Volver al futuro: el “Museo del Tiempo”
La idea de un “Museo del Tiempo” lleva muchos años en la cabeza del ministro Ricardo Ehrlich. Hace dos, su diseño cobró fuerza en un equipo de trabajo instalado en el MEC, dada la oportunidad de acceder a un predio en la rambla sur, que el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) había dado en concesión a Petrobras para construir un centro cultural. La compañía no siguió adelante y donó al Estado el proyecto arquitectónico mientras que el MIEM cederá al MEC el predio en comodato.
El tiempo no es un fin en sí mismo ni el tema. Es una “excusa”, un eje narrativo o un hilo conductor que habilita a abordar contenidos desde cualquier disciplina científica. Los de este “Museo del Tiempo” serán relatos sobre el pensamiento y el conocimiento científico; en otras palabras, será un museo de ciencias. “Si lo llamáramos así, quizás muchos no irían. El concepto tiempo es más integral y más integrador de la vida de las personas”, señaló a la diaria la bióloga Ana Vázquez, integrante del equipo de trabajo.
“La ciencia está un poco excluida del concepto de cultura. Se habla de una cultura científica como si fuera aparte de la cultura. Eso es lo que hay que reforzar y un museo de ciencia para eso es fundamental”, completó Vázquez, especialista en comunicación científica.
El marco conceptual del museo está basado en la concepción de “museología total”, una corriente moderna que ha sido desarrollada por el científico y divulgador barcelonés Jorge Wagensberg, creador del Cosmocaixa, uno de los museos de ciencia referente a nivel internacional.
En 2010 Wagensberg inició un proceso de consultoría de un año y medio, en el marco del cual visitó y recorrió nuestro país en varias oportunidades y se reunió con referentes de la comunidad académica. “Los conceptos científicos son universales pero pueden abordarse desde una perspectiva local, atractiva y única”, señaló Vázquez.
El programa del experto español incluye varios “ámbitos” o comunidades temáticas: el tiempo (por ejemplo, tamaños y frecuencia de latido de corazones), la medida del tiempo (relojes de sol, arena, digitales), la percepción del tiempo (lo invisible por lo lento o por lo rápido), la evolución del paisaje y la vida, la humanización de América, su megafauna y la armonía ser humano-naturaleza.
Para Wagensberg un museo de ciencia es un espacio dedicado a proveer de estímulos a cualquier ciudadano, a favor del conocimiento científico, del método científico y de la opinión científica. Aunque no todo es museografiable, esto se consigue usando la realidad -“objetos y fenómenos reales”- en diálogo consigo misma y con los visitantes.
“En un museo de ciencia el visitante es tratado como un adulto en todo sentido, con el derecho de rehacer su verdad por sí mismo. No se deben enviar mensajes especiales garantizados o blindados por la tradición o autoridad científica”, reza un documento de referencia utilizado por el MEC. En otras palabras, en una sociedad democrática, “la sociedad misma entendida como el ciudadano de a pie que se beneficia y sufre la ciencia”.
La gestión de esta nueva institución estará a cargo de la Fundación Museo del Tiempo, que se crea en el proyecto de Rendición de Cuentas que está a la espera de la aprobación definitiva. Esta fundación estará constituida por el MEC, el MIEM, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la Universidad de la República y la Intendencia de Montevideo. De esta manera, quedan facultados a realizar convenios para ponerlo en funcionamiento y a que el MEC reciba del MEF transferencias monetarias.
En Uruguay hay 201 museos; 65 en Montevideo. En el interior, la mayor concentración está en Maldonado (22), Colonia (22), Salto (11) y Tacuarembó (10). En todos los departamentos hay museos, incluso en Flores, que tiene uno. La mayoría son públicos (130) o mixtos (10). El resto está gestionado por privados, principalmente por personas físicas y asociaciones civiles. En cuanto a la temática, hay 136 museos con colecciones de Historia, 69 con colecciones de Arte, 54 con colecciones de Ciencias, 47 con colecciones de Arqueología y 31 con colecciones de Antropología.
Los datos surgen de un censo de diagnóstico realizado en 2010, en el marco del proyecto del Sistema Nacional de Museos (SNM) y financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Hasta el momento no existían registros cuantitativos ni cualitativos específicos sobre la situación de los museos en nuestro país. El censo tampoco es completo: aún no puede decirse con certeza cuántas personas asisten a museos diariamente y mucho menos cuál es su perfil.
