En la superficie
la diaria dialogó con Yannitk, joven alemán que acudió al Parlamento en calidad de experto. Consultado sobre el nivel de los grupos opinó: “Hay que tener un conocimiento bastante avanzado para poder realizar un buen debate sobre un tema tan difícil. Creo que se intercambiaron ideas básicas, es muy difícil sin tener conocimiento específico -ninguno de los chicos era médico o tenía experiencia laboral en este ámbito-, por eso se quedó a veces un poquito en la superficie. Lo bueno es cómo los chicos trabajaron, ellos mismos ahora tienen en mente el tema y conocen mejor lo que se está haciendo, lo que se hizo y lo que hay chance de hacer”.
El Parlamento Juvenil Internacional es un proyecto financiado por la Unión Europea y el Instituto Goethe del Uruguay (ver la diaria del 06/07/2010). El plan es repetir la instancia cada dos años para discutir diferentes temas. Participaron estudiantes de 16 a 18 años, de América Latina (Argentina, Brasil, México, Paraguay y Uruguay), África (Costa de Marfil y Ghana) y Europa (Alemania, Austria, España, Luxemburgo y Suecia). Los jóvenes fueron agrupados en ocho grupos, cada uno de los cuales se abocó a discutir un Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), con el apoyo de expertos en la temática.
Las resoluciones del Parlamento Juvenil serán entregadas a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -creadora de los ODM en el año 2000-, a la Unión Europea -que financió el 80% de la actividad- y a instituciones juveniles de los países participantes.
Elemental, mi querido Watson
El primer objetivo del milenio es “erradicar la pobreza extrema y el hambre”. La propuesta realizada por el subgrupo fue aprobada por la asamblea. Demandaron “transparencia en las transacciones económicas” y recomendaron implantar un impuesto universal en las transacciones pagadas por todos los bancos, y con ello contribuir a la eliminación del hambre y la pobreza. Se alentó a “los gobiernos a incentivar la investigación de energías renovables y una agricultura sustentable con el fin de reducir el impacto del calentamiento global sobre la escasez de agua y alimento”. Además, se recomendó implementar microcréditos “como vía para fomentar el trabajo”, para combatir así los altos precios de la comida. Los integrantes de ese subgrupo también sugirieron conceder más poder a los organismos internacionales para controlar mecanismos de “bancos y autoridades para prevenir el blanqueo de dinero y la corrupción”.
Lo propuesto por el segundo subgrupo en torno al objetivo “lograr la educación primaria universal” no fue aprobado por la asamblea. La primera iniciativa era crear “más escuelas primarias en áreas rurales y un transporte gratuito, accesible y eficiente”. Las siguientes partían de un supuesto que parecía ser compartido por el resto de los grupos y que aparecía en otras resoluciones: “Nos pusimos de acuerdo en que no podemos tener confianza en los gobiernos”, dijo uno de los exponentes; en función de esto, propusieron crear una suborganización de la ONU que supervisara las escuelas, les otorgara ayuda financiera directa (para evitar “el abuso de fondos educativos” que hacen los gobiernos) y premiara con pagos extra a los maestros por “la buena enseñanza”. El punto fue muy cuestionado por crear un organismo dentro de otro, por la posible superposición con la UNESCO y por no especificar con qué criterios se premiaría la “buena enseñanza”. Un mexicano preguntó qué se haría para que tuvieran educación básica los niños que vivían en zonas rurales. Las respuestas no fueron satisfactorias y la mayoría votó por la negativa.
El tercer ODM es “promover la igualdad entre géneros y la autonomía de la mujer”. El subgrupo encargado exigió “la creación de leyes que condenen la violencia contra la mujer” y “concientizar a los hombres de que la solución de problemas no tiene que ser mediante la violencia”. Un argentino cuestionó qué pasaba cuando el que era abusado era el hombre. Los expositores argumentaron que la medida apuntaba a lograr la igualdad, porque son mayoría los casos de violencia contra la mujer. Una española comentó que en muchos países las leyes ya existen y que el problema está en cómo se aplican. Otro punto que fue cuestionado decía: “Todos los periodistas deben tener obligatoriamente en su currículum certificados que ratifiquen la aprobación de cursos sobre igualdad de género”. Los delegados de los otros grupos indicaron que esto podía limitar la libertad de expresión y obstruir el trabajo a profesionales que no hubieran realizado el curso.
