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Ingeniería de muestra.

Foto: Javier Calvelo

Mentes brillantes

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Ingeniería de Muestra 2.

Por segundo año consecutivo, la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República expuso una voluminosa y diversa muestra que reúne una selección de 50 prototipos y desarrollos tecnológicos innovadores aplicados a la realidad nacional.

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Investigación y enseñanza

Héctor Cancela, decano de la Facultad de Ingeniería, dijo a la diaria que estos proyectos reflejan el incremento presupuestal recibido durante la pasada administración, pero también puntualizó: “Tenemos mucha ambición para los próximos cinco años, quisiéramos seguir este camino de crecimiento en el cual la investigación se trabaja en conjunto con la enseñanza, con aplicación directa y la resolución de problemas de interés práctico, y para eso en el pedido presupuestal estábamos pidiendo algunas líneas de refuerzo”. Señaló que fueron atendidas las que refieren a nuevos edificios, pero que necesitan tener más docentes de alta dedicación y bajar el promedio de alumnos por docente, sobre todo en los primeros años de la carrera. “La facultad cuenta con 2.500 pesos por mes por estudiante, con eso tenemos que atender estudiantes universitarios al máximo nivel, darles laboratorios que son muy costosos; creemos que la enseñanza es de alta calidad, pero queremos que cada vez se acerquen más estudiantes”.

“Queremos mostrar cómo la investigación que se hace surge de problemas prácticos y tiene realmente impacto en la sociedad. Hay proyectos de fin de carrera, realizados durante los cursos, de investigación de equipos docentes, y en todos los casos siempre se parte de un problema real y se busca una solución propia que permita resolverlo o por lo menos encararlo de la mejor manera”, explicó a la diaria Héctor Cancela, decano de la Facultad de Ingeniería.

La exhibición, organizada por la facultad y por la Fundación Ricaldoni, se desarrolló el jueves 11 entre las 18.00 y las 21.30. Las tres horas y media resultaban escasas si se tenía intención de interiorizarse en cada propuesta. “Hay proyectos que permiten mejoras en la salud, en el transporte, en la producción, en las comunicaciones, aplicados al deporte, aplicados a la educación”, resumió Cancela.

Para todos los gustos

Un dispensador de yerba que con ocho pesos en monedas da un paquete de 100 gramos, una herramienta para la detección de focos epileptógenos, un proyecto de tratamiento de efluentes de tambos, un medidor de corrosión para estructuras de hormigón y un proyecto de robótica eran algunas de las propuestas. En el salón principal, el alto tránsito de los visitantes se acompasaba con la música que procedía de uno de los proyectos, el Yarmi, instrumento musical basado en realidad aumentada.

En otro espacio se mostraba la disposición para certificar cascos de motociclistas; según Cancela, es una de las actividades que han tenido mayor demanda. Unas barras metálicas macizas impactaban contra el casco y, dependiendo de su calidad, se hacía o no la certificación. El golpe era fuerte e impactante, había restos de cascos que no pasaron la prueba.

Hasta la Antártida

El Instituto de Ingeniería Química del Departamento de Bioingeniería expuso un proyecto que trabaja con bacterias traídas de la Antártida, en el marco de un acuerdo con el Instituto Antártico Uruguayo. En aquellas tierras se recolectan organismos que luego los traen a Uruguay para ver si tienen alguna aplicación industrial.

Lucía Benavente, integrante del instituto, explicó a la diaria que esas bacterias microscópicas producen Omega 3 como mecanismo para protegerse del frío, desarrollando grasas poliinsaturadas en sus membranas. Aquí son reproducidas en un reactor, “en un líquido en el cual las bacterias crecen mucho y al final de la fermentación tenemos muchas bacterias a las que les extraemos las membranas celulares”, detalló la ingeniera alimentaria.

