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Campo en el oeste de Canelones. (archivo, enero de 2009)

Foto: Pablo Nogueira

Tierra santa

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Inversión extranjera empujó precio de hectárea, que quintuplicó al de 2000.

Excepto en 2001 y 2002, el precio promedio de la hectárea creció incesantemente durante los últimos diez años, llegando en 2010 a un promedio de 2.519 dólares, más de cinco veces los 448 dólares de 2000. Según explicó a la diaria el abogado y ex ministro de Economía Ignacio de Posadas, las dos últimas décadas consolidaron un registro alcista explicado por inversiones productivas de origen externo. Advirtió que Paraguay, por la “notoria mejor relación precio/rendimiento” que ofrece, representa una competencia en la puja por la captación de inversiones agropecuarias.

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En la primera mitad de 2010 se realizaron 950 operaciones de compraventa por un total de 179.155 hectáreas, nivel similar al verificado en el semestre anterior, según la información divulgada por la Dirección de Estadísticas Agropecuarias del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. El monto total de las transacciones verificadas entre enero y junio trepó a 451.247.000 dólares, lo que arroja un promedio de 2.519 dólares por hectárea, 8% más que en igual período de 2009.

En el primer trimestre se concretaron 443 transacciones por 104.735 hectáreas y un monto asociado de 254.065.000 dólares (2.426 promedio); en el segundo crecieron levemente las operaciones (507), se redujo la superficie a 74.420 hectáreas y subió el precio promedio: 2.650 dólares por hectárea y un total menor: 197.182.000 dólares.

La información detalla que Durazno fue el departamento con mayor superficie vendida: 23.021 hectáreas por 66.676.000 dólares (2.896 por unidad). Le siguieron Lavalleja, con 20.058 hectáreas y un monto de 54.199.000 dólares, y luego Río Negro, con 19.746 hectáreas y una cifra de 66.096.000 dólares. Maldonado fue donde el precio tuvo un valor más alto: 4.213 dólares por hectárea. A continuación se ubicaron San José (3.895 dólares por hectárea), Flores (3.709), Canelones (3.109) y Soriano (3.092). Si bien casi 70% de las transacciones (660) correspondió a superficies de entre diez y 100 hectáreas, se trató apenas del 14% del área total comercializada; en el otro extremo, 11 operaciones (1%) por más de 2.000 hectáreas cada una representaron el 26% del área vendida y el 29% del monto total asociado. El informe advierte que, “en general, los precios medios no presentan una asociación clara con la escala de tamaño, aunque el precio más elevado (2.806 dólares por hectárea) se registra en el tramo de mayor superficie”. Además, especifica que el tramo de precios superiores a 4.000 dólares es el que concentra mayor número de operaciones: 24% del total, con 25.586 hectáreas transadas a un promedio de 5.712 dólares.

En cuanto a la evolución histórica del precio, desde 2000 se aprecia un incremento constante salvo la caída registrada entre 2001 y 2002 a raíz de la crisis; en 2000 el promedio se ubicó en 448 dólares, para caer a 413 y 385 dólares en 2001 y 2002, respectivamente, aunque desde 2003 el crecimiento fue frenético: ese año la hectárea promedió 420 dólares; en 2004, 664 y en 2005, 725. A partir de 2006 alcanzó los cuatro dígitos, cerrando el año en 1.132 dólares; en 2007 subió a 1.432 dólares; en 2008, a 1.844 y el año pasado el promedio marcó 2.329 dólares; esta tendencia parece mantenerse en 2010, en cuyo primer semestre promedió los 2.519 dólares.

Ello fue acompañado por un descenso en la superficie transada cada año. Desde 2000 se llevan registradas 25.133 operaciones de compraventa por casi 6.300.000 hectáreas, cifra equivalente al 35,75% de la superficie total del país.

Tire y empuje

De Posadas evaluó que en el transcurso de 2010 las compraventas para uso agropecuario “están bastante calmas”, en un mercado que no exhibe gran dinamismo. Valoró que los precios “han subido mucho”, en particular desde “los últimos 15 o 20 años”, a través de diferentes impulsos generados por inversiones extranjeras y asociados a la explosión de determinadas producciones. El primero fue el “empuje arrocero” proveniente de empresas brasileñas; luego vino el “empuje forestal” con inversiones que llegaron desde Europa y Estados Unidos; más recientemente, el “empuje agrícola” de capitales procedentes principalamente de Argentina y ahora se desarrolla el “empuje agroalimentario”, con fuertes inversiones que arriban también desde Brasil; muchas adquisiciones son canalizadas por inversores externos, lo que “no debe ser alarmante” ya que es parte de la historia del país, evaluó.

Al consultársele si los precios actuales son reales o reflejan “una burbuja” en su precio, De Posadas consideró que “no hay un debe ser” en la materia, que expresa “una vieja discusión del Uruguay”. “Siempre se especula con los precios” y en todos los ámbitos, interpretó, lo cual no es necesariamente negativo sino que es grave cuando se activan “especulaciones gruesas”, que, a su entender, no se verifican, y descartó que pueda sostenerse la tendencia en curso de precios altos con baja cantidad de operaciones. “En un mediano término, si no hay negocios, los precios se van a enfriar”, proyectó.

Señaló que Paraguay representa una competencia real para Uruguay en la radicación de inversiones agropecuarias, porque ofrece una “notoria mejor relación precio/rendimiento” que llevó a muchos inversores extranjeros, e incluso uruguayos, a posicionar su capital en tierras guaraníes.

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