“De espaldas al mar, al trabajo y a la industria nacional”. Así caracterizan al Poder Ejecutivo los integrantes del Comité de Base de la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (UNTMRA) en la empresa Tsakos Industrias Navales, tras la decisión que tomó el Ministerio de Defensa de comprar dos buques patrulleros por 82 millones de euros.

Por medio de un comunicado que retoma visiones de la UNTMRA al respecto, los trabajadores plantearon que si bien comparten “la necesidad de dotar a la República de buques para el resguardo de la soberanía”, consideran que “hubo y hay una falta de visión estratégica”. De acuerdo a lo expuesto, no están a favor de las medidas que “ignoran la mano de obra nacional y la industria local tanto pública como privada”, así como “el rol y el potencial del Estado armador”.

“En Uruguay existe una historia que avala sus capacidades para la construcción naval”, y en la actualidad hay empresas vinculadas a proyectos “de similar complejidad y dimensiones” a las de los buques adquiridos, añaden. A la vez, además de tecnología, instalaciones e infraestructura, es posible encontrar “mano de obra calificada, tanto de obreros como de técnicos, que se encuentra ociosa o semiociosa, necesitada y con ganas de trabajar”.

Pese a que la industria naval “genera muchos puestos de trabajo”, por sus “cadenas productivas muy amplias”, hay aproximadamente 300 trabajadores en seguro de paro o “sin ingresos”. Según lo calculado y averiguado por los autores del texto, si se hubiesen construido en nuestro país los patrulleros adquiridos, habría alrededor de 1.000 nuevos cupos de empleo. “Nos preocupa que el gobierno nacional no incluyera en la licitación la obligación de tener en cuenta a la mano de obra calificada de nuestro país y a las empresas nacionales”, concluyeron.

Más allá de los buques

Joaquín Soto, delegado del Comité de Base de UNTMRA en Tsakos, explicó en diálogo con la diaria que el “plan de desarrollo a nivel estratégico”, en el que piensan él y sus compañeros, debería estar “focalizado en la industria” y en “abarcar un montón de ramas”. Si bien entienden que hay partes de la construcción de los buques que no podrían realizarse en Uruguay, como “los motores, los radares y los sistemas de armamento”, igual consideran que hay posibilidades de expandir el trabajo hecho por mano de obra nacional. De todos modos, su preocupación va más allá del caso puntual y cuestiona el enfoque global del sistema político.

“No es una ocurrencia nuestra como sindicato”, aseguró Soto y agregó: “Hay otras visiones técnicas que también plantean que esto se podría haber hecho, en algún porcentaje, en Uruguay”. Para que sea posible, “tienen que haber voluntades” y “planes más macro”, no sólo para barcos “de índole militar”, sino para “la industria naval en sí: flota pesquera y flota mercante”, opinó.