Lápiz electrónico

Varios proyectos estaban relacionados con las XO. Uno de ellos fue el diseño del prototipo Lapix, un dispositivo electrónico que permite escribir y dibujar sobre las pantallas de las XO. Pablo Iguini, integrante del equipo, explicó que se trata de “un prototipo funcional de un lápiz emisor y un receptor” que se coloca en la pantalla de la XO (que se pliega, quedando como un cuaderno) y capta lo que hace el lápiz. Éste puede ser usado como mouse o como lápiz para dibujar o escribir con caligrafía, prescindiendo del teclado. “Tiene un área de cobertura de una hoja A4; poniendo el receptor en una punta de la hoja es posible escribir sobre ella y el trazo es captado por la computadora, que ve los movimientos del lápiz como un mouse y después lo guarda como archivo”, dijo Iguini. El grupo concluyó el prototipo, ahora está discutiendo las posibilidades de transformarlo en un producto comercial.

Calidad de vida

En el área de la salud, se presentó un proyecto del cual aún no se hizo prototipo. Se trata del XCR-Y, que surgió de la demanda de la Asociación de Sordos del Uruguay que planteó las dificultades de los padres sordos “de escuchar el llanto de los hijos por la noche”. “Por esa razón duermen nerviosos o no duermen, o los ponen al lado y muchas veces los bebés sufren ciertos daños por dormir con los padres. No había una manera, por lo menos acá, de poder detectar el llanto; ésa fue la idea disparadora”, comentó a la diaria Mauricio Olivera, estudiante que formó parte del proyecto. “Funciona con una serie de sensores que se comunican con una serie de receptores. Los sensores pueden detectar cualquier tipo de señales -sonido, timbre, teléfono-, reciben la señal, se comunican con una unidad central que sabe de dónde viene la señal y qué hacer con ella, y la envían a un notificador que puede encender una luz o activar un dispositivo vibrador por las noches cuando llora el bebé”, explicó. Olivera destacó que en Estados Unidos, por ejemplo, existen estos sensores pero traerlos cuesta entre 400 y 500 dólares. “No son accesibles para el medio. El XCR-Y sería mucho más barato, porque lo estamos haciendo acá y lo pensamos con una tecnología que estimamos ronda los 150 dólares”. También en el área de la salud se expuso el neuronavegador nacional, presentado en marzo de 2010. Éste es aplicado en operaciones realizadas en el Hospital de Tacuarembó para que en el momento de operar el neurocirujano se ubique en la zona del cerebro en que está trabajando. Es financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (CSIC) de la Udelar y por la Administración de Servicios de Salud del Estado.

En torno al neuronavegador se desarrolló un proyecto de fin de carrera de Ingeniería Eléctrica: el Microscopio con Realidad Aumentada y reconstrucción estéreo (Mira), que se está aplicando junto con el primero. María Clara Pérez, integrante del equipo del Mira, detalló a la diaria: “Con el neuronavegador se intenta darle al neurocirujano toda la información posible mediante imágenes que se ven en un monitor. Al día de hoy se cuenta con unos pocos cortes de esos estudios preoperatorios (resonancia magnética, tomografía computada), es decir, imágenes fijas. Con el neuronavegador el cirujano tiene dentro de la sala un puntero que detecta la posición en todo momento, sabiendo la posición del punto que el cirujano está tocando y conociendo la información del estudio correspondiente a ese punto se despliega en un monitor, entonces tiene en tiempo real toda la información posible de un punto y en forma precisa”.

Con el proyecto de realidad aumentada “dentro de la operación el cirujano usa un microscopio quirúrgico que tiene una salida de video, tiene una cámara que va filmando lo que ve. De un paciente que tiene el cráneo cerrado y tiene un tumor, podés tener un modelo matemático del volumen del tumor. El cirujano ve lo que hay en el cerebro sin abrir el cráneo. Esto le puede servir para planificar la operación, para saber exactamente dónde tiene que cortar, la trayectoria que va a seguir”.

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