El material llegó al Montevideo Shopping, donde se exhibe, luego de ser transportado por tierra desde Santiago de Chile, ciudad donde estuvo anteriormente. Se trata de una de las ocho unidades de la compañía Our body: "un conglomerado de médicos y gente relacionada con el mundo del espectáculo" que trabajan en "una muestra que si bien es muy científica y muy educativa también tiene un toque artístico", explicó a la diaria Alejandro Castillo, promotor local de la muestra. Ésta comenzó a exhibirse hace una década, a partir del trabajo del médico alemán Gunther von Hagens, quien modificó hace alrededor de 16 años el sistema que se usaba para conservar los cuerpos.
Los cadáveres son exhibidos prolija y didácticamente; múltiples cortes permiten ver la piel y simultáneamente tejidos, órganos, músculos, huesos, tendones, nervios, así como venas y arterias que son identificados con colores azul y rojo. Hay un salón por sistema o aparato: cardiovascular, nervioso, músculo-esquelético, respiratorio, urinario-reproductivo, digestivo; y también un espacio de prenatales, donde un cartel advierte del impacto que puede provocar ver placentas y fetos en diferentes etapas de gestación.
El vocero detalló el proceso de conservación, cuya clave está en la utilización de polímero o silicón líquido. "Cuando la persona fallece el cuerpo se mete en una tina con acetona, la acetona lo que hace es quitar los líquidos y grasas del cuerpo y las reemplaza, después se pone una cámara al vacío donde se da una reacción química y la acetona se empieza a evaporar, y el polímero empieza a ingresar a nivel celular del cuerpo. Después se empiezan a hacer los cortes y se los coloca en las posiciones que cada uno quiere".
Los espacios muestran las evidencias de enfermedades como cáncer de pulmón, tumor fibroide uterino, cálculos en los riñones, afecciones en el hígado y fracturas, por ejemplo uno de los cadáveres tenía en una de sus tibias una chapa metálica que le habían puesto en vida para corregir una quebradura. A través de estos ejemplos, el productor local de la compañía sostuvo que se apunta a "dar a los visitantes toda la información para que puedan tomar las mejores decisiones para tener una mejor calidad de vida". Respecto a la suspensión en París, Castillo opinó que ocurrió por "información incorrecta" y remarcó que “ésta es una muestra que no es para practicar el morbo de nadie, es científico-educativa". El vocero comentó que en Uruguay no se plantearon problemas como en la capital francesa e indicó que los mayores inconvenientes se presentan ante las aduanas, a la hora de declarar una categoría inexistente: "es la importación de cadáveres para un show". Los ministerios de Educación y Cultura y de Turismo dieron su apoyo a la actividad.
En vivo y directo
La exhibición apunta a público general. Castillo señaló que Gunther von Hagens se propuso que no sólo los médicos tuvieran la posibilidad de visualizar cuerpos humanos; “los que no somos doctores sólo vemos fotos o réplicas de algún muñeco”, reprochó. Y esa fue justamente una de las virtudes que resaltó una señora que miraba complacida, quien dijo que había visto algo similar en una muestra televisiva.
Para estudiantes de medicina, biología o ciencias tal vez no resulte tan novedoso. La muestra no cuenta con visita guiada pero sí hay cuatro estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República para evacuar algunas dudas. Una de ellas, Cecilia, explicó a la diaria su impresión: “si bien tenemos conocimientos de anatomía, aprendí bastante con la muestra porque los preparados que tenemos en la facultad no están en tan buen estado. Acá está buenísimo, ves todo perfecto, con el color que tiene que estar”. La joven agregó otro problema: en la facultad son muchas personas para ver un cadáver, “el año pasado, cuando cursé anatomía, teníamos un cuerpo cada 20 o 25 personas, y se puede aprender, pero en realidad no es lo ideal, décadas atrás había un cadáver cada seis estudiantes”.
Se trata de una muestra “científico-educativa” apoyada a nivel estatal y tal vez por estas dos cuestiones cabe preguntarse por qué montarla en un shopping y no en una institución educativa, científica o pública. La meta es que el público común y corriente conozca qué hay debajo de una piel humana, pero para hacerlo tiene que pagar 180 pesos; los grupos de instituciones educativas que superen los 15 integrantes pagan 110 cada uno si son menores de 12 años, o 130 pesos si pasan esa edad, y no habrá días gratuitos para nadie. Mientras que los fines de semana y los feriados, adultos pagan 220 pesos y menores de 12 años 180.
Parte de esto plantea la docente Patricia Carabelli, quien se comunicó con la diaria, y fue más allá indicando: “Como enseñante, no sólo esta muestra parece innecesaria en el sentido de que actualmente los docentes poseemos una enorme cantidad de material didáctico ya sea de plástico como en dvds, Internet o imágenes de libros como para que no sea necesario que los educandos tengan que observar 'cuerpos humanos reales'; además -y por sobre todo- se afirma que 'en este caso se trata de cuerpos de personas asiáticas que en vida manifestaron su voluntad de donarlos a la ciencia' lo cual es altamente cuestionable y problemático”. La docente alude a la mercantilización de los cuerpos y por otra parte, interroga por qué son asiáticos.
Al respecto, Castillo precisó que los cadáveres de hombres y mujeres expuestos son chinos porque los médicos de ese país son quienes hacen los cortes “más precisos”.