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Ciudad Vieja, Montevideo.(archivo, junio de 2009)

Foto: Pablo Nogueira

Huecos de la ciudad

4 minutos de lectura
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Facultad de Arquitectura detectó 133 hectáreas “vacantes” en Montevideo, en las que podrían vivir 33.000 personas.

La Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República dio a conocer las conclusiones a las que arribó tras desarrollar un nuevo estudio de los inmuebles vacantes en el centro de Montevideo. La academia propone soluciones concretas para modificar la situación y no falta tanto crear normativas sino reglamentar y aplicar las existentes.

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El jueves 30 la Facultad de Arquitectura presentó la investigación "Los inmuebles vacantes de Montevideo", desarrollada por la cátedra de Sociología y el Instituto de Teoría y Urbanismo. Cerca de 200 estudiantes relevaron, durante 2010, 26 barrios de la capital. Incluyendo lotes baldíos, fincas y establecimientos industriales o comerciales sin uso, detectaron 133 hectáreas en zonas centrales que se podrían aprovechar. Se calculó que allí podrían vivir 33.000 personas.

El trabajó historió que desde hace casi cinco décadas Montevideo padece un despoblamiento de sus áreas centrales y un crecimiento periférico en torno a las principales rutas de acceso. En este sentido se indicó que el fenómeno se estudia desde la década de 1980 y se lo calificó como "muy perjudicial para el desarrollo de la ciudad, dado que genera un innecesario crecimiento horizontal produciendo requerimientos y gastos que bien podrían cubrirse en las zonas centrales".

El área vacante representa 4,6% del área edificable. Los barrios que concentran el mayor vaciamiento son Mercado Modelo-Bolívar, Ciudad Vieja, Barrio Sur (los tres acumulan cerca de 14%), seguidos por Capurro-Bella Vista con 10%. Edificios sin terminar, casas viejas tapeadas o a medio demoler, locales comerciales abandonados, viejas sinagogas, el gasómetro del Barrio Sur y terrenos baldíos quedaron retratados en fotos que fueron incluidas en el estudio, algunas de las cuales se motraron el jueves, y son parte de las imágenes cotidianas para quienes transitan por sus calles.

Álvaro Portillo, titular de la cátedra y director del instituto, comentó respecto a una foto que mostraba familias viviendo precariamente en los baldíos, que se trataba de "una verdadera ofensa" tanto para quien le toca vivir allí como para la ciudad.

Comparando datos poblacionales de 1996 y 2004, se determinó que en las áreas estudiadas viven 43.000 personas menos, una reducción de casi 10%. La ciudad se expandió hacia la periferia, donde hoy se ubican los hogares más numerosos y se registran las mayores tasas de desocupación.

En diálogo con la diaria, Portillo explicó que se está ante "una ciudad que sin crecer en población -más bien no ha crecido y por momentos ha decrecido- ha continuado su expansión horizontal". "Es un fenómeno muy característico de Montevideo y que no es frecuente. En el resto de América Latina se observa el crecimiento de las ciudades pero con saturación de áreas centrales; nosotros, al revés, las hemos vaciado", sostuvo.

Según la investigación, la razón fundamental que explica este proceso es la desregulación del mercado inmobiliario desde la dictadura, señalada a su vez como la responsable de la fragmentación urbana que hace que "cada quien se ubique de acuerdo a sus ingresos". Otras tres causas de ese vaciamiento son las políticas habitacionales que favorecieron la periferización, la ausencia de una cartera de tierras significativa y orientada hacia vivienda de interés social, y el prestigio de la opción habitacional suburbana más el incremento en el uso del automóvil.

Alternativas

En la exposición se marcó la necesidad de reencauzar políticas, estrategias e instrumentos y de "concebir la producción de vivienda de interés social desde un sistema público (estatal, privado social y privado empresarial), al margen de las formas mercantiles convencionales" así como impulsar "una nueva consideración del mercado inmobiliario".

Portillo mencionó que es necesario aplicar una "tributación finalista: un impuesto progresivo a los inmuebles vacantes" tanto mediante el cobro como mediante el no cobro, que "busque reorientar comportamientos y no necesariamente captar recursos". En segundo lugar, el investigador señaló que debe haber una "oferta de significativos estímulos fiscales (exenciones de tributos municipales) en proyectos constructivos en correspondencia con la definición de usos vigentes" según el Plan de Ordenamiento Territorial de la Intendencia de Montevideo (IM).

Comentó que es necesario reglamentar la Ley 18.308 de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable (aprobada en junio de 2008) para poner en práctica las herramientas que permitan conformar "una cartera permanente de suelo de la ciudad, que haga posible el aliento de la vivienda de interés social en otras localizaciones".

El docente también opinó que habría que brindar asistencia técnica y sugerencias que faciliten esas edificaciones así como asistencia y estímulos al crédito hipotecario, lo que se está haciendo actualmente, reconoció.

La investigación recomienda que la coordinación de la intervención se haga desde los municipios, que podrían hacer un registro local de demandas y proyectos.

Por su parte, Raúl Vallés, director de la Unidad Permanente de Vivienda de la Facultad de Arquitectura, indicó: "No nos parece tanto que haya un vacío en lo normativo y en los instrumentos, más bien nos parece que falta un poco de énfasis y de voluntad de ponerlos en práctica y desencadenar un proceso mucho más dinámico con todo lo que es la tierra y el suelo vacante". El docente aludió a la falta de reglamentación de la Ley 18.308, ya que ese paso permitiría configurar el concepto de abandono, "un instrumento para prescribir a favor del Estado muchos de estos inmuebles".

A la práctica

Portillo dijo a la diaria que ya se mantuvieron reuniones con la IM, que hubo muy buena receptividad, pero que “las trabas se producen cuando hay que aplicar y empezar a desarrollar estas cosas”.

Ricardo Prato, secretario general de la comuna, puntualizó a este medio que los terrenos baldíos pagan el doble de contribución y que a los edificios tapiados se les aplica un impuesto adicional a través de la contribución inmobiliaria. Una de las insuficiencias de esta política tributaria para solucionar el problema es que los edificios que no están siendo usados pero que no están tapiados se siguen considerando edificios y no se les cobra el adicional.

Otro de los problemas es la ejecución de los morosos. Según Prato, la comuna está esperando terminar de atender a contribuyentes deudores que sacaron números para ampararse por las facilidades de pago para luego identificar a los morosos importantes, y aseguró que la IM está analizando el accionar desde los municipios, y mencionó los llamados a interesados en remodelar o recuperar viviendas que se realizaron en Barrio Sur y Goes.

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