En un depósito sucio
Hay museos, principalmente públicos, que tienen dificultades para permanecer abiertos por falta de personal o de presupuesto. Los que abren con normalidad suelen tener horarios acotados o cerrar sus puertas los feriados y la Semana de Turismo, porque los trabajadores cumplen el régimen laboral que rige para el resto de las oficinas públicas. Trasladar funcionarios de distintas dependencias a laborar en los museos fue durante muchos años una forma de “penalización”. Asimismo, los museos solían ser destino para aquellos empleados públicos con problemas de salud, por ser considerados lugares silenciosos y con poca actividad. En esta práctica subyace la idea, todavía instalada, del museo como depósito.
La inmensa mayoría de los museos no cuenta con sistemas de seguridad -de ingreso de personas, circuitos cerrados de televisión, contra incendio- ni con conservación preventiva -control de medición de temperatura, humedad, luz, polución-. Estas carencias impidieron que los responsables de varias exposiciones internacionales decidieran no instalar sus colecciones en nuestro país. “Estamos remando contra años y años, décadas o más, de más de una centena de instituciones [del Estado] sin políticas públicas”, resumió el antropólogo Javier Royer, coordinador del proyecto SNM, en entrevista con la diaria.
Trípode
El proyecto SNM comenzó en 2009 con financiamiento de AECID y la realización del censo surgió como necesidad de obtener un diagnóstico primario. Una de las cosas que evidenció el estudio fue la debilidad en materia normativa. “Una ley puede ser letra muerta pero es un paso importante. Lo que queremos es un fortalecimiento institucional y parte de eso te lo puede dar un marco legal”, afirmó Royer.
Durante 2011 se llevaron a cabo dos encuentros regionales con referentes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y de las intendencias. En el primero se conformó una comisión interinstitucional donde se revisaron leyes de otros países y se inició el proceso de redacción. En el segundo encuentro se aprobó un anteproyecto que fue elevado al MEC, donde prácticamente no recibió modificaciones, y en abril el Poder Ejecutivo lo envió al Parlamento.
La iniciativa se encuentra a consideración de la comisión de Educación y Cultura del Senado, que le introdujo modificaciones de forma. La senadora frenteamplista Constanza Moreira, presidenta de la comisión, dijo a la diaria que hasta el momento hay 20 artículos aprobados de los 53 que incluye el original. La creación de un SNM, un Registro Nacional de Museos (RNM) y un Fondo Nacional de Museos (FNM) son las tres patas que sostienen la ley de museos.
Cuando el Ejecutivo envió la iniciativa al Legislativo, estuvo planteada la idea de incorporar en la Rendición de Cuentas artículos “espejo” que establecieran la creación de cada uno de estos elementos. Finalmente la comisión entendió que esto no era necesario, indicó Moreira. La senadora afirmó que hay voluntad política para que la iniciativa quede aprobada este año.
El trío
El RNM será el primer escalón para acceder al SNM. La inscripción en este registro, si la iniciativa prospera, será obligatoria para públicos y opcional para las gestionadas por privados, excepto que alguno de éstos solicite o busque apoyo estatal. Habrá dos categorías: museos y colecciones museográficas. Lo que las diferencia básicamente es que los primeros deben tener entre sus objetivos la investigación. Esta categorización tiene que ver con flexibilizar las condiciones para que todas las instituciones puedan integrar el registro.
En comunidad: Ibermuseos
“Museo: ¿territorio de conflictos?”, será la consigna del 6º Encuentro Iberoamericano de Museos que se realizará en nuestro país del 22 al 24 de octubre organizado por el MEC y por el programa Ibermuseos. Uruguay integra el consejo ejecutivo junto a España y México, donde se desarrollaron las anteriores ediciones. El programa Ibermuseos busca la cooperación e integración de los países iberoamericanos con el fin de articular políticas públicas en materia de museos, concebidos como “instituciones dinámicas, vivas y de encuentro intercultural” y como herramientas de “mediación y transformación social”. El evento tiene una importancia clave para Uruguay pero también para Ibermuseos, porque se rediscutirá la declaración de la Mesa Redonda de Santiago de Chile de 1972, que cumple 40 años. Este documento constituyó “el gran marco” de la museología social en cuanto a su contribución para el desarrollo educativo y social, y se convirtió en una referencia para las políticas en Iberoamérica, influyendo directamente en términos de institucionalización y cooperación.
