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EEUU sigue negociando para subir techo de deuda pero sólo pateará para adelante el problema.

El gobierno de Estados Unidos (EEUU) busca aumentar el tope de endeudamiento establecido para poder hacer frente a las obligaciones financieras del país a partir del 2 de agosto. De no hacerlo, la principal economía mundial podría incurrir en un cese de pago (default), lo que complicaría su escenario económico y el global. Sin embargo, es muy factible que antes de la fecha límite se logre algún tipo de acuerdo que le permita salir del paso, aunque los problemas de fondo -sus elevados endeudamiento y déficit fiscal- seguirán estando allí y sólo se ganará tiempo. Los indicadores económicos de la potencia americana muestran señales contradictorias.

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Las negociaciones en el Congreso para elevar el tope de endeudamiento de 14.290 millones de dólares antes del 2 de agosto siguen adelante, pero la posibilidad de un acuerdo aún no es clara. Los republicanos promueven un plan para aumentar el límite de endeudamiento público nacional, pero exigen como contrapartida un programa de reducción del gasto, algo que rechazan los demócratas con el presidente Barack Obama a la cabeza, amenazando con vetar ese proyecto si llega a prosperar en la Cámara de Senadores. Este proyecto, influido por el movimiento conservador Tea Party, le demanda al Congreso la aprobación de una enmienda constitucional que obligue a equilibrar anualmente el presupuesto, a cambio de aumentar el tope de endeudamiento. Pese a la aprobación que sobre el cierre de esta edición se esperaba en la Cámara de Representantes -de mayoría republicana-, se da por descontado que el proyecto caerá en el Senado, controlado por los demócratas. Entonces se barajaría otra opción: ofrecer un plan bipartidista que daría a Obama poderes extraordinarios para ampliar por decreto la deuda. Muchos conservadores se oponen a esto, pero poco a poco parece convertirse en la alternativa más viable para evitar el default o la de gradación de la calidad crediticia de EEUU. Actualmente, la deuda estadounidense tiene una calificación de AAA (grado inversor), pero varias agencias amenazan con recortar esa nota si no hay acuerdo.

Una tercera posibilidad pasaría por lograr un acuerdo entre republicanos y demócratas que incluya recorte de gastos, aumento de impuestos y que permita elevar el techo de la deuda, pero menos radical al que se sometió a votación en la víspera. Incluso Obama calificó de “paso significativo” la propuesta del llamado Grupo de los Seis, formado por tres senadores demócratas y tres republicanos, y señaló que era “consistente” con su enfoque. “Estoy preparado para firmar un paquete complicado que englobe tanto recortes serios en los programas sociales como un componente adicional de ingresos”, sostuvo el mandatario. Indicó que espera que se concrete en los “próximos dos días” y que se redacte un posible proyecto de ley para que sea presentado ante el Congreso.

Se va a arreglar

Pero una vez que ello se solucione, será el momento de analizar qué posibilidades de financiamiento tendrá EEUU. Un análisis de la agencia estadounidense de noticias AP asegura que, al parecer, “el resto del mundo sigue confiando en el Tío Sam” dado que los inversionistas extranjeros no se sienten incomodados por la situación. Mencionando datos del Departamento del Tesoro, destaca que en mayo fueron comprados 38.000 millones de dólares de la deuda estadounidense, aumentando sus acciones 0,6% a 4,51 billones de dólares. Esa transacción tuvo lugar pese a que EEUU había llegado ese mes a su límite de endeudamiento, iniciando la marcha contrarreloj para elevar el tope del pasivo. Se advierte que la atracción de los inversionistas extranjeros por la deuda estadounidense “no es ciega”, ya que estiman que finalmente se aumentará el límite de endeudamiento a fin de evitar una posible crisis financiera mundial. “El mercado ha señalado probabilidad de casi cero de que se produzca un actual incumplimiento de los pagos”, sostuvo Thomas Simons, economista especializado de la firma Jefferies & Co.

Pero aun cuando se alcance un acuerdo, la situación de EEUU seguirá lejos de verse superada, ya que con el aumento del endeudamiento sólo se está ganando tiempo, y la elevada deuda y los abultados déficits fiscales del país seguirán estando sobre la mesa. Ello se suma a un ritmo de actividad que crece menos de lo que se preveía y un desempleo que permanece en máximos históricos. No obstante, no todas son pálidas y algunos indicadores muestran tendencias positivas.

Ya te vas a mejorar

Cabe recordar que en el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense creció 1,9% respecto de igual período de 2010, un dato menor al que auguraban los analistas privados, y acompañado de una inflación más alta que la deseada. En el último trimestre de 2010, el PIB había crecido 3,1%, por lo que los datos de enero-marzo confirman la percepción de la Reserva Federal (Fed) de que la economía se está enlenteciendo. La Fed prevé que la economía crezca en 2011 entre 2,7% y 2,9%, frente a una estimación previa de 3,1% a 3,3%; y en 2012 entre 3,3% y 3,7%, desde una previsión de entre 3,5% y 4,2%. Por su parte, la inflación en el primer cuarto del año fue de 3,9%, algo superior al 3,8% que se previó en el cálculo preliminar.

Los datos de empleo tampoco son alentadores y se han convertido en un verdadero problema para las autoridades. Según los últimos datos disponibles, el ritmo de creación de puestos de trabajo se estancó en junio y el desempleo subió a 9,2%. El Departamento de Trabajo detalló que en el sexto mes del año la economía generó sólo 18.000 empleos netos, la cifra más baja en nueve meses. Según analistas, la economía necesita generar 125.000 puestos de trabajo al mes sólo para mantener su paso frente al ritmo de crecimiento de la población, y requiere crear por lo menos el doble de eso para reducir la tasa de desempleo. La tasa de desocupación ha estado por encima de 8% durante los últimos 29 meses, el período más largo para una cifra tan alta desde la Gran Depresión de los años 30. Pese a ello, la construcción de viviendas muestra alguna señal alentadora, ya que en junio el sector volvió a crecer luego de un pésimo arranque de año.

El Departamento de Comercio dijo que los constructores iniciaron la edificación de 629.000 viviendas el mes pasado, 14,6% más que en mayo. No obstante, es casi la mitad de las 1.200.000 viviendas anuales que -según los economistas- son necesarias para sostener un mercado residencial sano. Aunque las casas nuevas representan 20% del mercado general de la vivienda, tienen un gran impacto en la economía. Cada casa levantada crea un promedio de tres puestos de trabajo al año y genera unos 90.000 dólares en impuestos, según la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas.

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