Los problemas que enfrenta el mercado de las microfinanzas no son generados actualmente por la crisis financiera internacional sino que tienen su origen, paradójicamente, en su fuerte ritmo de crecimiento, según un informe realizado por Consultative Group to Assist the Poor (CGAP, Grupo Consultivo para Asistir a los Pobres), organismo dedicado a las microfinanzas con sede en el Banco Mundial.
El estudio se basa en problemas del sector en cuatro países de diferentes características pero cuyo elemento común es que están teniendo una rápida expansión en el área de microfinanzas: Nicaragua, Bosnia-Herzegovina, Marruecos y Pakistán. Allí se indica que las microfinanzas alrededor del planeta lograron sobrellevar relativamente bien las dificultades de la crisis financiera, y muestran confianza en que saldrán de esta realidad aun más fortalecidas. Pese a esta situación, existen actualmente tres debilidades fundamentales: el exceso de concentración de préstamos por parte de las instituciones de microfinanzas y de solicitud de créditos por parte de sus clientes, el abuso de las capacidades administrativas dentro de las instituciones de microfinanzas, y la pérdida de disciplina crediticia en la medida en que estas instituciones perseguían el crecimiento rápido.
Según se explica, se generó una concentración de las instituciones de microfinanzas en algunas localidades, lo que impidió la diversificación de servicios de forma más pareja, provocando, además, un aumento de la demanda de los clientes, que adquirieron deudas más cuantiosas de varias fuentes. Al buscar nuevos clientes y el crecimiento de sus activos, muchas instituciones de microfinanzas en los cuatro países fueron incapaces de mantener la calidad y eficiencia de su personal, su énfasis en la gestión intermedia y la idoneidad de sus controles internos.
En tercer lugar, la disciplina crediticia empezó a tener problemas. Las instituciones de microfinanzas asumieron más riesgos con tal de asegurarse nuevos clientes y ampliaron su oferta de productos sin adaptar y fortalecer adecuadamente los controles internos. La solución a esta situación, según aconseja la CGAP, pasa por lograr un mejor equilibrio entre el crecimiento y la calidad de los servicios al cliente en las instituciones de microfinanzas, expandir el número y uso de la información de las agencias de informes crediticios, y mejorar los datos sobre el mercado que faciliten la adopción de decisiones más atinadas acerca del mejor lugar para ampliar los servicios.
Para los más chiquitos
En Uruguay, los problemas de las microfinanzas no pasan por un exceso de dinamismo del mercado sino todo lo contrario. Cladera explicó que “el mercado de microfinanzas a nivel local está en una etapa inicial, y ni siquiera podemos hablar en términos económicos de mercado como tal. Recién aparecieron algunas instituciones que trabajan bajo serias limitaciones desde el punto de vista financiero, de equipamiento y para el usuario”.
Ante esta situación, destacó que el BROU adoptó la decisión de “colaborar en el desarrollo de este mercado, convirtiéndose en una institución de referencia” mediante la creación de República Microfinanzas. La puesta en marcha de esta unidad dedicada exclusivamente al nicho de mercado correspondiente fue postergada en dos oportunidades: primero se anunció que comenzaría a funcionar en setiembre de 2009, luego en noviembre, corriéndose finalmente para marzo de este año.
Al respecto, Cladera aseguró que, “a partir de marzo, van a empezar a estar en la calle los agentes oficiales de cuentas de microfinanzas […] para generar los primeros contactos con los posibles clientes y juntar los primeros datos”. No obstante, aseguró que ello “no implica” que se vaya a dar el primer crédito, aunque se mostró optimista en cuanto a que así será.
En torno a las oficinas de la nueva unidad de negocios (ubicadas en Avenida del Libertador y Galicia), estimó que se inaugurarán también en este mes y describió que “en el hall del local va a haber una banca del BROU con ATM [Cajeros Automáticos]”, es decir, máquinas para hacer depósitos. “Estará la presencia del BROU de forma automatizada, con todos los servicios, para que los usuarios de Microfinanzas puedan hacer uso de las cuentas corrientes, de las cajas de ahorro”, dijo. Pese a que la unidad aún no está en funcionamiento, Cladera resaltó el trabajo del BROU como banca de segundo piso, brindando créditos a instituciones que funcionan como intermediarias del préstamo.
Asimismo, criticó “el ínfimo porcentaje de microempresas que tienen créditos con instituciones microfinancieras” y detalló que “el microempresario acostumbra a trabajar con créditos personales de los bancos: o maneja la tarjeta de crédito o un préstamo personal en cualquier institución privada. Lo que tratamos de hacer es segmentar el mercado microempresario para que sea identificado como tal, que tenga una tasa como tal y no una tasa de persona que es más cara, y que le permita efectivamente presentarse como una empresa constituida, no como ocurre hoy, que el microempresario funciona como si fuera una familia”.
Según explicó, el crédito personal en pesos tiene una tasa de entre 40% y 50%, mientras que con la nueva empresa se busca que para el microempresario esté más cercana a la que pagan las empresas (entre 12% y 18%), rondando el 20%.