aparecen como las más reconocidas en el estudio de la Usina: fueron mencionadas por la mayoría de las personas que dijeron recordar alguna cooperativa (58%).

“Uno no puede pensar en un movimiento cooperativo de vivienda con las características que tiene el modelo uruguayo si este no hubiera sido desde un principio apalancado financieramente por el Estado”, reiteró Maneiro. En esa línea, recordó que la política pública de vivienda enfocada en el cooperativismo “ha sido tan fuerte y tan buena que es ejemplo en el mundo”, y dijo que “muchas veces vienen de otros lugares a saber del movimiento cooperativo de vivienda uruguayo para replicarlo en sus territorios y uno de los primeros escollos con los que se encuentran” en sus países es que no logran obtener financiamiento del Estado.

La dirigente evaluó que las políticas públicas “han sido muy buenas y muy necesarias, no solamente para el cooperativismo de vivienda”, pero reconoció que “siempre se pueden mejorar y ampliar”. En ese sentido, dijo que los lugares de cogestión que le asigna la ley de cooperativas al movimiento cooperativo habilitan el “diálogo permanente con las instituciones de gobierno para seguir mejorando en calidad y cantidad, si es posible, políticas públicas que promuevan al sector”.