“¿Qué significa hablar de museos para el desarrollo? ¿Qué significa contruir museos con compromiso social? ¿Queremos modelos de gestión tecnocráticos o participativos? ¿Qué está pasando en otros países? Hay grupos sociales que se invisibilizan en los museos en forma limitada o estereotipada. ¿Cómo se pueden generar esas otras voces? ¿Pensamos los museos con discursos unívocos o polivocales? Ésas son las zonas de conflicto teórico técnico que hay que discutir”, resumió el coordinador del proyecto SNM.
Los encuentros iberoamericanos se han caracterizado por reuniones cerradas pero desde el MEC se propuso incorporar instancias públicas que permitan a Uruguay capitalizar el evento con otros actores, por ejemplo, está previsto que expongan especialistas de México, España y Brasil. Se buscará la presencia de tres ámbitos considerados estratégicos: el político -se realizará una conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva o en el Parlamento-, el académico y el sindical a través del PIT-CNT. “Los trabajadores son claves en la función social del museo”, subrayó Royer.
En este contexto está previsto el lanzamiento de una campaña de “visibilidad” de los museos como institución en la vía pública, en spots publicitarios y redes sociales. La consigna será: “Para imaginar, para conocer, para crear. Tiempo de museos”.
El programa Ibermuseos surge del I Encuentro Iberoamericano de Museos en Salvador de Bahía (Brasil) en junio de 2007. En ese contexto, los 22 países de la comunidad iberoamericana firmaron un documento base para la cooperación conjunta en la definición e implementación de políticas públicas para los museos. En la actualidad forman parte del programa Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, España, México, Portugal, República Dominicana y Uruguay.
“La investigación es algo difícil de consolidar en la mayoría de los museos, en el corto e incluso en el mediano plazo”, indicó Royer. No obstante, para el registro, en ambos casos se exigen “cosas mínimas pero importantes”: un inventario de los bienes patrimoniales, un horario “adecuado” de visita, contar con inmuebles acordes, presentar constancia de sustentabilidad económica y disponer de elementos esenciales en materia de seguridad de personas, colecciones y edificios.
Para el registro en la categoría “museo”, se pide, además, contar con personal “idóneo y suficiente” para el cumplimiento de sus funciones y con un documento de planificación que incluya “aspectos básicos para el adecuado cumplimiento de las funciones encomendadas a un museo”. El SNM es el siguiente nivel y el objetivo último es que todas las instituciones lo integren; en esta etapa, la preocupación es que todos estén en el RNM.
Para integrar el SNM hay que estar en la categoría “museos”. Las instituciones deben tener las colecciones catalogadas, un “plan museológico” y determinados estándares de calidad en materia de los servicios públicos prestados. Deberán posicionarse como centros de referencia y apoyo para los que no estén en el SNM, y tendrán mayores exigencias en cuanto al ofrecimiento de propuestas educativas y la inclusión de personas con discapacidad. “Todo esto es algo que deberíamos tener, pero de la noche a la mañana no va a aparecer mágicamente. Vamos a dar un tiempo de dos años para la adecuación”, señaló la senadora.
La tercera pata es el FNM, que tendrá como destino la financiación de acciones para los integrantes del SNM. Los recursos con los que cuente serán indicados en las leyes de presupuesto y de Rendición de Cuentas. En opinión de Royer, parte del FNM debe ser concursable, pero debe haber otra parte que no lo sea y que, en cambio, sea asignada directamente según necesidades específicas. “La razón es sencilla: hay museos que tienen personal para que diseñe y un proyecto, y museos que no”, explicó.
Este fondo sería administrado por el Consejo de Museos, cuya creación está prevista en el proyecto de ley como un órgano de carácter consultivo del MEC en materia de elaboración de políticas públicas museísticas de alcance nacional. Este consejo estaría integrado, además de por el MEC, por representantes de los ministerios de Economía y Finanzas, Turismo y Deporte, de la Universidad de la República (Udelar), de la Administración Nacional de Educación Pública, de museos departamentales -designados por el Congreso de Intendentes- y de museos privados.
