La tasa de mortalidad infantil correspondiente a 2009 ubica a nuestro país en segundo lugar en América del Sur, después de Chile, y séptimo en toda América. Si bien las cifras han descendido en los últimos seis años, el Objetivo del Milenio para Naciones Unidas aplicado a Uruguay es alcanzar una tasa de 6,9 por mil para el año 2014. El desafío, de acuerdo a lo expresado por Olesker, es mayor para este segundo gobierno: “En la primera etapa uno llega a la población que está más cerca de los centros poblados, que tiene más cultura y una pobreza más reciente. Cuando tiene que ir sobre los sectores más crónicos las dificultades son mayores, y eso se expresa en que el esfuerzo de este segundo período es mucho mayor, aunque en porcentaje haya que bajar lo mismo”.
El desagregado de las cifras por departamento no está todavía disponible, pero Olesker anticipó que hubo un cambio favorable en este sentido, sobre todo en relación con departamentos que contaban con cifras máximas de mortalidad infantil, como era el caso de Artigas, en particular la ciudad de Bella Unión. Las cifras máximas son de 12, como es el caso de Cerro Largo, y las mínimas son de 3 y 4 puntos, como en Soriano y Colonia, respectivamente. Pero, según dijo el ministro, ya no se ven los máximos de 20 puntos que se veían hace aproximadamente cuatro años.
Cabe recordar que en el año 2006 el MSP lanzó el Plan de Reducción de la Mortalidad Infantil, en 2007 se creó el Programa Nacional de Salud de la Niñez y en 2008 el Programa Nacional de Salud Adolescente. La reforma del sistema de salud, que comenzó en 2007, se planteó como primer objetivo la universalidad del acceso de los niños al sistema de salud y un cambio en el modelo de atención, enfocándose especialmente en la promoción y prevención de salud en niños y embarazadas. A ello debe agregarse los planes nacionales destinados a alcanzar mayor equidad social, ya que los índices de mortalidad infantil están estrechamente vinculados a la pobreza.
Niñas y niños
Las causas de la mortalidad infantil se vinculan a factores sanitarios y a condiciones de vida. A su vez, la mortalidad se divide en dos grandes grupos: la neonatal y la posnatal. Según cifras aportadas por el MSP, la tasa de mortalidad neonatal es de 5,00 por mil nacidos vivos, equivalente a 236 muertes de niños menores de 28 días, y la tasa de mortalidad posnatal es de 4,56, equivalente a 215 muertes de niños que tienen entre 28 días y un año. En la mortalidad neonatal tienen un rol importante las infecciones respiratorias y los partos prematuros, por lo que, según explicó el ministro: “Hay una parte de las causas que son evitables”. La mejora en los controles de embarazo son parte de la estrategias del ministerio, aspecto en el que ya se ha avanzado: “Las instituciones de salud han aumentado 20 puntos su captación precoz del embarazo pero todavía hay más margen para seguir incrementando”. Con respecto a las infecciones respiratorias, Olesker señaló como estrategia el cambio de la vacuna sietevalente a la trecevalente, de más amplio espectro sobre los neumococos.
La muerte posnatal ocurre en su mayor parte en el domicilio y es multicausal. “Muchas veces son causas evitables, no claras, que tienen que ver con falta de controles o porque se les dio el alta y no se vio un problema sanitario que luego sí se pudo ver. Lo que proponemos es una visita domiciliaria obligatoria, en todos los establecimientos sanitarios, a partir de los primeros días de la vuelta a la casa del niño o la niña”, explicó Olesker y señaló que esta práctica se realiza en buena parte del sector público a través del Plan Aduana y la idea es generalizarla al sector mutual.
El informe entregado por el MSP agrega dentro de las estrategias en estas áreas: la promoción de la salud sexual y reproductiva; las buenas prácticas de alimentación; la implementación de un programa nacional de prevención, diagnóstico y tratamiento de los defectos congénitos y el fortalecimiento del Programa Nacional de Auditoría de Fallecidos y del Programa de Muerte Inesperada del Lactante.
