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Clientes y trabajadores en un supermercado en Shanghai, China.

Foto: Efe, Qilai Shen

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Emergentes redefinen la estructura internacional, según Banco Mundial.

Para 2025 las seis principales economías emergentes (Brasil, China, India, Indonesia, Corea del Sur y Rusia) representarán más de la mitad del crecimiento mundial total, y es probable que el sistema monetario internacional ya no esté dominado por una sola moneda, según un informe del Banco Mundial (BM). No obstante, advierte que las economías desarrolladas continuarán teniendo “un papel central”.

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La dispersión del poder económico que se está generando a nivel mundial hará que las economías emergentes contribuyan “a impulsar el crecimiento en los países de ingreso bajo mediante transacciones comerciales y financieras transfronterizas”, de acuerdo al informe del BM Horizontes del desarrollo mundial 2011. Multipolaridad: La nueva economía mundial.

El BM estima que las economías emergentes crecerán como grupo a un promedio de 4,7% anual entre 2011 y 2025, mientras que los países avanzados lo harán 2,3% en el mismo período. Sin embargo, el comunicado del organismo advierte que ello no implica que las naciones desarrolladas pierdan importancia en la escena internacional, ya que la Unión Europea, Japón y Estados Unidos “seguirán desempeñando un papel central como impulsores del crecimiento mundial”.

El primer economista de la dirección Economía del Desarrollo del BM, Justin Yifu Lin, aseguró que “el rápido surgimiento de las economías emergentes ha provocado un cambio, por el cual ahora los centros del crecimiento económico están distribuidos entre las economías desarrolladas y en desarrollo”. “Estamos en un mundo verdaderamente multipolar”, añadió.

Interpretó que las empresas multinacionales de los países emergentes están reconfigurando la industria mundial, con una rápida expansión de las inversiones sur-sur y de los flujos de inversión extranjera directa (IED)”. En ese sentido, evaluó que “las instituciones financieras internacionales deben adaptarse con rapidez para no quedar rezagadas”.

Por su parte, aquellas economías emergentes cuyo crecimiento depende de la adaptación tecnológica y la demanda externa deberán introducir cambios estructurales para sostener el crecimiento con mejoras de la productividad y una sólida demanda interna.

Por su parte, los países emergentes que cuentan con un sólido capital humano, innovación tecnológica y movilizan la actividad económica en otros países probablemente generen crecimiento de manera indirecta a través de las operaciones financieras, las migraciones y el comercio transfronterizo.

Muy amplio

El informe resalta la amplia diversidad existente entre los posibles polos de crecimiento de los emergentes, ya que algunos se han apoyado fuertemente en las exportaciones (como China y Corea), mientras que otros otorgan mayor peso al consumo interno (como Brasil y México).

Detalla que “el surgimiento de una clase media importante en los países en desarrollo y en vista de las transiciones demográficas que se observan en varias de las principales economías del este asiático, es probable que prevalezca la tendencia a un consumo mayor, que a su vez puede ser fuente de un crecimiento mundial sostenido”.

El director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del BM, Hans Timmer, sostuvo que “en muchas de las grandes economías emergentes se observa que la demanda interna cumple un papel cada vez más importante y la tercerización ya está en curso”. “Esto es importante para los países menos adelantados, cuyo crecimiento a menudo depende de las inversiones extranjeras y de la demanda externa”, indicó.

Por otra parte, el desplazamiento del poder económico y financiero hacia el mundo en desarrollo tendrá “consecuencias significativas en el financiamiento de las empresas, sus inversiones y la índole de las operaciones de fusión y adquisición transfronterizas”, dijo.

El jerarca detalló que a medida que aumenten las transacciones originadas en mercados emergentes, es probable que también se incremente la IED sur-sur en aquellas áreas destinada a nuevos emprendimientos, mientras que la IED sur-norte posiblemente se concentre en las adquisiciones.

Por su parte, otro experto del BM, Mansoor Dailami, evaluó que “en los próximos diez años, el tamaño de China y la rápida globalización de sus empresas y sus bancos probablemente confieran al yuan un papel más preponderante” en la economía global. De esa forma, “lo más probable es que en 2025 el panorama monetario internacional se caracterice por la presencia de múltiples monedas, con predominio del dólar, el euro y el yuan”.

En otro orden, para sostener el crecimiento y poder enfrentar riesgos más complejos, las economías emergentes deben reformar sus instituciones, incluidas las de los sectores económicos, financieros y sociales. Menciona que China, Indonesia, India y Rusia enfrentan dificultades institucionales y de gestión de gobierno.

Al mismo tiempo, el capital humano y el acceso a la educación son motivo de inquietud en algunos de los posibles polos de crecimiento, en particular en Brasil, India e Indonesia.

“Los cambios proyectados en la economía mundial son fundamentales. En términos generales, resultarán positivos para los países en desarrollo. Sin embargo, una pregunta clave es si las instituciones y las normas multilaterales vigentes tienen la solidez suficiente como para dar cabida a la transición hacia la multipolaridad. El manejo de la integración internacional entre diversos centros de poder supone grandes desafíos, por lo que es esencial intensificar la coordinación normativa entre las distintas economías a fin de reducir los riesgos de inestabilidad económica”, señaló Dailami.

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