Reforma del Estado
La idea es que el Consejo de Museos se reúna dos o tres veces por año para tomar las decisiones políticas y establecer las grandes líneas estratégicas, y que un comité conformado por personas idóneas en materia de museos “aterrice” las políticas con criterios técnicos. En este punto aparece otro de los aspectos estrechamente vinculados con el desarrollo y la implementación eficaz del proyecto SNM: la preparación de trabajadores en materia de museos. En la actualidad, los uruguayos idóneos están formados en el exterior (Royer, por ejemplo, es antropólogo e hizo una especialización de posgrado en museología en España).
A nivel de grado, en 2011 comenzó una Tecnicatura Universitaria en Museología en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Udelar, de tres años de duración, cuya primera generación debería egresar en 2013. Royer, que siguió de cerca este proceso, explicó que el objetivo de esta carrera es brindar una formación técnica y general en materia de museos que incluye aspectos teóricos en museografía y conservación.
“Serán cuadros técnicos medios, capaces de articular y trabajar con ciertos conocimientos e idoneidad en museos”, explicó. La tecnicatura se concreta con fondos del MEC, del Ministerio de Turismo y Deporte, y la Intendencia de Montevideo. “Hay que conseguir recursos para continuar”, señaló Royer. Con relación a esto, desde la FHCE se informó a la diaria que la coordinación de la tecnicatura en museología se dispone a presentar un informe al Consejo de Facultad. A su vez, Royer advirtió que hay que atender la inserción laboral de estos técnicos y que esta discusión debe darse dentro de la reforma del Estado.
“Debe brindar instrumentos, acciones para crear un cuerpo de técnicos que puedan ingresar por concurso para ir conformando cuadros. Tenemos que seguir trabajando para tener una oferta de posgrado en la Udelar”, apuntó. También hay funcionarios de carrera con experiencia acumulada pero sin formación. “Hay que reforzar esto e incluir en la reforma del Estado un régimen laboral que los habilite a trabajar los fines de semana, los feriados laborables y en Turismo”, indicó.
Quiero ser normal
Mientras el proceso parlamentario sigue su curso, el proyecto SNM trabaja en la sistematización de la información -plasmada en www.museos.gub.uy- e implementa acciones para que cuando la ley se apruebe, los museos lleguen a las condiciones mínimas que les exigirá el RNM. Una de éstas es el proyecto de “Normalización y digitalización de registros de colecciones”, con financiamiento de Ibermuseos, que permitió la compra de equipamientos (computadoras, impresoras multifunción, cámaras digitales, trípodes, entre otros).
El nuevo de Durazno
El 29 de agosto se inauguró en el Museo Nacional de Artes Visuales una exposición del escultor, tallador y grabador uruguayo Claudio Silveira Silva (1935-2007), nacido en Río Branco y arraigado a Durazno. Durante el acto, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, anunció la apertura en Durazno del museo número 202 a nivel nacional y el séptimo del departamento en homenaje al artista. Su obra ha sido destacada a nivel nacional e internacional como una de las más sensibles y originales a fin del siglo XX. En su legado se destaca la escultura del Cristo de la Iglesia de San Pedro (1969) oculta por varios años. Fue perseguido por la dictadura e incomprendido por un puñado de familias influyentes de la sociedad de Durazno. Para la concreción el MEC entregará un predio en comodato.
En marzo de 2011, durante un encuentro internacional, representantes de España, Portugal, Chile, Argentina, Brasil y Cuba presentaron sus plataformas y cómo las lograron. El 27 de junio de ese año, durante el encuentro nacional se acordaron los criterios técnicos y políticos para la normalización y digitalización. Se definieron 19 “museos de referencia” -uno por departamento- que recibirán apoyo del MEC a través del financiamiento de Ibermuseos y AECID, para proveerlos de equipamiento informático y capacitación del personal destinado a las tareas de registro. En ese sentido, ya se realizó un taller de dos días de fotografía digital como talleres regionales de planificación en Tacuarembó, Fray Bentos y San José. Para noviembre se fijó un nuevo encuentro de evaluación y los pasos a seguir.
En mayo de 2012 se conformó la Red Museos y Educación, como un espacio interinstitucional que involucra a todos los museos del país y a otras organizaciones con cometidos educativos y de acción cultural, formales y no formales. El objetivo central de esta red es promover la misión educativa de los museos, generar propuestas planificadas y espacios de discusión teórica. También tiene entre sus cometidos consolidar a los museos como “agentes de transformación social”. “No es sólo pensar en los grandes museos. Necesitamos un tipo de museo que esté fuertemente vinculado con la comunidad nacional y local”, apuntó Royer.