En cuanto a las causantes relativas al contexto o condiciones de vida de las personas, el mandatario se refirió a dos programas que pondrá en marcha el gobierno nacional y en los cuales el MSP participa: “El Plan Juntos, que va a comenzar con experiencias pilotos en el segundo semestre del año y que se va a desarrollar a partir de 2011, y el Plan de Erradicación de la Indigencia y Rebaja de diez puntos de la Pobreza, el que el Consejo Coordinador de Políticas Sociales ya está diseñando. El ministerio de salud participa en los dos programas porque buena parte de la reducción de la tasa de mortalidad infantil está asociada a políticas sociales en general”.
Divino tesoro
La mortalidad en adolescentes y jóvenes es otro de los ejes sobre los que enfoca su atención el MSP, trabajando en estrategias de prevención que tienen como centro el alto porcentaje (65%) de muertes por “causas externas”, evitables, en un tramo de edades entre los diez y los 24 años. Estas causas se dividen en lesiones no intencionales, como los accidentes, y lesiones intencionales, que son divididas en autoinfligidas (suicidios) y causadas por terceros (homicidios).
Olesker destacó la participación de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), que, según señaló: “Ha trabajado fuertemente en el tema y ha sido en buena parte la responsable de la baja de estos indicadores, sobre todo en torno a dos causales que están muy vinculadas a esto: el alcohol, con la baja a 0,3 de la tolerancia al alcohol en las espirometrías, y la reglamentación de la ley de circulación, que tiene que ver con los cascos. El tema de las motos es bastante complejo e impactante en esta población”.
Con respecto a la salud mental, Olesker dijo: “A partir del 1º de enero de 2011 se incorporará, de manera gradual, la salud mental a la prestación obligatoria”. Si bien el equipo de Salud Mental continúa trabajando en la forma de implementación, “es claro que la gradualidad tiene que empezar por la población joven y adolescente, a través de posibilidades de acceso a la psicoterapia o abordajes integrales colectivos. Se trata de hacer prevención en salud en el abordaje de problemas que luego pueden derivar en males mayores”, señaló.
Una de las líneas fuertes del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) se basa en el cambio de modelo de atención, con énfasis en la mejora del primer nivel de atención, para lo que es fundamental la figura del médico de familia o de referencia. Sobre este tema, el ministro dijo: “Hoy es obligatorio para las instituciones tener un médico de referencia para poblaciones menores de 15 años y mayores de 44. En este quinquenio aspiramos a incorporar a los adolescentes, llevando la edad hasta los 24 años. Aspiramos también a que ese médico de referencia tenga un protocolo de atención mínimo, que será distinto según edad y sexo, y que se va a tener que cumplir, demostrando que la persona tiene médico de referencia y que fue a él”.
Salud reformada
Sobre los alcances de la reforma en el primer período de gobierno, Olesker se mostró muy satisfecho: “Fue extremadamente exitosa en cuanto a la universalidad de los derechos de las personas, muy exitosa en cuanto al ingreso de los trabajadores y sus familias. La universalidad del acceso de los niños al sistema de salud fue un elemento asistencial muy importante, de hecho buena parte de la baja de la mortalidad infantil y de la mejora en los cuidados tuvo que ver con ese acceso”.
En este segundo gobierno resta seguir avanzando en el cambio de modelo de atención e incluir a los jubilados en el SNIS. En relación al cambio de modelo, Olesker concluyó que “la preocupación central de la reforma será la llegada de los servicios de salud a las zonas más alejadas, estimulando la radicación de médicos y enfermeras, haciendo llegar ómnibus que permitan hacer estudios y análisis en territorio, buscando esas estrategias que hagan llegar la salud a los territorios, porque a veces éste no llega a los servicios”.