Otros dos puntos hablaban de crear campañas “para que las mujeres no se sientan inferiores” y recomendaban que los medios de comunicación “apoyados económicamente por los gobiernos promocionaran carreras no estereotipadas para ambos géneros”. No faltó quien dijo que no veía mal lo de carreras estereotipadas, porque una mujer se inclinaba más por carreras como “modelaje” y era lógico que en el ramo de la construcción se contratara a un hombre en lugar de a una mujer. Ya con mayor fundamento, una delegada de Luxemburgo objetó a los proponentes que no se mencionaba la igualdad de pago en horas laborales a mujeres y hombres, y que sin eso no habría igualdad. Finalmente, la propuesta del subgrupo fue rechazada por amplia mayoría.
“Reducir la mortalidad en la niñez” es el cuarto objetivo, y la propuesta del grupo fue aprobada. Se planteó establecer un acuerdo para que los estudiantes de medicina de Europa, América del Norte y Australia deban pasar el último año de sus estudios en América del Sur, África o Asia, con el fin de compensar la falta de personal médico. Una de las asambleístas salió al cruce para señalar si no sería más importante que se educara a los médicos en África en lugar de llevar estudiantes de países desarrollados. Los proponentes respondieron que los estudiantes irían en función de las necesidades, no para sacarles el trabajo a los colegas.
Por otra parte, se aconsejó que la ONU, los gobiernos y las ONG inviertan en la formación de médicos y en la construcción de hospitales y móviles para asistir a poblaciones alejadas, y que las Naciones Unidas y los estados inviertan en la construcción de pozos que permitan el acceso de agua potable, así como centros nutricionales que ofrezcan un abastecimiento gratuito de comida. Se mencionó también la donación de medicamentos por parte de las farmacéuticas y mejorar la educación “higiénica y sexual”.
La quinta meta es “mejorar la salud materna”. Para cumplirla se instó a incluir programas y talleres de educación sexual en las escuelas, crear unidades móviles “para el cuidado maternal gratuito con profesionales y material sanitario”, distribuir profilácticos e información “comprensible” sobre métodos anticonceptivos y cambios de metabolismo durante la pubertad y el embarazo. Recordaron “a los gobiernos sobre la responsabilidad del uso de fondos públicos y materiales de forma ética, sugiriendo que el cuidado de la salud debería ser un servicio público en todos los países”. Recomendaron fijar la edad de 16 años como mínima para contraer matrimonio, a la vez que rechazaron el matrimonio forzado. Promovieron únicamente el aborto “en caso extremo de peligro para la madre”. A esto, alguien alegó que se dejaban fuera motivos como el económico que impidieran a las mujeres criar a los hijos. Los proponentes descartaron esta idea, diciendo que en ese caso se trataba de “salud infantil”, no de salud materna. La propuesta fue aprobada.
“Combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades” es el sexto ODM. Para alcanzarlo propusieron que las personas con VIH positivo realicen charlas informativas como campaña de prevención y que a cambio reciban tratamientos gratuitos en forma de remuneración. Recomendaron intercambios intercontinentales de estudiantes de medicina, pagándoles más a quienes se instalen en aldeas rurales.
Además plantearon que los países desarrollados subvencionen a sus compañías de investigación médica y farmacéutica para disminuir los precios de sus productos en los países subdesarrollados. Propusieron realizar campañas virtuales y conciertos para recaudar fondos para difundir información sobre VIH. Dos representantes de Costa de Marfil, una de ellas bastante molesta, cuestionó el énfasis en el tema de VIH, señalando que faltaban más acciones contra la malaria. Este hecho puntual quitó varios votos a la propuesta, que salió aprobada apenas por un voto.
El séptimo ODM es “garantizar la sostenibilidad del medio ambiente”. Resolvieron promover una acción global para mejorar el transporte y potabilización del agua, y el desarrollo de servicios sanitarios. También propusieron controlar la superpoblación, expandiendo la educación sexual y “aboliendo la desigualdad de oportunidades entre áreas rurales y urbanas”. Llamaron “a todos los países a incrementar los esfuerzos para reducir sus emisiones de dióxido de carbono y apoyar programas sobre energías alternativas”. Sobre este punto alguien preguntó cómo se manejarían los desechos de la energía nuclear, a lo que los expositores respondieron que la idea era investigar la forma de disponer los residuos. Se solicitó la reforestación y leyes restrictivas respecto a la pesca excesiva.
El octavo ODM es “fomentar una asociación mundial para el desarrollo” que abarque el sistema comercial y financiero, la deuda externa, la cooperación con empresas farmacéuticas y empresas de nuevas tecnologías. En este último punto se centró la propuesta de los jóvenes, solicitando transferencia de conocimiento e infraestructura.
Recomendaron también “la implementación de una organización independiente por parte de los países desarrollados que se encargue de lidiar con las contribuciones ODA [Asistencia Oficial para el Desarrollo, por su sigla en inglés] a fin de evitar el abuso de la ayuda financiera por parte de los gobiernos nacionales”. La resolución fue aprobada.